martes, 8 de enero de 2013

Lectura y Redacción



       -¿Qué libros te gusta leer, Marcela?

       -Me encanta leer novelas históricas.

       -¿Qué libros me podrías recomendar?

       -Acabo de leer un libro que me facinó de José Saramago, Premio Nobel de literature en 1988. "El Evangelio según Jesucristo" (1991).
        -Con ese libro fue catapultado a la fama a causa de una polémica sin precedentes en Portugal (que se considera una república laica), cuando el gobierno vetó su presentación al Premio Literario Europeo de ese año, alegando que "ofende a los católicos".

-¿Qué otros libros me puedes recomendar?

      -Hay varios, como por ejemplo:
"Avicena o la ruta de Isfahán" de Gilbert Sinoué;
       "El último judío en España" de
Noah Gordon;
       "Las Pirámides de Napoleón" de William Dietrich;
       "El haren de la Sublime Puerta" de Alfred Shmueli.

            -¡Dejame apuntarlos! porque los voy a conseguir.        

        -A mi me gustaría escribir, Emilio, pero, ¡eso no es lo mio!


-En una cita el gran Oscar Wilde dice que no existen más que dos reglas para escribir, tener algo que decir y decirlo. Sin embargo, hay personas que han cursado la primaria, la secundaria y muchas veces hasta la preparatoria y la universidad, pero intuyen que han fallado en una cuestión fundamental: no aprendieron a expresarse bien por escrito.

-Si el problema se halla tan generalizado, debe ser porque la política educativa no otorgó la importancia debida al idioma español.

-Así es Marcela, en algún momento los encargados de la educación decidieron que las tres disciplinas: ortografía, sintaxis y puntuación dejaran de aprenderse. El idioma empezó a descuidarse en las escuelas.

-¿Qué se puede hacer para reconquistar la lengua castellana?

-El primer paso para reconquistar la lengua castellana consiste en reconocer dos cosas: que sí es importante saber redactar bien y que cualquiera puede aprender a hacerlo si se lo propone. Hago hincapié en estos dos puntos porque muchas personas no lo creen así. Piensan que la buena redacción compete únicamente a los escritores, los periodistas y los maestros de escuela.

-Es cierto, Emilio, así opina mi primo, está convencido de que no hay problema si los recados, mensajes cartas, informes y memorandos que se escriben están redactados de manera confusa. Él me dice: “Pero tú me entiendes, ¿no? Eso es lo importante.”

-En algunas ocasiones sí es posible comprender el sentido de un escrito mal redactado. Pero muchas veces surgen equívocos de consecuencias imprevisibles.

-¿Me podrías dar algunos ejemplos?

"Hasta que compré una casa en el fraccionamiento Las Rosas, fui feliz".
-Con esto se dice lo contrario de lo que se desea expresar. En efecto, nos hace saber que fue feliz mientras no se le ocurrió comprar una casa en ese fraccionamiento, y que en cuanto la compró dejó de ser dichoso.

-¿Cómo sería lo correcto?

"No fui feliz hasta que compré una casa en el fraccionamiento Las Rosas".
-Una sola coma puede cambiar de manera radical el sentido de una oración. No es lo mismo afirmar, por ejemplo, “No vino en mayo” que “No, vino en mayo”.
-Tampoco significa lo mismo “Juan escucha la sinfonía” que “Juan, escucha la sinfonía”.
-No hace falta aspirar a ser escritor profesional para aprender a redactar bien.
---------------------------------------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario