domingo, 15 de septiembre de 2013

Historia de los Chiítas



(PRIMERA VERSIÓN)

Los Chiítas son una rama de los musulmanes, cuyo nombre proviene del árabe, más precisamente del Corán, y significa Partido de Alí, cuarto califa, que creó esta segregación islámica.
Alí ibn Abi Talib, era yerno y primo del profeta Mahoma, por lo que, apoyado por sus seguidores, se creía con derecho a acceder al poder tras la muerte del profeta.
Esto no ocurrió y debió esperar tres designaciones antes de ascender al califato.
Bajo el liderazgo del gobernador de Siria, Muawiya ibn Abi Sufyan, los Omeyas, clan al que pertenecía Mahoma, acusaron a Alí de haber mandado matar a Otmán, su antecesor, también perteneciente a la dinastía de los Omeyas, iniciándose un largo conflicto, que dividiría a los musulmanes en chiítas, seguidores de Alí y sunitas, que agruparon a la mayoría de los musulmanes, y que consideraban que el califato debía ser ocupado por capacidad, mediante un acto de reconocimiento, y no directamente, por herencia de sangre.
Además diferían en la interpretación del Corán, ya que los chiítas, aceptaban que además de la interpretación literal que son capaces de hacer los fieles, hay una esotérica que le corresponderá sólo a los imames, sucesores de Mahoma.
       Esta última interpretación no es aceptada por los sunitas.
En el año 657, se produjo la batalla de Siffín, que enfrentó a ambas fuerzas en ese lugar, ubicado en la actual Siria.
Luego de tres días de lucha, los Omeyas ofrecieron someter la cuestión a arbitraje, supuestamente porque la batalla les era adversa.
       Las tropas de Alí se dividieron entre los que querían proseguir combatiendo y los que querían someterse a un dictamen arbitral.
Alí tomó esta última postura y los disidentes conformaron una nueva rama que fue la de los jariyíes (el que se sale).
Tras el arbitraje, el califato quedó en poder del gobernador de Siria, y los musulmanes, divididos en tres grupos antagónicos.
Alí falleció asesinado por los jariyíes en el año 661, y sus sucesores,
Hasan y sobre todo, Husayn, trataron de luchar contra el poder de los Omeyas.
En el año 680, se produjo la batalla de Kerbala, ciudad de Irak, cercana a Bagdad, donde Husayn y muchos de sus hombres fueron cruelmente asesinados.
La tortura a la que fue sometido Husayn, cuya cabeza fue ofrendada al califa, en Damasco, significó para los partidarios de Alí, un reto para continuar con la causa.
La festividad de Ashura, conmemora año a año ese suceso, donde los fieles se infringen castigos corporales para recordar ese fatídico día.
A la muerte trágica de Husayn, sus sucesores, siguiendo las ideas de los sucesores de Alí, que consideraban el mando hereditario se transformaron en imames, palabra que significa “el que va a delante”, término también usado para el que dirige las oraciones en las mezquitas, pero en este caso referido a líderes o dirigentes.
Éstos no fueron reconocidos por el resto de la comunidad musulmana, y tuvieron destinos fatales.
El séptimo de estos dirigentes, Ismail, desapareció, y se le dio a este hecho una explicación sobrenatural, por parte de los chiíes, considerando que subsistiría vivo y oculto para siempre, y por lo tanto quedaba cerrada la sucesión a su poder.
Este grupo recibió el nombre de septimanos o ismailíes.
Además, hay otras divisiones menores dentro de los chiítas.
Los que supusieron muerto a Ismail, aceptaron la dirigencia de sus descendientes, hasta que al llegar al número doce, tomaron una solución semejante a la de los septimanos, al aceptar en el año 874, que este imam desaparecido, también habría sobrevivido en forma eterna.
Este grupo fue llamado, duodecimano.
Al estar vivos pero ocultos, la interpretación del Corán por parte de los imames, es realizada a través de los ulemas o mulás.
El principal de los mulás se denomina Ayatolá.


La mayoría de los chiítas, que en realidad son la minoría musulmana, aproximadamente un 10 %, se sitúan principalmente en Irán, Irak, Azerbaìyan y el Sur del Líbano.
En sus gobiernos la política y la religión están unidas.
En Irak, al desmembrarse el imperio Otomano, Gran Bretaña ocupó el territorio y nombró a Faisal I (Faisal Ibn Hussein), perteneciente a los sunitas, rey de Irak.
Su gobierno se desarrolló entre 1921-1933.
La soberanía de Irak fue reconocida el 3 de octubre de 1932.
El gobierno sunita subsistió hasta la invasión de Estados Unidos, que entregó el poder a los chiítas, ante la mirada desaprobatoria de muchos de sus vecinos: Egipto, Jordania, Libia y Palestina, que no poseen población chiíta y tienen un gobierno sunita.
El 30 de enero de 2005, los chiítas obtuvieron en Irak, tras las elecciones, 140 escaños (bancas parlamentarias) de un total de 275, como integrantes de la Lista Sistani.
       Los chiítas fueron blanco de atentados en diciembre de 2004, en vísperas a las elecciones, en las ciudades de Nayaf y Kerbala.
Los atentados en Bagdad contra los chiítas, se siguieron sucediendo con frecuencia, luego de la intervención estadounidense en Irak.
En Kuwait y en Bahrein, los chiítas son casi la mitad de los habitantes, pero su situación es de inferioridad respecto al resto de la población.
En Arabia Saudita, los chiítas, que conforman el 15 % de la población, son considerados idólatras por los sunitas a cargo del poder, y brutalmente perseguidos.
El Líbano, perteneció al imperio Otomano y tras la Primera Guerra Mundial quedó bajo el protectorado de Francia, hasta 1944, en que fue declarado como estado soberano.
La legislación del Líbano impone que la presidencia del país debe ser ejercida por un cristiano, el cargo de Primer Ministro debe recaer en un suníh y el de Presidente del Senado, ser desempeñado por un chiíta.
Si bien esto pareciera dar representación a todos los sectores en la esfera gubernamental, no hay duda que a los chiítas les reservaron un cargo menor en la toma de decisiones.
Los conflictos entre chiítas y sunitas son reiterados.
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(SEGUNDA VERSIÓN)

El chiísmo (o chía, en árabe) constituye una de las principales ramas del islam, junto al sunismo y el jariyismo.

Historia
Etimológicamente, chía deriva del árabe shī`a, que significa facción, partido, o seguidor.
Se refiere históricamente a los seguidores de la shī'at 'Alī, partido, facción o seguidores de Alí, en las luchas por el poder que siguieron a la muerte de Mahoma.
Cuando éste murió en el año 632 no se había habilitado ningún modo de decidir quién tenía que sucederle, recurriéndose finalmente a un sistema tradicional de elección entre notables.
Quienes tomaron partido por Alí, primo y yerno de Mahoma, sin embargo, consideraron que él era el único sucesor legítimo ya que había sido la persona más cercana a Mahoma.
Así, se negaron a reconocer a los notables sucesivamente elegidos para desempeñar el papel de califas o sucesores del profeta: Abu Bakr, Omar y Otmán.
Tras la muerte de este último, Alí será finalmente elegido califa.
 Sin embargo, acusado de haber instigado la muerte de su predecesor, su poder será contestado por Mu'awiya, gobernador de Siria y miembro de la familia de los Omeyas, iniciándose así una guerra civil entre ambas facciones.
 Cuando ambos líderes aceptaron en el campo de batalla de Siffín someter sus diferencias al dictamen de un árbitro independiente, de las filas de Alí surgirá una tercera facción, la de los jariyíes, que no aceptaron el arbitraje.
Esta facción asesinó a Alí en el 661, y el mismo día trataron de acabar también con Mu'awiya y con el árbitro, sin lograrlo.
Los partidarios de Alí pusieron entonces sus esperanzas en su hijo Hasan, que renunció al poder, y luego en Husayn. Éste instigará una rebelión contra el poder omeya.
Su terrible muerte en el campo de Batalla de Kerbala (Irak), en 680, marcará el principio del cisma entre los chiíes y aquellos a quienes se llamará más tarde «suníes».
El destino trágico de Husayn sacudió a una parte de los musulmanes y provocó una determinación de combatir hasta el fin por un ideal de poder considerado justo y respetuoso con los fundamentos del islam primitivo.
El martirio de Husayn, hito fundamental del chiismo (que lo conmemora todos los años con procesiones de penitentes en la fiesta de la Ashura) se convierte en símbolo de la lucha contra la injusticia.
Los descendientes de Husayn, dirigentes o imanes de la comunidad dado el carácter hereditario atribuido por ésta a la sucesión, tuvieron todos un destino trágico de cárcel y muerte.
El poder temporal planteaba pues un problema, que se solucionó gracias al fenómeno de la ocultación o gayba.
El duodécimo imán, o Mahdi, desapareció y una parte de la comunidad consideró que se había ocultado por medios sobrenaturales pero que seguiría vivo hasta su regreso al final de los tiempos, con lo cual no podía sucederle nadie.
Así pusieron fin a la cuestión, lo que permitió un acatamiento formal del poder político imperante.
Los chiíes que creyeron en esa ocultación fueron llamados en lo sucesivo septimanos (por el número del imán desaparecido) o ismailíes (por el nombre del imán, Ismail).
El resto de la comunidad, mayoritario, consideró muerto a Ismail y siguió reconociendo como imanes a sus descendientes, razón por la cual fueron llamados imamíes.
 Sin embargo, acabaron reconociendo su propio fenómeno de ocultación: el duodécimo imán, según la creencia de este grupo, se escapó de la cárcel por medios sobrenaturales y desapareció en el año 874.
A los imamíes se les llamará desde entonces también duodecimanos.
La existencia del Imam Oculto da una fuerte dimensión esotérica al chiismo.
Actualmente, el chiismo se encuentra dividido en varias sectas, que todas juntas no superan el 18% del total de musulmanes del mundo.

