domingo, 10 de noviembre de 2013

Intromisión del Francés en el Inglés


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       INTROMISIÓN DEL IDIOMA FRANCÉS
EN EL IDIOMA INGLÉS

Tomas Doreste

          A los ingleses les desagrada profundamente tener en su vocabulario palabras de origen latino, y más aún si son las francesas importadas a partir del siglo XI por los normandos.
       Prefieren recurrir a las que poseen una indiscutible raíz sajona,  pero no han podido evitar que un número abultado de términos originarios de Francia -cuya lengua tiene, como es bien sabido, una clara influencia latina  pasaran a formar parte importante de su idioma.


          Habría que echar parte de la culpa a la intervención de Guillermo I, duque de Normandía (1027-1087) a quien en 1066 se le ocurrió atravesar en barco el Canal de la Mancha, al frente de un ejército con intención de conquistar Inglaterra.
          Triunfó el duque normando sobre el rey Haroldo I en la batalla de Hastings, en la que pereció el soberano inglés.
          Guillermo I, duque de Normandía recibió por ello el sobrenombre de Conquistador, con el que se le sigue conociendo.
          A los nativos, descendientes de los antiguos britanos, que habían sido sojuzgados por sajones y anglos hasta que Alfredo (848-899), llamado el Grande, unió a todos en un reino único, les molestó tener que aceptar la lengua francesa hija del latín como idioma oficial de la corte y hasta del pueblo.
          Esta obligación se mantuvo a lo largo de tres tres siglos y fracción, hasta que estalló la guerra de los Cien Años contra Francia.
          De aquel odio de los sajones contra los normandos da una fiel idea de la historia de Robin Hood, que de acuerdo con la  leyenda luchó contra el invasor normando.
       Los ingleses que lograron finalmente  independizarse de Francia y de su fuerte influencia cultural y lingüística, quisieron regresar a la lengua madre, que no era otra cosa que una mescolanza del viejo alemán y de un sinnúmero de vocablos locales.   
Pero les resultó imposible eliminar del todo la influencia normanda en ciertas palabras.
       Habían pasado a formar parte de su idioma. Sigue existiendo en la lengua inglesa numerosos galicismos y latinismos, así como ha perdurado una curiosa diferenciación entre los animales que los nobles normandos tenían costumbre de comer en la mesa una vez que hubieron  impuesto    su dominio en las tierras conquistadas.
       Siguen llamando los ingleses de una forma a los animales, cuando se encuentran vivos, y de otra cuando han sido preparados en la cocina, listos para servirse en enormes platos.
          Por ejemplo, se da el nombre de PORK en inglés a la carne de puerco -que en francés se llama   PORC-, así como cambia a PIG cuando el cerdo goza de una relativa libertad en tanto llega el tablajero armado de un cuchillo a degollarlo y destazarlo.
       El cordero es MUTTON -en francés es MOUTON- cuando fue asado al fuego directo y queda listo para comer; y el LAMB si está vivo y SHEEP si se trata de una oveja.
       La carne de ternera es VEAL -en francés VEAU-, mientras que, cuando se encuentra paciendo apaciblemente en un prado o comiendo en el pesebre del corral, recibe el nombre de CALF.
       El buey es BEEF - BŒF en francés- si se encuentra listo para la mesa y a OX si se mueve lentamente en libertad.
       Curiosamente, el ganado que no servía de alimento a los normandos no ha conservado en lengua inglesa su nombre francés.
       Es lo que sucede con las vacas, las cabras, las mulas y los caballos, a pesar de que en la Francia actual es normal hallar expendios de carne de caballo.
       Es de lamentar que el verdadero  significado de estas palabras de raíz francesa o latina haya ido cambiando al paso de los siglos para convertirse en algo muy diferente, que ha conducido a innumerables confusiones a la hora de hacer una traducción del inglés al castellano.
       Es normal que, cuando se trata de un término claramente inglés, se recurra a un diccionario, pero al encontrarse el traductor o el locutor de televisión ante una palabra con sabor latino, opten por castellanizarlo.
       Es un recurso sumamente sencillo y cómodo, pero tiene una  enorme inconveniente: conduce en muchas ocasiones al error y a la confusión.
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