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HECATOMBE
1. Sacrificio solemne de muchas personas o animales.
2. Catastrofe o desastre en el que hay numerosas víctimas.
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El piloto norteamericano que acababa de echar la primera bomba atómica sobre territorio japones estaba advertido de que el avión sufriría, probablemente, los efectos de una onda de choque aproximadamente un minuto después de la explosión.
Procuró ganar altura e ir disminuyendo la velocidad, lo que haría también disminuir el choque, según los especialistas.
El tripulante de la torre de popa, distinguió una línea movediza que se dirigía hacia el avión.
Parecía una de esas ondas de calor que suelen verse a veces en las carreteras asfaltadas.
La onda avanzaba hacia el avión a una velocidad de 19 kilómetros por minuto.
En el choque quedaron confusos e intimidados.
El mismo tripulante anunció la llegada inminente de una nueva onda, era el eco de la primera que les llegaba del rebote del suelo.
Recobraron la tranquilidad y el avión, en formación con otros dos "B-29" que le acompañaban, enfiló hacia el sur, sobre las afueras de Hiroshima y por primera vez pudieron darse cuenta de los estragos producidos por la explosión.
De toda la ciudad se elevaba una nube de polvo hirviente, en el que se movían grises torbellinos precipitándose hacia el centro.
Se veía una columna de humo intensamente blanco, aunque rojiza y anaranjada en la base.
A los pocos minutos, vieron ascender la cabeza del hongo hasta unos 6,500 metros.
El copiloto fue el primero en hablar visiblemente emocionado:
"¡Dios mio!... ¿qué hemos hecho?"
En Tokio habían advertido desde las 8:16 horas que el telégrafo y el teléfono con Hiroshima no funcionaban.
A las 10 el director del periódico "Asahi" fue informado que Hiroshima estaba "derrumbada", a causa, al parecer, de un bombardeo aéreo.
Se recibían partes alarmantes de Osaka.
El Gran Cuartel General de Tokio sabía que había sucedido algo muy grave, pero nadie podía precisar de qué se trataba.
Eran las 13 horas cuando el Cuartel General recibió un breve mensaje del 2° Cuerpo de Ejército:
"Hiroshima aniquilada por una sola bomba. Se extienden los incendios".
El mensaje procedía de la Base Militar de Hiroshima, instalada frente al mar y alejada de la zona devastada.
A media tarde, el Alto Mando sabía solamente que habían volado 3 aparatos sobre Hiroshima y que uno de ellos había lanzado una sola bomba.
La Oficina Nacional de Información convocó a los jefes de la prensa, a los que se les dió el parte siguiente:
"Creemos que la bomba de Hiroshima es diferente de una bomba ordinaria. Comunicaremos cuando tengamos datos. Nada digan mientras tanto. Hablen como de cualquier bombardeo habitual".
El Alto Mando sospechó en el acto que se trataba de una bomba atómica.
El Servicio Secreto japonés había advertido desde diciembre de 1944, que Estados Unidos andaba trabajando en ello pero el ejército prefirió que ese tipo de rumores derrotistas no llegaran a oídos del pueblo.
El 7 de agosto, a la una de la mañana (12 horas del día 6 de Washington), las emisoras norteamericanas difundieron el discurso del Presidente Harry S Truman, hablando de Hiroshima y de la bomba atómica.
La noticia llegó hasta Kakomizu, Secretario General del Gobierno japonés.
Si la noticia era cierta, si se trataba de una bomba atómica, resultaba inútil continuar la guerra.
Era la mejor forma de deponer las armas, sin tener que culpar a los militares, ni a los políticos, ni a nadie, sino simplemente a la bomba atómica.
Pero los generales no coincidieron con esa forma de pesar.
El mismo día 7 de agosto se reunieron en Consejo rechazaron la propuesta de Togo, ministro de Asuntos Exteriores, de estudiar la posibilidad de una capitulación de acuerdo con el ultimátum norteamericano.
Los generales se negaron a creer el discurso del Presidente Truman sobre la bomba atómica.
Exigieron que se ocultara todo aquello a la población civil.
A las 7 de la tarde el comandante Hirano, acompañado por el científico japonés Yoshio Nishina, especialista en física nuclear, partió en un pequeño avión, a volar sobre Hiroshima.
Era aún de día y lo que contemplaron en aquel cuadro de desolación se reflejaba en el comunicado de Hirano:
"Como militar he presenciado los efectos de muchos bombardeos, pero esto es diferente. No queda ni el trazado de una sola calle. No hay más que un desierto de ruinas y escombros.
Es todo lo que queda de aquella hermosa ciudad, que yo conocía tan bien".
Al día siguiente, en Tokio, se supo la cruda verdad.
Hirano y el científico Nishina no dejaron lugar a dudas de que se trataba de un proyectil atómico.
"No hacía falta descender, indagar, ni verlo de cerca -dijeron los dos hombres-. Bastaba con sobrevolar Hiroshima para comprenderlo todo".
El primer comunicado oficial de la Casa Blanca, y los que siguieron causó gran sensación en el mundo, aunque casi nadie sabía de qué se trataba, ni qué quería decir una "bomba atómica".
El comunicado daba una breve descripción del "arma nueva", y de su naturaleza y su potencia y terminaba diciendo:
"El 26 de julio dirigimos a Tokio el ultimátum de Potsdam para salvar al pueblo japonés de destrucciones y sufrimientos, pero su gobierno lo rechazó. Si no lo acepta ahora caerá sobre el archipiélago una lluvia de desastres, como el ser humano no ha conocido nunca...".
Las explosiones atómicas realizadas por las grandes potencias han aumentado la radiación terrestre, ésta sigue siendo inferior a los niveles en que puede ser perjudicial para los seres humanos.
Cualquier modificación radiactiva en nuestro planeta forzosamente daña genéticamente al género humano cuando se le hace sufrir sus consecuencias a todos puesto que las corrientes atmosféricas de todo orden (magnéticas, eléctricas y físicas) siembran partículas radioactivas sobre toda la superficie de nuestro planeta.
Afortunadamente para la Humanidad los japoneses se rindieron.
¡Lo qué hubiera pasado de no haberse rendido Japón!
Existe una película que lleva el titulo de "La marcha del Tiempo" se refiere a los hijos de los sobrevivientes japoneses de Nagasaki e Hiroshima, un año después de la caída de lo las bombas norteamericanas sobre las dos indefensas ciudades niponas.
La impresión que causaron entre los espectadores de Nueva York fue tal que el Gobierno hizo retirar la película a los dos días de exhibida.
Los hijos de esos
japoneses genéticamente transformados por las emanaciones de los átomos dispersados por la explosión eran unos monstruos espantosos que hubiera sido imposible que alguien los pudiera imaginar.
Había niños con un solo ojo en una mejilla, otros con la cabeza saliendo del vientre, otros con los brazos junto a las caderas, otros con las piernas en los hombros, otros con la boca en la frente y ojos en la papada... etc.
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