Biografías Morbosas

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BIOGRAFÍAS MORBOSAS

Charo Quezada y 

J. M. Fajardo

Kitty Kelly es una ex periodista de The Washington Post con mucha experiencia en el mundo de las biografías morbosas y una reputación algo turbia como investigadora de sus víctimas.

Primero arremetió contra Jacqueline Onassis en “Jackie O”, contando todas las intimidades que pudo recoger sobre la supersecreta viuda de John F. Kennedy y Aristóteles Onassis, incluyendo la afirmación de que se le habían administrado ELECTROSHOCKS por una enfermedad mental. Luego le tocó el turno a Elizabeth Taylor.

La editorial Simon and Schustser empezó a darse cuenta de que Kelly era una mina. Cuanto más polémicas y escandalosas eran las historias que contaba la escritora, más rápido desaparecian los ejemplares de los estantes de las librerìas.

Cuando le llegó el turno a Frank Sinatra los abogados de la editorial y de la actrz empezaron a temblar. “Ojos azules” era otro tipo de enemigo. Meterse en la vida íntima de un hombre con conexiones probadas con la Mafia y con fama de desaprensivo era arriesgar la vida. Kitty no se echó atrás. La biografía de Sinatra, My Way, salió al mercado y consiguió cambiar la reputación de Kitty Kelly. Ni siquiera los abogados de Sinatra pudieron con ella. Nada de lo que ella escribió se pudo rebatir. Y Kitty Kelly dijo muchas cosas: habló de las conexiones del cantante con la Mafia y contó anécdotas despiadadas de sus relaciones con las mujeres.

En el último libro escrito por Kitty Kelly les ha servido por fin en plato que esperaban muchas personas con el libro sobre Nancy Reagan. La biografía extraoficial, que ha batido todos los records de venta (900,000 ejemplares en un día) ocupa el número uno en las listas de The New York Times Magazine y  The Washington Post, ha convertido a la autora en el blanco de todos los elogios más encendidos o de los improperios más despiadados.

El retrato de Nancy es verdaderamente demoledor. Se sabía que la ex primera dama no era un angelito, pero faltaban los detalles. Ahora ya está todo, o casi todo, dicho. Ambiciosa, manipuladora, tacaña, cruel con sus hijos, amante del poder y del dinero, esa es la Nancy que ha presentado Kitty Kelly.

Las editoriales de Estados Unidos se dieron cuenta del potencial que tenían las biografías escandalosas cuando vieron que el libro de Christina Crawford, Mamita Querida (en el que describía a su madre, la actriz Joan Crawford, como un monstruo de crueldad que la maltrató durante su infancia) se convertía en un best-seller de la noche a la mañana.

Desde entonces, cualquier personaje célebre con alguna conexión escandalosa se convirtiá en tema central de muchos éxitos editoriales en Estados Unidos.

No todos los hechos son verdades comprobadas y muchos no pueden ser tildados de mentiras admitidas.

Las casas editoras defienden su negocio alegando que es imposible verificar todo lo que se cuenta entre las tapas de esos tomos. A lo más que llegan autores y editores es a comprobar, con sus asesores legales, que no existen razones para que las “víctimas” se querellan, especialmente en un país donde los litigios son un modo de vida para muchos ciudadanos.

Del escrutinio no podía librarse la misma Kitty Kelly. Esta primavera apareció La Pluma Venenosa, biografía no autorizada de Kitty Kelly.

Este libro fue escrito por un experto en chismes y periodismo amarillista: George Carpozi, que trabaja para el Star, un semanario cargado de historias inverosímiles.

La historia de Kitty Kelly da, al parecer, para mucho. Hija de una alcohólica y de un dictador casero, cuenta que la joven Kitty Kelly creció llena de complejos.

Hoy, la escritora vive como una reina, cobra como una estrella del deporte y se comporta como si descendiese de la reina de Saba. Pero nadie puede cofirmar lo que se dice sobre ella. A estas alturas, la biógrafa se ha convertido en un personaje tan polémico que despierta las opiniones más extremistas: los amigos la adulan y la adoran, y los enemigos la ponen verde porque la detestan. Existe una tercera categoría: la de los mudos voluntarios que optan por el silencio y    prefieren no dar su opinión por miedo a la venganza terrorífica de esta rubia les juegue una pesada peligrosa.

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