martes, 17 de enero de 2012

Biografia y cita de Juan Calvino

(1509 - 1564)
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1. BIOGRAFÍA
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Juan Calvino, cuyo nombre francés era Jean Cauvin, (10 de julio de 1509 – 27 de mayo de 1564), nació en Noyon (Picardía) a unos 100 km al norte de París, Francia, fue hijo de Gérard Cauvin y Jeanne Lefranc. Fue excelente en sus estudios y profundamente religioso desde su juventud.
Sus primeros estudios estuvieron destinados a la carrera eclesiástica. Su formación inicial la recibió en el College de la Marche y en el College de Montaigne (allí estudiaron Erasmo e Ignacio de Loyola).
El padre de Calvino era abogado y en 1523 envió a su hijo, que por entonces tenía 14 años, a la Universidad de París a estudiar Humanidades y Derecho.
A instancias de su padre, que pretendía que Juan Calvino siguiera el camino de las leyes, se matriculó en las universidades de Orleáns y Bourgues.
En 1532, se doctoró en Derecho en Orléans. Durante su paso por los claustros universitarios tomó contacto con las ideas humanistas y reformadas.
En abril de 1532, cuando contaba 22 años de edad, publicó un comentario sobre el De Clementia de Séneca, trabajo que puso en evidencia sus dotes como pensador.
La reforma continuaba en Europa gracias a la obra de algunos reformadores. Tal vez uno de los más extraordinarios fue el pastor de origen francés Guillaume Farel, quien después de ser perseguido y apedreado, gracias a su voluntad logró influir en la expulsión de Ginebra de la iglesia de Roma. Así, el 21 de mayo de 1536 consiguió en la plaza pública de Ginebra, mediante la institución de la teocracia, que todos aceptaran vivir "según el Evangelio y la palabra de Dios", lo cual le abre las puertas de un poder enorme: el de unir el Evangelio y la palabra de Dios al gobierno.
Al enterarse Farel de que Calvino en su viaje a Saboya pernoctaba en Ginebra, lo visitó donde éste se hospedaba y lo convenció de que permaneciese en Ginebra para realizar la obra que Farel reconocía superior a sus fuerzas.
La ciudad había adoptado recientemente el protestantismo, como consecuencia de una rebelión de los burgueses contra el obispo, pero carecía de una doctrina y una organización.
Calvino permaneció allí dos años, pero elaboró un código litúrgico y moral tan severo que fue expulsado por el consejo ginebrino.
Desde 1538 hasta 1541 residió en Estrasburgo, donde creó una nueva liturgia y asentó nuevas instituciones parroquiales, al tiempo que dirigía personalmente una congregación. Con 29 años de edad, pasó tres años en Estrasburgo, en donde disfrutó de un tiempo de mucha tranquilidad y sosiego. Allí se dedicó a escribir (un himnario con 18 salmos, el credo apostólico con música, 17 capítulos de su "Instituciones", estudio sobre la Carta a los romanos, entre otros).
En esos años participó en varios concilios entre católicos y protestantes y conoció a Martín Lutero.
Mientras tanto, Ginebra se debatía entre el caos interior y la amenaza católica externa, y a llamar a Calvino.
Éste, a su regreso, aplicó sus ideas religiosas, de gran austeridad, y por medio de las Ordenanzas eclesiásticas organizó la iglesia de Ginebra, que sería la base de todas las iglesias del protestantismo reformado.
Durante los años siguientes, tras eliminar a todos sus opositores -sin dudar en ejecutarlos cuando lo consideraba preciso-, Calvino se convirtió en rector absoluto de Ginebra, tanto en el aspecto religioso como en el económico y político.
En cuatro años, Calvino hizo desterrar de Ginebra a 76 descontentos y ejecutar a 58 condenados, entre ellos el sabio español Miguel Servet, que murió en la hoguera.
Calvino no sólo instigó al juicio en contra de Servet, sino que apoyó la sentencia de que fuera quemado en la hoguera junto con sus libros, pese a que esta práctica era repudiada por la mayoría de las congregaciones protestantes, quienes habían sufrido y sufrían en carne propia estos desmanes.
A partir de 1550 se dedicó sobre todo a apoyar a otros grupos protestantes afines a sus tesis y a proporcionar coherencia a su doctrina.
