viernes, 5 de mayo de 2017

Sabiduría

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SABIDURÍA



-Emilio, ¿cómo podría uno ser sabio?, porque yo se que todo ser humano, cuando nace empieza en cero.

-Según yo, hay dos formas de conseguir la sabiduría: una es aprender lo que te enseña tu propia vida, la segunda es estudiar la vida de los demás.

-Al final de cada jornada, tómate unos minutos para revisar los acontecimientos del día: dónde has ido, qué has hecho, qué dijiste. Analiza lo que salió bien y lo que fue un fracaso, lo que deseas repetir y lo que te propones evitar. Intenta recordar los incidentes con toda viveza.

-Normalmente uno no se pone a reflexionar y por lo tanto sigue cometiendo los mismos errores.

-Para hacer algo positivo en la vida, debemos extraer toda la información valiosa de ella. Los acontecimientos de tu vida son la mejor fuente de información. Pero no basta con reflexionar diariamente, es bueno reflexionar al final de períodos más largos, al finalizar la semana, el mes, el año.

-El último día de la semana reflexiona unas horas y analiza los acontecimientos de esos siete días.

-A fin de mes, tómate un día. Y al finalizar el año una semana... para revisar, analizar, y reflexionar sobre todo lo que ha ocurrido en tu vida.

-Reúne la experiencia de tus pasadas conversaciones y aplícala a tu próxima conversación. De manera que debes empezar una nueva disciplina: la de reflexionar sobre lo que haces.

-Es posible que no puedas realizar todo lo que descubres, pero sí es importante que descubras todo lo que puedas hacer.

-Al estudiar tu vida, asegúrate de concentrarte tanto en los aspectos positivos como en los negativos, en los éxitos como en los fracasos. Los llamados fracasos pueden servirnos de gran ayuda si nos enseñan lecciones valiosas. A menudo, los fracasos son mejores maestros que los éxitos.

-Otra forma de aumentar tus conocimientos es a través de la experiencia de otras personas. Se puede aprender tanto con el éxito de otras personas, como de sus fracasos. 

-Para aprender de los otros se pueden utilizar tres vías:

a)     Leer la literatura publicada.

b)     Escuchar la sabiduría o las tonterías de los demás.

c)     Observar a los triunfadores y a los derrotados.

-Todos los grandes triunfadores son lectores asiduos. Su curiosidad es la que les impulsa a leer. Simplemente, ellos necesitan saber. Continuamente están buscando nuevos caminos para mejorar, para llegar a ser más perfectos. Todos los triunfadores son buenos lectores.

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