-Emilio, encontré una cita que escribió el Califa Abderramán, y que dice así:
"He reinado hasta ahora, en victoria o en paz, alrededor de 50 años; fui amado por mis súbditos, soñado por mis enemigos y mis aliados me respetan.
"Riquezas y honores, poder y placer aguardan a mi lado, parece ser que cada una de las bendiciones terrenales hayan sido evocadas para que concurriesen a mi felicidad.
"En esta situación conté diligentemente los días de dicha pura que me han caído en suerte: sólo llegan a catorce."
-Como vez, siento que la felicidad es un tema muy interesante. Me gustaría que me digas como la defines Emilio.
La felicidad se genera en la mente humana y en su maquinaria psíquica. Pensamos, nos conducimos y sentimos mejor y estamos más sanos cuando somos felices. Inclusive nuestros órganos sensoriales fisiológicos funcionan mejor.
-Y ¿en que te apoyas para afirmar todo eso?
En un estudio, al experimentar con algunos individuos, al estar pensando ideas agradables y desagradables se halló que cuando pensaban en ideas agradables veían mejor, tenían mejor sentido del gusto y del olfato y oían también de una manera superior, e incluso descubrían al tacto las cosas menos perceptibles.
El sentido de la visualización mejora inmediatamente cuando el individuo esta pensando en cosas agradables o viendo escenas que le complacen.
Se ha hallado que la memoria mejora extraordinariamente y que la mente se libera de tensiones cuando el sujeto piensa en asuntos que son de su agrado.
Por otra parte, la medicina psicosomática ha demostrado que nuestro estómago, hígado, corazón y todos los demás órganos funcionan mejor cuando nos sentimos felices.
Hace millares de años el rey Salomón dijo en uno de sus proverbios:
"Un corazón alegre nos hace tanto bien como una medicina, mientras un espíritu quebrantado nos seca hasta los huesos".
Como vez, Marcela, el agrado y la satisfacción son verdaderos medios para la consecución de una buena vida.
-¿Qué dicen los psicólogos acerca de la felicidad?
Los psicólogos de Harvard estudiaron la relación existente entre la criminalidad y los estados de felicidad, concluyendo que el viejo proverbio holandés que dice: "Las personas felices no son nunca miserables", expresa una verdad realmente científica.
Hallaron que la mayoría de los criminales procedían de hogares desdichados y tenían una desgraciada historia en cuanto respecta a las relaciones humanas.
Un estudio sobre la frustración, que se hizo en la Universidad de Yale durante un periodo de 10 años, indicó que la mayor parte de los casos que se consideran inmorales y de hostilidad manifiesta respecto a los otros, se originan en los estados de infelicidad.
La infelicidad es la única causa de todas las enfermedades psíquicas y que la obtención de la dicha constituye el único medio de curación de las mismas.
La palabra "disease" -enfermedad, en inglés- significa "estado de infelicidad".
La descomposición de la palabra inglesa DISEASE se compone de la preposición "dis-" , que denota negación y "ease" que significa "buena disposición".
-A mi me parece, Emilio, que la educación que hemos recibido, por lo menos en mi caso, y supongo que en muchos otros, es y ha sido muy injusta.
-A ver Marcela, explícame, no comprendo.
-Sí, Emilio, parece ser que la educación popular acerca de la felicidad se las ha arreglado de manera de conseguir la carreta antes que el caballo. "Se buena -me han dicho muchas veces-, y serás feliz". De ahí que nos quede la costumbre de decir: "Sería feliz si obtuviese éxito y salud", o bien, "Se buena y ama a los demás, y obtendrás la felicidad".
-Tienes razón Marcela. Yo creo que sería más próximo a la verdad si dijésemos: "Se feliz, y serás buena, tendrás más éxito en la vida, serás más sana y observarás mayor caridad hacia tu prójimo".
Muchas personas se desaniman al tratar de buscar la felicidad porque sienten que esa búsqueda constituiría una tendencia egoísta y moralmente detestable.
La carencia de egoísmo no solo no hace nada para la obtención de la felicidad, sino que, al inclinarnos a la introversión nos insta a que nos fijemos en nuestros defectos, pecados y dificultades, que son ideas desagradables, o a enorgullecernos de nuestra "bondad", y todo ello nos impide expresarnos de una manera creadora, así como satisfacernos de la ayuda que proporcionemos al próximo.
Una de las ideas más agradables para cualquier ser humano consiste en pensar que se es necesario a alguien y que somos lo suficientemente importantes y competentes para ayudar a ser felices a otros sujetos. Sin embargo, si nos forjamos un compromiso moral con respecto a la felicidad y concebimos esta como algo que debe ser ganado o como una especie de recompensa por habernos mostrado generosos, en ese caso, es probable que nos sintamos culpables del deseo de ser felices.
La felicidad se produce por ser generosos y actuar generosamente, como complemento natural al "ser" y al "comportamiento", y no como producto de un precio calculadamente elevado.
Si somos recompensados por comportarnos sin egoísmo y ser "inegoístas", el lógico paso siguiente consistiría en suponer que cuanto más abnegados y capaces de sufrimiento nos hagamos, más felices seremos.
Esta premisa nos conduciría a la absurda conclusión que el camino para ser felices consiste en "ser infelices".
Si existe en ello algún proceso moral, este hallarías sin duda más inclinado a la felicidad que a la desgracia.
La actitud de la infelicidad no es sólo dolorosa sino que también posee algo de repugnante.
He hallado que una de las causas más comunes de la infelicidad consiste en que a veces intentamos vivir la vida constriñéndola a un plan de pago retardado.
Las personas sometidas a tal disposición no viven ni gozan de la vida ahora, sino que esperan, para vivirla, algún acontecimiento o suceso ulteriores.
Serán felices cuando lleguen a casarse, consigan mejor empleo o hayan pagado la casa; cuando los niños hayan salido del colegio, hayan cumplido alguna tarea prefijada u obtenido una victoria.
Siempre, pues, estarán desilusionados.
La felicidad es un hábito mental, como te decía al principio Marcela, una actitud también mental y si no aprendemos ésto y no lo practicamos en el presente, nunca llegaremos a
experimentarla.
La felicidad no puede depender de la solución de un problema externo.
Cuando solucionamos un problema aparece otro para ocupar el puesto del anterior.
La vida constituye una serie de problemas.
Si quieres ser feliz del todo, debes ser dichosa. ¡Punto! Nunca obtendrás la felicidad "a causa de".
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