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Inicialmente los seres humanos vivían en pequeñas hordas, cada una dominda brutalmente por el hombre más fuerte, que se había apropiado de todas ls mujeres y castigaba o mataba a todos los varones jóvenes, incluso a sus propios hijos.
Dicho sistema patriarcal tocó a su fin en una rebelión de los hijos, que se aliaron contra el padre tirano, lo dominaron y devoraron su cuerpo.
Para poder vivir unidos en paz, los hermanos victoriosos renunciaron a las mujeres, mismas por las que habían matado al padre, y aceptaron la práctica de contraer matrimonio entre distintas tribus o ascendencia.
La actitud afectiva ambivalente de los hijos hacia el padre se mantuvo en vigencia durante toda la evolución posterior.
En lugar del padre se erigió a determinado animal como tótem, aceptándolo como antecesor colectivo y como genio tutelary y, nadie podía dañarlo o matrlo; pero una vez al año, toda la comunidad msculina se reunía en un banquete, en el que el totem, hasta entonces reverenciado, era despedazado y comido.
A nadie se le permitía abstenerse de ese banquete, que representaba la repetición solemne del parricidio, origen del orden social, de las leyes morales y de la religión.
Es notable la correspondencia entre el banquete totémico y la comunión cristiana.
Todo ser humano comparte una herencia arcaica, a conocida como el inconsciente "colectivo", que es patrimonio de la Humanidad.
Se trata de los sedimentos psíquicos de aquellos tiempos que se convirtieron en una herencia que en cada nueva generación solo precisan ser reanimados, pero no adquiridos.
Tal es el caso del complejo de culpa heredado a todo ser humano por el parricidio del gran jefe que corresponde al Dios Padre.
De allí que los seres humanos sienten una gran tranquilidad cuando el Dios Redentor (de acuerdo a las distintas religions), Jesús Cristo, Jezeus Cristna, Buda, Mirra, Baco, Zoroastro, Quetzalcoatl, Ku-kul-kan, etc.) es decir, Dios Hijo, llega a redimir a la Humanidad.
-¿Redimir? ¿de qué?
El hecho mismo del parricidio, que surge del recuerdo de la Humanidad, y que sufrió una deformación muy profunda.
El crimen fue sustituido por la nebulosa concepción de un pecado original.
El pecado original y la redención a través de la muerte en sacrificio se convirtieron en los pilares de la nueva religión fundada por Pablo.
Una vez que la doctrina cristiana hubo roto el marco del judaismo, asimiló elementos de muchas otras fuentes, renunció a muchos rasgos del monoteísmo puro y adoptó particularidades de los rituales de los otros pueblos mediterráneos.
Es curiosa la manera en que la nueva religión enfrentó la vieja ambivalencia contenida en la relación paterno-filial.
Si bien es ciertoque su contenido esencial era la reconciliación con Dios Padre, la expiación del crimen que en él se había cometido, no es menos cierto que la otra cara de la relación efectiva se manifesto en que el Hijo, el que había asumido la expiación, convirtióse a su vez en Dios junto al Padre y, en realidad, en lugar del Padre.
Surgido de una religión del Padre, el cristianismo se convirtió en una religión del Hijo.
No pudo eludir el infausto destino de tener que eliminar al Padre.
Sólo una parte del pueblo judío aceptó la nueva doctrina.
Quienes la rechazaron siguen llamandose todavía hoy, judíos, y por esa decisión se han separado del resto de la Humanidad aún más agudamente que antes.
Tuvieron que sufrir a la nueva comunidad religiosa, que además incorporó a egipcios, griegos, sirios, romanos y germanos, el reproche de haber asesinado a Dios Padre. En su version completa, este reproche diría así:
"No quieren admitir que han matado a Dios, mientras que nosostros lo admitimos y hemos sido redimidos de esa culpa".
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