En 1559 apareció la versión latina definitiva de las Instituciones -un año después vería la luz la francesa-, en donde establecía sus diferencias teológicas con el luteranismo. El francés que usó en su segunda edición de sus Instituciones fue hermoso y pulido, tanto que Calvino ha venido a ser conocido posteriormente como padre del francés moderno, del mismo modo que Lutero por su traducción de la Biblia ha sido llamado padre del alemán moderno.
Bajo su influjo, y el de la academia que fundó en Ginebra, esta ciudad se convirtió en el centro principal del protestantismo europeo.
Juan Calvino murió en Ginebra el 27 de mayo de 1564, lo que no impidió la continua expansión de las iglesias reformadas.
Dentro del protestantismo, el calvinismo se caracteriza por llevar hasta sus últimas consecuencias lógicas la soberanía absoluta de Dios y por haber logrado una prudente, pero estricta, organización humana en sus iglesias.
Juan Calvino llevó a cabo una 'segunda Reforma'. Sus intenciones y sus esfuerzos se encaminaron a reunificar las diversas tendencias protestantes, y logró atraer a los seguidores de Huldrych Zwingli (también conocido como Ulrico Zwinglio) en el Consensus tigurinus (1549); sin embargo, consumó de hecho la ruptura con el luteranismo, y dio lugar, en paralelo con éste y con el anglicanismo, al tercer gran grupo dentro del protestantismo.
En Europa, las iglesias calvinistas reciben por lo general el nombre de reformadas, mientras que en el resto del mundo se conocen como presbiterianas.
Rechazado durante su primera estancia en Ginebra debido a la rigidez de la disciplina impuesta, Calvino fue llamado de nuevo por el consejo de la ciudad en 1541.
Revestido de autoridad, hizo publicar las Ordenanzas eclesiásticas, que posteriormente sirvieron de modelo para la fundación de otras iglesias locales.
Las ordenanzas confiaban la actividad eclesial a cuatro grupos: los pastores, elegidos por el pueblo, se encargaban de predicar la palabra de Dios y se reunían semanalmente en congregación y mensualmente en sínodo; los doctores se dedicaban a la enseñanza; el presbiterio -'ancianos' laicos- mantenía la disciplina; y los diáconos se cuidaban de las tareas asistenciales.
El consistorio -que en Ginebra tenía carácter de consejo de la ciudad- estaba formado por seis pastores y doce ancianos; podía sancionar las faltas leves a la disciplina o pasar la acusación a los tribunales civiles.
La denominación de iglesia presbiteriana procede precisamente de la institución del presbiterio de 'ancianos' laicos con gran poder disciplinar, en contraposición a la autoridad que otras iglesias conceden al obispo.
La supremacía del poder religioso sobre el poder civil granjeó a Ginebra la denominación de 'ciudad-iglesia'. El afianzamiento de la iglesia se debió al celo de la constante predicación de Calvino, a la prestigiosa Academia Teológica que fundó -basada en las humanidades grecolatinas y en la exégesis (interpretación) bíblica- y a la rigidez de la disciplina impuesta mediante castigos, destierros e incluso la pena capital. Se trataba de una organización de elección democrática, pero de férrea exigencia.
Calvino acogió a los refugiados franceses de fe protestante, y entre ellos eligió misioneros que regresaran a fundar otras iglesias locales. Conforme al principio de autonomía, éstas fueron estableciendo sus propias bases doctrinales y organizativas: confesión galicana (1559), escocesa (1560), belga (1561), hasta que se redactó de común acuerdo la confesión helvética (1566).
Calvino se sirvió del poder civil para la expansión de su doctrina y de las iglesias, pero cuando éste le resultó hostil se alió con la oposición. Para él, un príncipe que combatía a la iglesia perdía su derecho como tal, y era lícito oponerle resistencia, incluso armada.
En Francia, los calvinistas -denominados hugonotes- trataron de dominar a Francisco II en contra de la familia Guisa.
Las guerras de religión que se desencadenaron dejaron triste recuerdo en la noche de San Bartolomé (1572), en que murieron miles de hugonotes, y no terminaron hasta el Edicto de Nantes (1598).
En los Países Bajos, los calvinistas favorecieron la rebelión contra Felipe II de España.
En Escocia, el calvinismo -o puritanismo, nombre que recibió por su rigor doctrinal- tuvo desde el principio gran apoyo gracias a la labor del reformador John Knox, que hizo del presbiterianismo la religión oficial.
