-¡Marcela, yo se que es malo ingerir bebidas alcohólicas en exceso, pero, quiero que tú, como especialista que eres, me lo digas!
-¡Con gusto Emilio! Como tú dices en exceso, todo es malo. El beber solo 20 gramos de alcohol al día, lo que equivale a un cuarto de litro de vino o cerveza, protege contra el infarto, pues aumenta el colesterol en la sangre. Este colesterol es una combinación de grasa y albúmina que arrastra la grasa y otros residuos de las paredes interiores de las arterias, evitando que queden obstruidas. Sin embargo, demasiado alcohol daña el músculo cardiaco y reduce la capacidad de bombeo.
-¿Cuáles son los efectos progresivos del alcohol?
-"La primera copa, para la salud; la segunda, para el amor y el placer; la tercera, para el sueño. Tras la tercera copa, los invitados inteligentes se van a casa... la cuarta copa ya no es nuestra, pertenece a la agresión y a la violencia; la quinta, al espectáculo escandaloso; y la sexta, a la orgía embriagada".
Esto que te acabo de decir es la cita de un escritor griego que vivió hace ya 2,400 años.
-¿Cómo se llamaba ese escritor griego?
-Eubulo, pero, permíteme continuar Emilio. Esta variada gama de efectos, que aún puede ampliarse más, tiene su origen en las transformaciones que nuestro cuerpo y nuestra mente experimentan desde que nos echamos el primer trago.
-¿Qué nos pasa al ingerir alcohol?
-Casi de inmediato, se siente un efecto estimulante, como una suave corriente de calor que recorre nuestro cuerpo. No es extraño, pues un 20% de ese alcohol va directamente a la sangre, desde el estómago, y empieza a recorrer con ella todo el cuerpo. Así como la mucosa del estómago es impermeable al agua y a las substancias nutritivas, es permeable al alcohol. Además cuanto más vacio está el estómago, más de prisa se absorbe. Eso no quiere decir que, si tomamos alcohol con el estómago lleno, evitaremos que pase a la sangre; simplemente, se retrasará el proceso.
El efecto es más o menos rápido, según lo que se beba, cómo se beba y hasta quién lo beba. Por ejemplo, si se bebe rápidamente gran volumen de bebida alcohólica, se acelera mucho la absorción por la sangre, y se produce la misma situación que cuando se ingieren bebidas de muchos grados. Ocurre lo contrario cuando la copa se bebe lentamente y saboreándola.
Otro caso es el de las bebidas carbonatas, como el champaña; también pasan con gran rapidez del estómago a la sangre, a causa de que el gas produce mayor irrigación sanguínea de la mucosa estomacal.
Además de ese estímulo casi inmediato, debido al paso del alcohol al torrente sanguíneo, se produce otro segundo efecto: despierta el apetito, porque fomenta la producción de jugos gástricos que contiene, a su vez, ácido clorhídrico. Este último es el responsable de la sensación de habré. De aquí que lo del aperitivo tiene su lógica, pues despierta el apetito; eso sí, solamente si se ingieren pequeñas cantidades de alcohol.
-El 20% del alcohol pasa a la sangre desde el estómago, pero, ¿qué pasa con el 80 restante?
-Pasa a la sangre a través del intestino delgado. Entre media hora y una hora después del primer vaso se puede detectar la concentración más alta de alcohol en la sangre. Entre la hora y la hora y media, el alcohol ya está distribuido por todo el cuerpo; y cuanto más irrigado está un órgano, tanto más afectado son el cerebro, en primer lugar, después los riñones, el corazón, los pulmones y el duodeno, en este orden. Por último, los huesos y el tejido adiposo, que son los menos afectados.
También los líquidos del cuerpo, además de las sangre, son invadidos por el alcohol: el sudor, la orina, la saliva, el aire que expulsamos por la boca y la nariz... De ahí el tufo que despiden los bebedores. Pero sólo una pequeña parte del alcohol, de 5 a 10%, es eliminado por estas vías líquidas, a través de la piel, como sudor, de los pulmones, como vapor de aire, de los riñones, en forma de orina. El resto ha de ser asimilado por el cuerpo, tras un ha' hábil proceso en el que el hígado juega el papel protagonista.
-¿Cómo hace el cuerpo para eliminar el alcohol?
-Solamente el hígado produce el elemento activo capaz de metabolizar el alcohol: la enzima deshidrogenasa de alcohol. Esta enzima desdobla, concretamente por oxidación, la molécula de alcohol, que químicamente es el estanól: C2H5OH, en hidrógeno H y acetaldehído C2H4O. Este último es una substancia altamente tóxica, que debe ser destruida de inmediato. De ello se encargan otras enzimas del hígado, las deshidrogenasas de aldehído, que oxidan la substancia tóxica y la convierten en ácido acético, en una primera fase, y en anhídrido carbónico y agua, en una segunda. Las reacciones son muy rápidas y, además, desprenden energía. Por ejemplo, un vaso de whisky, que contienen unos 53 gramos de etanol, ofrece el mismo contenido energético que 300 gramos de leche o de papas o que 50 gramos de queso. El cuerpo consigue así energía de forma fácil y rápida, lo que explica que los alcohólicos, acostumbrados a esta fuente fácil, coman poco.
-Dime Marcela, ¿a qué se debe que las mujeres sean más afectadas que los hombres por la ingestión de bebidas alcohólicas? ¿será acaso falta de práctica?
-¡No solo a las mujeres Emilio! la enzima deshidrogenasa de aldehído no existe por igual en todos los seres humanos, lo que explica que haya razas que apenas aguantan el alcohol o lo toleran mucho menos que los europeos. Ese es el caso de los indios y de ciertos asiáticos. En la raza mongola, la enzima en cuestión tiene, en lugar de su cadena proteínica, un aminoácido diferente al de la enzima de los hígados europeos. Por esto el acetaldehído es transformado mucho más despacio por los hígados de indios y mongoles. Lógicamente, esto ha generado una prevención contra el consumo excesivo de alcohol en esos pueblos.
-¡Y en las mujeres! ¡insisto!
-También son diferentes los efectos del alcohol en las mujeres; por lo general, como tú dices, los hombres aguantan más. Esto se debe no sólo a que los hombres suelen tener mayor peso corporal y más sangre donde puede diluirse el alcohol, sino también a que el hígado femenino no lo metaboliza tan rápidamente como el masculino; sólo tiene un tercio de la enzima de marras. Para un hombre, beber diariamente los 80 gramos de alcohol neto contenidos en un litro de cerveza o de vino de no mucha graduación se considera aceptable o inocuo. Para las mujeres, sin embargo, esta cantidad sería la mitad: 40 gramos.
-¿Cómo es que se elimina del organismo el alcohol?
-La desintegración del alcohol comienza nada más ingerido; el hígado se pone a funcionar a pleno rendimiento como una fábrica química. En el hígado sano de un hombre adulto existen constantemente tan sólo 1.5 gramos de la enzima, y 0.5 gramos en las mujeres. Cantidad tan exigua sólo puede realizar un trabajo limitado. Por eso el hígado masculino desintegra en una hora alrededor de un gramo de alcohol por cada 10 kilogramos de peso del cuerpo. Eso explica que el alcohol permanezca tanto tiempo en la sangre. Nada puede aumentar esta marca, ni el hígado puede ser entrenado mediante un consumo progresivo e del de alcohol. ¡No vale el que practiques más!
-¿Qué tiempo le toma al organismo humano eliminar el alcohol?
-Un hombre de 80 kilos, por ejemplo, elimina 8 gramos en una hora. Si ese hombre ha bebido un litro de vino, o sean, 80 gramos de alcohol puro, habrán de pasar 10 horas para que no le quede ni rastro en el cuerpo. Y si ha bebido una tarro de cerveza de un cuarto de litro, la eliminará en dos horas y media.
Durante el tiempo que actúa el alcohol en el cuerpo, se produce una auténtica metamorfosis, pues influye en todas las células del organismo. El ectoplasma de las células está compuesto de albuminoides y, como el alcohol sustrae agua a las células, éstos forman coágulos. Este efecto devastador se puede apreciar perfectamente en las plantas: si las regamos con agua que sólo contenga un uno por ciento de alcohol, advertiremos rápidamente que las plantas perecen.
-¡Si eso le hace a las plantas que no nos hará a nosotros!
-Así es Emilio, algunos neurólogos calculan que medio litro de vino o de cerveza afectan ya a varios miles de células cerebrales, que se resienten químicamente. Si tenemos en cuenta que el hombre tiene entre 10 y 50 mil millones de estas células, la cifra parece ínfima, salvo que ese efecto se produzca diariamente.
Después de la sangre, el sistema nervioso central, o sea, cerebro y médula espinal, que absorbe la mayoría del alcohol a través de dos vías: la primera es el líquido cefalorraquídeo, pues el alcohol se mezcla de inmediato con los líquidos del cuerpo, la segunda vía es la sangre, de la que fluyen por el cerebro unos mil litros en 12 horas, o sea, 200 veces la cantidad total de sangre del cuerpo.
