miércoles, 21 de marzo de 2018

Parábola de la Vid y los Pánpanos


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PARÁBOLA DE LA VID Y LOS PÁMPANOS

-¿Qué es una parábola?

-Una parábola es una historia real o ficticia, muy conocida por los oyentes, de la cual se extrae una lección espiritual. 

-Juan 15:1 dice lo que Jesús piensa: 

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“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador”.
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-En el Antiguo Testamento, se describe a la nación de Israel como una vid plantada por Jehová. 

-Lamentablemente, la nación de Israel, fracasó en manifestar el fruto que Jehová esperaba de ella. 

Isaías 5:7 en su última parte dice: 

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“Y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres”.
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-Esta es la razón por la cual Jesús se presenta a sí mismo como la vid verdadera, es decir el perfecto cumplimiento de lo que el labrador, Jehová, esperaba de su vid. 

Continúa diciendo Juan 15:2. 

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“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto”.
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-Los pámpanos son las ramas, por decirlo así, que unidas a la vid, producen las uvas, el fruto de la vid. 


-El texto muestra que existe algunos pámpanos que a pesar de estar unidos a la vid, sin embargo no llevan fruto. 

-El labrador quita a estos pámpanos de la vid. 

-Lo que significa es que el creyente que no lleva el fruto que Dios espera, corre riesgo de ser quitado de este mundo como una medida de disciplina. 

-En cambio, todo pámpano que lleva fruto, es limpiado, para que lleve más fruto. 

-El pámpano que lleva fruto simboliza al creyente que está creciendo hacia la madurez en Cristo. 

-El labrador, Jehová, limpia a estos creyentes, con la finalidad de aumentar su fruto. 

-La limpieza del creyente será el resultado de poner en práctica lo que dice Dios en su palabra. 

Esto se confirma por lo que dice Juan 15:3 

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“Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”.
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-Lo que limpia a un creyente es la palabra de Dios. 

-Los apóstoles ya fueron limpiados cuando recibieron la palabra de Jesús y reconocieron que es el Cristo, el Hijo de Dios, el Mesías. 

-En este punto, Jesús en su parábola se enfoca sobre los pámpanos. 

-Algo interesante es que los pámpanos no pueden producir fruto a menos que estén unidos a la vid. 

-De igual manera, los creyentes no pueden producir fruto a menos que esten unidos a la vid que es Cristo. 

Juan 15:4 dice lo que Jesús piensa:

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“Permaneced en mí, y yo en vosotros. 
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“Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”. 
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-El creyente está en Cristo; este es el lugar donde se encuentra. 

-En su vida diaria el creyente debe permanecer en íntima comunión con el Señor. 

-El pámpano que permanece en la vid recibe la rica sabia de la vid, y esto resulta en producir fruto. 

-De la misma manera, el creyente debe permanecer en Cristo invirtiendo tiempo en oración, leyendo y obedeciendo su palabra. 

-Sólo así el creyente producirá el fruto que Dios busca en él. 

-El pámpano sólo puede llevar fruto si permanece en la vid. 

-La única manera que los creyentes puedan llevar el fruto de un carácter semejante al de Cristo es viviendo en constante contacto con el Señor. 

Juan 15:5 dice lo que Jesús piensa:

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“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos, el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer”. 
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-El pámpano tiene un solo y único propósito. Dar fruto. No sirve para otra cosa. No sirve para fabricar muebles o casas. 

-Ni siquiera sirve como leña. Lo único para lo que sirve es para dar fruto, siempre y cuando permanezca en la vid. 

-Cuando un pámpano no puede dar fruto y en consecuencia, es cortado, se seca y se quema. 

Juan 15:6 dice lo que Jesús piensa:

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“El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará, y recogido y echado al fuego”. 
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-Este versículo es motivo de controversia, al interpretarlo en el sentido de que un creyente que no produce hijos puede perder su salvación. 

-Es un argumento que esgrimen los musulmanes cuando una esposa no puede dar a luz para poder divorciarse. Además, los musulmanes tienen prohibido ingerir bebidas alcoholicas. 


-El tema que no se trata de la salvación, sino la permanencia y el fruto que resulta de ella. 

-Como consecuencia de la negligencia en permanecer en la vid, un creyente se pone en una situación de riesgo, y en tal caso, es echado fuera, o desechado como pámpano, en el sentido de quedar inutilizado para cumplir con el propósito de Dios de producir fruto. 

-Los pámpanos echados fuera entran a un proceso degenerativo. Son cortados, se secan y terminan en el fuego. 

-La voluntad de Dios es que los pámpanos lleven fruto. 

-A continuación, Juan se refiere a uno de los muchos beneficios que resultan de permanecer en la vid. 

-Permanecer en Cristo, entendiéndose esto en el sentido de una comunión íntima con él, resulta en una exitosa vida de oración. 

-La razón para esto es que mientras más cerca se esté de Jesús, y más dispuesto se este dispuesto a obedecer su palabra, más se pensara como Jesús. 

-La vida fructífera de un creyente es un gran motivo para que el Padre celestial sea glorificado. 

Esto es lo que dice el Señor Jesús según Juan 15:8. 

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“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”.
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-El verbo glorificar significa hacer digno de honra o de honor al Padre debería ser la meta de todo genuino creyente.  

-Jesús dice que glorificamos a Dios el Padre, cuando llevamos mucho fruto. Este fruto es una vida que se parece más y más a la vida de Jesús cuando estuvo en este mundo. 

-Ya que estamos hablando de mucho fruto, es notorio observar una interesante progresión en la parábola de la vid y los pámpanos. 

-El pámpano comenzó sin llevar fruto, después avanzó a llevar fruto, después progresó a llevar más fruto y terminó llevando mucho fruto. 

-Esto es lo que Dios quiere para todos sus creyentes. 

-Quiere que lleven fruto, pero que no se conformen con eso, sino que lleven más fruto, pero que no se conformen con eso, sino que lleven mucho fruto. 
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1 comentario:

  1. Muy buena e interesante enseñanza. Gracias. El Señor te continúe bendiciendo.

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