A pesar de toda la resistencia, la solidaridad ha logrado colarse en todas todas las culturas desde el principio de los tiempos.
Los antiguos judíos guardaban 10% (un diezmo) de cada cosecha para apoyar su fe religiosa y el cuidado de los pobres.
Una parte de cada terreno era dejada sin cosechar para que los pobres pudieran recoger lo que quedaba para alimentarse.
En realidad, cada séptimo año los campos no se sembraban para que descansara la tierra y permitir que los pobres dispusieronan de todo lo cosechable de las siempras de años anteriores.
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La filantropía judía incluía otro sabio método armado alrededor de la "celda de silencio".
En cada sinagoga se destinaba un recinto al que la gente podía entrar a hurtadillas sola y sin ser vista, para hacer donaciones a sus vecinos, quienes también se metían, solos y sin ser vistos, para recibirlas.
Así ni el judío filántropo ni el necesitado, eran objeto de elogios uno, ni de vergüenza al el otro, por el acto realizado.
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Buda estableció su sistema de creencias edificado alrededor de principio de autorrestricción y cuidados a los pobres.
Buda instruyó a sus seguidores para que auxiliaran a otros "con generosidad, cortesía y benevolencia, tratándolos como se trataban a sí mismos y siendo tan buenos como su palabra".
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Uno de los primeros filántropos de que se tiene noticia en la India, fue el rey Asoka, el último gran emperador de la dinastía Mauryan.
Durante el siglo segundo, antes de Cristo, el rey se conmovió tanto por las enseñanzas de Buda sobre la solidaridad, que que renunció a seguir querreando y empleó todas sus riquezas y su poder para difundir las enseñanzas de Buda en Persia, Grecia e incluso Roma.
El espíritu de solidaridad que guió al buen rey Asoka puede sintetizarse con sus propias palabras:
"Todos los hombres son mis hijos, escribió, como para mis propios hijos, deseo que se les provea con toda la riqueza y la felicidad de este mundo y del próximo, así lo deseo también para todos los hombres".
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En el siglo cuarto antes de Cristo, Alejandro el Grande inició lo que se convirtió en una tradición occidental de filantropía real.
Donó la Universidad de Alejandría a la gente del norte de Egipto.
Durante los siguientes mil años, la vasta e invaluable biblioteca fue el centro de sabiduría, arte y estudios para el mundo occidental.
Alejandro también avaló el Liceo de Aristóteles (escuela y biblioteca) con tan generoso patrocinio, que Aristóteles pudo contratar a mil estudiosos a través de Asia, Egipto y Grecia, para que investigaran y anotaran ideas e ilustraciones que apoyaran sus históricos escritos.
------------------------------------------------------ Las enseñanzas de Jesús y sus seguidores están centradas en amar al prójimo como a nosotros mismos.
Una y otra vez volvió Jesús sobre su familiar tema: dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, curar a los enfermos, confortar a los moribundos.
Poco despúes de su muerte y resurrección, la Iglesia de los primeros cristianos empezó a recolectar fondos provenientes de donaciones.
Fueron electos Diáconos para destinar tales fondos al cuidado de viudas, huérfanos y otros necesitados.
Años más tarde, las iglesias se organizaron en distritos, cada uno con su propio hospital, su oficina de limosnas para recibir y hacer donaciones, su orfanatorio y su refugio para bebés rechazados o cuyos padres eran demasiado pobres para darles los cuidados necesarios.
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La palabra HOSPITAL viene del francés, HOTEL DIEU, o sea, hotel de Dios.
No era realmente un hospital como nosotros los conocemos, sino un sitio de refugio para los pobres y de hospitalidad para los forasteros.
Los hospitales modernos tienen sus raíces en la caridad cristiana de los primeros tiempos del cristianismo.
Empezaron como habitaciones apartadas en la casa de un obispo, dedicadas a los enfermos y a los moribundos, en donde se les atendía, generalmente por el propio obispo.
El primer hopsital del que se tiene noticia, fue establecido en Cesárea, en el año 369 a.C. por San Basilio.
Según un historiador, "era una verdadera ciudad, con
pabellones para varias enfermedades y residencias para médicos, enfermeras y convalecientes. San Jorge lo llamó el 'cielo en la tierra'".
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Regresando de estos ejemplos antiguos a tiempos más modernos, vamos a considerar la verdadera historia de Sir Walter Mildmay, Ministro de Hacienda bajo la reina Isabel I.
En 1584, la reina notó que Mildmay había estado ausente de la Corte y la le pidió una explicación.
Molesto por sus sospechas, le replicó: "Señora, he estado ausente plantando una bellota, y cuando se transforme en roble, sólo Dios sabe a cuánto ascenderá".
Mildmay acababa de fundar el Emmanuel College en la Universidad de Cambridge. El reverendo John Harvard fue uno de los primeros graduados de Emmanuel. Cuando Harvard tenía 28 años años emigró a los Estados Unidos, dos años más tarde falleció, dejando su biblioteca y la mitad de su pequeña fortuna para ayudar a la fundación de un colegio pequeño que hay hoy lleva su nombre.
"Del Emmanuel College, escribe el Dr. Charles F. Thwing, vinieron los fundadores de Harvard, los fundadores de Nueva Inglaterra y, en un sentido especial, los fundadores de la nación." Nada tiene de extraño que Mildmay no admitiese ante la buena reina Isabel lo que había estado haciendo.
Había fundado el Emmanuel College en nombre de los puritanos ingleses, y la reina definitivamente no era puritana.
Pero esos mismos puritanos se graduaron en Emmanuel, emigraron al Nuevo Mundo y fundaron sus propios colegios, entre ellos Harvard, Yale y Dartmouth, cuyos graduados incluyeron a Samuel Adams, John Adams, Thomas Jefferson y Daniel Webster, para nombrar solamente a unos cuantos de los fundadores y constructores de los Estados Unidos.
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