-Ya me platicaste lo que pasa dentro del cuerpo a causa de ingerir alcohol, pero dime ¿a qué se deben los cambios de comportamiento del individuo?
-Todo empieza con un estímulo agradable, tras unos pocos tragos? la alegría y excitación ya aparecen con una cantidad que va de los 250 a los 700 miligramos de alcohol contenidos en 5 centímetros cúbicos de vino. El bebedor se siente animado, relajado, lleno de vida; crecen sus ganas de hablar y se ríe más alto de lo habitual. Esta alegría es ya un ligero entumecimiento cerebral, y lo primero que se perturba es la conciencia, es decir, lo último que el ser humano ha desarrollado en su evolución. Disminuye el miedo, caen las inhibiciones, y afloran los impulsos que el hombre suele reprimir por educación. Éste SUPERYO,como llamaba Freud a las normas sociales y morales interiorizadas por el individuo, pierde su poder tras varios cuartos de litro. El hombre se siente libre.
Por otra parte, con pequeñas cantidades de alcohol aumenta la fuerza bruta,porque disminuye la sensación de cansancio durante la fase de excitación. Sin embargo, baja la capacidad de realizar tareas minuciosas, como enhebrar una aguja.
La segunda fase es un ligero embotamiento sensorial en el que cae la atención y la concentración, pero aumentan la euforia y la vanidad. El centro de la visión está aturdido, porque los estímulos ya no funcionan, y se ve como a través de unos prismáticos mal enfocados. El habla pasa a convertirse en un balbuceo incomprensible, porque el centro del lenguaje está bloqueado, aunque el alcohol haga creer que los sentidos están más agudizados que antes. No es que aumente el rendimiento, sino que disminuye la crítica. El cerebro trabaja más despacio y la orden ante la reacción llega retardada. Se sabe, estadísticamente hablando, que con 4 whiskyes el peligro de tener un accidente es 16 veces superior que en estado sobrio. Con litro y medio de vino es como si hubiéramos programado el accidente.
Pero si aún continuamos bebiendo, el cerebelo se paraliza, se perturba el sentido del equilibrio, y los músculos están con diferentes tensiones. En consecuencia, el bebedor se tambalea. Acto seguido la médula espinal se afecta: los reflejos se hacen más lentos hasta que desaparecen por completo. Por ejemplo, cuando un objeto se aproxima al ojo, el párpado no se cierra. Y lo mismo ocurre con otros movimientos automáticos de defensa, que no llegan a producirse.
-¿A qué se debe todo eso Marcela?
-Las paredes de las células nerviosas se componen de proteínas que flotan en un mar de grasa como si fueran icebergs. Los estímulos son transportados al cerebro sólo cuando las corrientes eléctricas encuentran su camino por entre los icebergs. En el caso de que el mar no sólo esté compuesto de grasa sino también de alcohol, se hace más líquido. Esto implica una transformación d su permeabilidad y de su presión superficial. En consecuencia, las células ya no funcionan correctamente, los icebergs flotan a la deriva por el mar, y los estímulos deben encontrar su objetivo mediante rodeos; algunas veces, sencillamente, no continúan o se pierden. Entonces se produce la embriaguez.
Las células nerviosas quedan, pues, fuera de combate durante un tiempo determinado, con efectos impresionantes. "La dirección de la persona se encuentra en el cerebro", decía el médico griego Alcmeon en el año 500 adne. En él se asienta la conciencia, y todas las impresiones percibidas por los órganos sensoriales pasan por esta central, lo que vemos, oímos, olemos, o tocamos o saboreamos. También aquí estas percepciones se unen a los recuerdos que llevamos dentro.
El cerebro, en colaboración con el cerebelo, regula también el equilibrio y el estado de tensión de los músculos. El tronco cerebral, que comienza al lado del cerebelo, dirige la respiración y la circulación de la sangre; es decir, las funciones que se desarrollan ininterrumpidamente de forma automática sin nuestra intervención. A continuación del tronco cerebral comienza la médula espinal , que se encuentra en la columna vertebral y dirige los órganos de la digestión. En ella se desencadenan también, en parte, los movimientos inconscientes e involuntarios producidos por los estímulos exteriores.
-Marcela, ¡qué interesante es todo lo que me acabas de platicar!
-Sabes Emilio, quizá escriba un libro...
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