Particularidades doctrinales
Los chiíes reconocen los cinco pilares del Islam, el Corán, la suna (a la que siguen a través de la familia de Mahoma), y en general el culto no se diferencia externamente de otras ramas del Islam.
Sin embargo, hay una notable diferencia teológica de base.
Los chiíes reconocen cinco de los seis pilares del Islam (la fe), pero cambian el sexto: ellos no creen en el Decreto Divino (que todo lo bueno y lo malo proviene de Dios) y en su lugar, creen en el Imanato.
 Este último es considerado una forma de politeísmo o una negación al Sello de la Profecía, es decir, a que después de Mahoma ya no vendrán más profetas.
Según algunos sunnitas, especialmente los salafistas y wahabbíes, para los chiitas los Imanes son iguales o incluso superiores a los profetas.
Esta es la razón por la que, según estas dos sectas, los chiíes están fuera del Islam.
Las particularidades doctrinales más importantes son: el imanato, el esoterismo y el clero.

El imanato
La figura del imán, en este caso, se refiere al jefe supremo de la comunidad (equivalente al califa) y no al sentido habitual de guía o director de oración de una mezquita (que es el que hay que entender cuando se habla por ejemplo del imán Jomeini).
Para los chiíes, Dios no puede admitir que el hombre camine hacia su perdición, por ello envió a los profetas para guiarle.
Sin embargo (según la creencia general del islam) la muerte de Mahoma puso fin al ciclo profético.
 Ya que no hay profetas, es necesario un garante espiritual de la conducta humana, que sea al mismo tiempo prueba de la veracidad de la religión y guía de la comunidad: el imán.
Éste debe reunir una serie de características que le hagan ser el hombre más perfecto de su tiempo: versado en religión, justo, desprovisto de defectos.


Además, tiene cierta investidura sobrenatural otorgada por Dios.
El imam es infalible, según la teoría enunciada por vez primera por el mutakallim Hišām ibn al-Ḥakam —discípulo de Ŷaʿfar aṣ-Ṣādiq (700-765)—, y desarrollada después por Nasireddín Tusí (1201-1274) y ʿAllāmat al-Ḥilli (1250-1325).2
Esta característica es considerada por los suníes como única de los profetas, por lo que considerar infalibles a los imanes es negar que la profecía terminó con Mahoma, y por tanto, es negar el primer pilar del Islam; lo anterior significa que quienes adhieren a dicha creencia no son considerados musulmanes.
El imam debe ser descendiente directo de Mahoma.
El primer imam fue Alí, esposo de la hija del profeta, Fátima az-Zahra.
Esta reivindicación, que en su origen tenía un carácter político, adquirió con el tiempo una importante dimensión teológica.
El imanato encarna a la vez los poderes espiritual y terrenal.