En Inglaterra, tras el período de la revolución puritana de Oliver Cromwell, la iglesia presbiteriana fue prohibida por el anglicanismo oficial, y sólo en 1688 se le permitió de nuevo libertad de culto.
Los puritanos ingleses exiliados llevaron la iglesia presbiteriana a Nueva Inglaterra, colonia de la costa atlántica de los posteriores Estados Unidos.
Los propios ingleses y los holandeses extendieron el calvinismo por diversos países de su imperio colonial, sobre todo en lo que sería más tarde la República de Sudáfrica.
La doctrina de Calvino se polariza en la soberanía de Dios: 'Sólo a Dios la gloria'. La justificación y la santificación del hombre son obra exclusiva de Dios, que predestina a unos hombres para la salvación 'antes de tener en cuenta sus méritos' futuros, y lo consigue concediéndoles gracias eficaces e irresistibles que aseguran su perseverancia hasta el final. Cualquier contribución humana disminuiría la absoluta soberanía de Dios. En consecuencia, Calvino tuvo que admitir también que los pecadores, los condenados, no habían escapado a la eficaz voluntad divina: Dios los había predestinado a la destrucción antes de prever sus pecados y, en la doctrina calvinista más rígida, incluso antes de prever el pecado original de Adán en el Paraíso. De acuerdo con esta doctrina, sólo se admiten dos sacramentos, el bautismo y la eucaristía, pero su carácter es meramente simbólico y no proporcionan la gracia.
El conocimiento en el hombre no es sino las ideas puestas por Dios en él; Dios es la 'única fuente de la verdad', y principio real de las acciones humanas. El hombre sólo es instrumento de los planes de Dios.
La fuente de la verdad es la Sagrada Escritura, la palabra de Dios, iluminada por el Espíritu Santo e ilustrada por la predicación.
Calvino aceptaba los primeros concilios y la doctrina de san Agustín contra el hereje Pelagio -que negaba la necesidad de la gracia divina en favor del libre albedrío-, pero rechazaba el magisterio de la Iglesia Católica y acusaba de idolatría a la jerarquía de Roma.
La iglesia tiene 'poder supremo para someter a la obediencia y al verdadero servicio de Dios a todos los cristianos, impidiendo y corrigiendo los escándalos. El cristiano santificado está en manos de Dios, no teme a ningún poder civil; su valor es un signo de su justificación, al igual que la prosperidad exterior y la riqueza. Estas ideas llevaron a lo que se ha denominado 'la ética de la economía': 'El oro y la plata son buenas criaturas a las que puede darse buen uso.' El interés, considerado entonces como usura, era permitido hasta un 5 %.
La pequeña burguesía se sintió pronto a gusto con este arquetipo calvinista de ciudadano laborioso y ahorrador predestinado por Dios, y sociólogos como el alemán Max Weber han analizado esta circunstancia como una de las fuentes del capitalismo.
En el ámbito político, la doctrina de la predestinación ha llevado en ocasiones a situaciones de segregación de aquellos no considerados 'predestinados', mas por otro lado la adopción del régimen electivo calvinista ha favorecido la instauración de gobiernos democráticos.
Ante la proximidad de su muerte, Calvino redactó su testamento, diciendo:
«Doy testimonio de que vivo y me propongo morir en esta fe que Dios me ha dado por medio de Su Evangelio, y que no dependo de nada más para la salvación que la libre elección que Él ha hecho de mí. De todo corazón abrazo Su misericordia, por medio de la cual todos mis pecados quedan cubiertos, por causa de Cristo, y por causa de Su muerte y padecimientos. Según la medida de la gracia que me ha sido dada, he enseñado esta Palabra pura y sencilla, mediante sermones, acciones y exposiciones de esta Escritura. En todas mis batallas con los enemigos de la verdad no he empleado sofismas, sino que he luchado la buena batalla de manera frontal y directa.»
Calvino mantuvo su salario de cien coronas y rehusó aceptar más.
Después de vivir 55 años, sólo dejó 300 coronas a sus herederos, además de su biblioteca, que se vendió a gran precio.
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2. CITA
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• La prohibición del matrimonio a los sacerdotes fue un acto de tiranía impía, no sólo contrario a la palabra de Dios, sino en contradicción con todo principio de justicia.
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