jueves, 12 de diciembre de 2013

Santo Remedio


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SANTO REMEDIO
-Los mexicanos que vivimos aquí en los Estados Unidos deberíamos levantarle un monumento a Antonio Rodríguez.


-¿A quién?
-Antonio Rodríqguez.
-Ni idea.
-¿Ya ve? Nadie se acuerda pero gracias a él no se atreven a lincharnos los kukluxklanes.
-¿Por qué?
-Rodríguez fué el único mexicano linchado.
-¿Ah sí, cuándo?
-En 1910 en Texas. No sé quién era ni qué hizo. Supongo que lo mataron por el procedimiento habitual: golpearlo entre todos, atarlo a un poste, bañarlo en petróleo, quemarlo vivo.



El cable transmitió la noticia. Aún no se secaba la tinta en los primeros ejemplares de "El Imparcial", cuando ya había motines en toda la ciudad de México. Apedrearon la embajada y las tiendas norteamericanas, incendiaron el "Mexican Herald", arrastraron la estatua de Washigton por toda la colonia Juárez, y quién sabe qué hubiera pasado con residentes y turistas si no interviene la caballería.
Santo remedio, no ha habido otro linchamiento de mexicanos. Discriminación feroz sí, pero no linchamientos. Si no hubiera sido por Antonio Rodríguez y la multitud que se lanzó a la calle ¿se imagina?

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