El esoterismo
El chiismo considera que el Corán tiene un mensaje literal, interpretable por cualquier musulmán, que es válido.
Sin embargo, ese mensaje literal o exotérico es a su vez un mensaje cifrado o esotérico que oculta conocimientos que sólo son interpretables por ciertos iniciados.
 Hay facciones chiíes que sostienen que dicho mensaje esotérico es a su vez metáfora de un tercer mensaje, más oculto aún, y así hasta siete niveles de esoterismo.
 El mensaje último en cualquier caso es conocido sólo por el imán.
El esoterismo (especialmente fuerte en el caso de los ismailíes) no tiene como tal repercusiones prácticas para la mayoría de los fieles, que se limitan a seguir el mensaje literal del Corán, pero está muy relacionado con la institución del imanato y con la existencia del clero y marca distancias con el Islam mayoritario, que considera que cualquier creyente puede ser su propio intérprete del mensaje divino.
 Esto implica, entre otras cosas, que en el Islam mayoritario (sunismo, más del 80% de todos los musulmanes) no existe el clero.
El origen del esoterismo chií hay que buscarlo en la expansión inicial del chiismo por Irán y la región de Sham, donde habría adquirido características de las creencias preexistentes, en concreto de la filosofía neoplatónica y del mazdeísmo.
Los supuestos mensajes ocultos estudiados por los iniciados tienen muchas características comunes con ellas.
Este sincretismo religioso del chiismo contrasta con el anhelo del Islam mayoritario de mantenerse en su forma pura y original, sin mezclarse con otras ideologías y creencias.

El clero
Está muy relacionado con el esoterismo y el imanato.
Dado que existe un mensaje invisible y dado que quien lo conoce sigue vivo pero está oculto, es necesario un cuerpo de intérpretes capaces de captar los signos enviados por el imán desde su ocultación.
 Podría decirse también que como el guía espiritual sigue vivo, la doctrina no está completamente cerrada.
Los intérpretes son los ulemas, también llamados mulás, organizados jerárquicamente según su grado de iniciación.
Los clérigos de mayor rango, los marŷaʿ-e taqlid («fuentes de emulación»), perciben tradicionalmente, en tanto que «representantes del Imam» (nâyeb-e Emâm) un impuesto suplementario al azaque de los sunníes llamado joms, basado en la aleya 41 de la sura Al-Anfal del Corán, consistente en un quinto de los capitales sin utilizar durante un año, y que tradicionalmente ha garantizado a los religiosos chiíes una fuente de ingresos independiente del poder político.3

Divisiones
Las diferencias en torno a la sucesión de ciertos imanes son en buena medida el origen de la formación de varios grupos dentro del chiismo.
La mayoría de los chiíes se encuadran en cuatro grandes grupos: el de los imamíes o duodecimanos, mayoritario, el de los alauíes también duodecimanos, el de los zaydíes y los ismailíes.
Estos últimos se dividieron a su vez por la sucesión del califa fatimí al-Mustansir.
A ellos hay que añadir ciertos cultos situados en la periferia del islam, es decir, que surgieron del chiismo o de las ramas anteriores, o que mezclaron ideas musulmanas y de otras religiones, pero que no siempre son considerados musulmanes.
Los más destacados son los drusos y los alevíes.
Desde el punto de vista del carácter de los imanes se dividirían en: zaydíes (el imán es sólo un líder); intermedios (el imán es hereditario y está guiado por Dios —la mayoría de los chiíes—); y extremistas o ghulat (el imán es una manifestación de Dios, por lo que son considerados no-musulmanes —Alí-ilahis o Ahl-i Haqq, drusos—).

Difusión
       Estados islámicos con más de un 10% de población musulmana
Verde: zonas suníes,
Rojo: zonas chiíes,
Azul: ibadíes (Omán)
Los chiíes constituyen hoy entre un 10 y un 15% de los musulmanes.
Los chiítas son mayoria en
          Irán,
          Azerbaiyán,
          Irak,
          Baréin y
          el sur del Líbano,
y existen minorías en otros lugares, especialmente en
          Siria,
          Afganistán y
          Pakistán.
El chiismo septimano existe en
          la India,
          Pakistán,
          Siria y
          Yemen.
Los drusos se encuentran
sobre todo en la región situada entre
          el sur del Líbano,
          los altos del Golán y
          el norte de Israel.
Los zaydíes se encuentran principalmente en Yemen.
Los alauíes son bastante numerosos en Siria.
La familia del jefe de Estado sirio Bachan al-Assad pertenece a esta confesión.
Los alevíes se encuentran en el centro y este de Turquía.

Lugares santos
Mezquita del Imán Alí.
Tanto los chiíes como los suníes comparten una cierta veneración y obligaciones religiosas hacia ciertos santuarios y lugares sagrados, como La Meca y Medina pero la mezquita del Imán Alí y la mezquita del Imán Hussein también son veneradas.
Después de La Meca y Medina, Nayaf y Kerbala son lo más honrado por los chiítas.
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