lunes, 6 de junio de 2011

Personalidad según la Escritura

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Abelardo Hernández

M.F. es uno de los numerosos españoles que intenta conseguir trabajo.
Ultimamente ha enviado varias solicitudes a las empresas que demandan personal.
En una de ellas se ofrecía un jugoso puesto de directivo en una multinacional.
La única forma de acceder a la selección final era enviando un CURRICULUM VITAE manuscrito.
En la empresa, el montón de cartas que ha habían llegado respondiendo a la oferta de trabajo estaba sobre la mesa... de un grafólogo.
Y había algo en el escrito de M.F. que, al primer vistazo, hizo fruncir el ceño al experto: unos rasgos que le hacían pensar en cierta falta de honradez.
Así que recomendó el rechazo del candidato.
Este método complementario de selección de personal se aplica ya en algunas empresas españolas. Y no sólo en torno a una cuestión tan básica como la honradez, sino en relación a otras muchas cualidades exigibnles a quienes optan a determinados puestos.
Parece lógico, por tanto, que todos aquellos ca cuyo futuro pueda verse perjudicado por semejante tipo de selección cuestionen su validez científica en una discusión todavía abierta: ¿hasta qué punto es capaz la grafología de determinar las principales características de la personalidad?
Francia ha vivido recientemente una enorme polémica en torno a este punto.
Mientras los partidarios de la grafología reclaman para ella la respetabilidad de cualquier otra ciencia social, sus detractores la califican de arte, e incluso como pura charlatanería; una pseudociencia adivinatoría similar a la fisiognomía, la astrología o la quiromancia.
Ciertamente, la grafología disfruta en Francia de una posición privilegiada -está incluso reconocida por el Ministerio del Interior-. No en vano, y desde hace más de un siglo, los principales investigadores de la escritura ostentaba esta nacionalidad: el abate flandrÔn, el obispo de Amiens y el arzobispo de Cambray; los más conocidos Jean-Hippolyte Michon, Jules Crepieux-Jamin o, ya en el siglo actual, el famoso Alfred Binet, padre de los test de inteligencia.
Fue este últio quein puso a prueba a los grafólogos. En 1905 entregó a siete de ellos dos grupos de manuscritos: por un ald lado, los correspondientes a 37 individuos que habían alcanzado cierto éxito en sus vidas y , por otro, 37 muestras del mismo número de personas que con un nivel sociocultural parecido, no habían salido de la mediocridad. Al parecer, a la hora de distinguir a los triunfadores por sus escrituras, el examen grafológico resultó un verdadero lucimiento para los expertos sus aciertos oscilaron entre el 61 y 92 por ciento.
Quizá debido a esa larga tradición grafológica, un 93% de las empresas francesas emplean esporádicamente la grafología para seleccionar personal, y un 55% la utilizan de modo sistemático.
En cuanto a otros países, los datos son muy controvertidos. En Estados Unidos se calcula que existen más de 45,000 grafólogos, pero la grafología no es un método mayoritariamente usado en la selección de personal.
Si es bastante popular en Béligca e Italia y, según la Revue Européenne de Psycologie Apliquée, su utilización en Alemania ha disminuido e los últimos años.
En Argentina, la grafología ha sido reconocida por la Universidad de Buenos Aires, pero en otros lugares, como los Países Bajos, una comisión oficial desaconsejó la aplicación de téncias grafológicas en la seleccion de personal.
Curiosamente, las razones que esgrimió esta comisión resultan totalmente contradictorias por un lado se señala su "ausencia de valdez cientifica", peropero, por otro, se la acusa de "injerencia en la vida privada de los solicitantes".
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En España hace mucho tiempo que los grafólogos luchan por conseguir un recoocimiento oficial. Algo que sabe muy bien la Asociación Grafopsicológica, cuyo presidente, Juan Allende, asegura que su primer empeño es "lograr que la grafología sea declarada de utilidad pública".
Y es que a la grafología se le ha llamado de todo.
Aquellos que dudan de su validez científica argumentan que, ante una misma escritura, cada grafólogo llegará a unas conclusiones distintas sobre la personalidad del sujeto.
Añaden que la interpretación del sujeto. Añaden en que la interpretación del grafismo humano depende de unas normas que se pueden aprender, pero al final lo importante es la experiencia y la intuición del grafólogo, por lo que tales características "definen más a un arte que a una ciencia".
"No me gusta -dice Allende- que califiquen a la
grafología como un arte. Es una técnica con unas normas que se aplican independientmente de la persona que haga el análisis.
La intuición y la experiencia del grafólogo son importantes, pero eso sucede tambieÔn c también con la medicina y nadie se atreve a cuestionar su validez científica".
Precisamente entre los científicos se pueden detectar difre diferentes grados de aceptación hacia la grafología.
Así, la doctora Claude Lévy-Leboyer, profesora de Psicología en la Universiadad de París y presidenta de la Asociación Internacional de Psicología Aplicada, opina que "no hay pruebas de que las características de la escritura revelen los rasgos de personalidad, o que tengan validez predictiva en cuanto al éxito profesional".
Otros expertos, en cambio, conceden mayor credibilidad al método grafológico, auqnue resaltan las dificultades que presenta su interpretación.
Así le sucede a Manuel Fernández, catedrático de Biología de la Personalidad en la Universidad Pontificia de Salamanca. "Cuando una persona escriba su proyecta en el espacio trazado rasgos con una libertad total, así que las variaciones de la escritura son prácticamente infinitas, de ahí que su interpretación sea mucho más complicada".
Una y otra vez hallaremos opiniones contrapuestas en este terreno.
Así, Mauricio Xandró, experto en grafología aplicada a la selección de personal, la defiende como un método completamtne válido.
"La grafología tiene una parte tan exacta como las matemáticas, que es el estudio morfológico de la escritura Medimos tamaño, inclinación, velocidad, presión, forma, dirección de la escritura... Naturalmente, luego viene la interpretación de estos datos, y aquí es obligado concluir que la grafología no es una ciencia exacta, como no lo es ninguna de las ciencias
sociales".
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Xandró niega que la grafología se al única téncia emplead en la sela selección de personal. "TAenemos que entrevistar a las personas, examinar la adecuación de sus características profesionales al puesto de trabajo, someterlas a test psicotécnicos y proyectivos... En fin, utilizamos todos los métodos conocidos de evaluación. Cualquier rasgo detectado mediante el análisis grafológico del que no estemos completamente seguros, pasa a un segundo grupo, que llamamos de dudas. Estos candidatos son sometidos a varias pruebas que confirmen o invaliden el diagnóstico inicial, es decir, no rechazamos a la gente tan fácilmente".
¿Suelen darse discrepancias entre los resultados de las pruebas?
"Si, pero ccuando todos estamos de acuerdo sobre una persona, al final ése resulta ser siempre el candidato ideal, el que enca en encaja perfectamente con el puesto que buscamos", afirme Xandró.
En un sentido muy similar se expresa Lourdes Leblic, una psicóloga industrial. "Definiría la grafología como una ciencia so cial y, sobre todo, como una téncia técnica complementaria muy efia eficaz para la psicología. En cuanto a la selección de personal, para mi es tan importante que, si por cualquier circunstancia hbiera que eliminar algunas pruebas en los procesos de selección, pa podría prescindir de todas menos de la entrevista personal, y del análisis grafológico".
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Para esta profesional, el análisis grafológico permite establecer cuándo un candidato cumple las condiciones para cubrir unpuesto determinado. Además, detecta algunos rasgos que podrían indicar la presencia de patología tan dispa dispe dispares como enfermedades físicas o la tendencia hacia las toxicomanías. "De todos modos -advierte esta psicóloga- la grafopatología es un terreno muy resbaladizo y hay que estar muy seguro para atreverse a hacer afirmaciones".
Pese a este grado de pruedencia, ha habido algunas veces en las que no ha dado en señalar algún punto que ella vela oscuro. Así sucedió con un cardidato como el que describíamos al comienzo de etestas lineas. "Era una persona con una formación increíble, pero también con rasgos grafológicos que indicaban cierta falta de honradez".
Lebic recuerda que, a pesar de su advertencia, el candidato lfue contratado. "Y cuando mi cliente pidio referencias, acabó en terándose de que había sido el organizador de varias varios atracos a bancos y tenía tres él órdenes de busca y captura. Pero varios de sus amigos eran policias".

En la misma línea, María Dolores González Portal, profesora de la facultad de Psicología de la Universidad Complllutense de Madrid, reconoc3e algunas virudes de a
a la grafología. "Cuando se contrastan los resultados de otros test con los que ofrecen las téncias grafológicas, se producen concidencias significativas impresibles de r3ee rebatir. Lo cierto es que en la escritura parecen reflejarse muchos rasgos de la personalidad".
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Esta cientifica, que estudió grafología en Italia, observa aún algunos de fectos en este campo, considera que "no ha conseguido suficientes avales como para ser considerada una técnica de evalución psicología" pero no por defectos propios de la grafología, sino de sus estudios "los grafólogos carecen todavía de la preparación necesaria, y los científicos editan ainvestigar en este campo por una cuestión de presitgio".
A menudo, los grafólogos citan una frase de Goethe que parece refrendar la validez de su técnica. "Que la escritura tiene relación con el carácter y el intelecto -escribía el poeta alemán- es algo sobre lo que no hay ni sobra de duda". Y añadía: "pero estaríamos aquí más ante un asunto de sentimientos que ante una ciencia clara". Como muy bien saben los especialistas en grafología, todavía no se ha dicho -ni por supuesto, se ha escrito-, la última palabra sobre esta secular polémica.
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