sábado, 31 de diciembre de 2011

La Vaca Valiente

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¿Qué historia es ésa?, preguntó el comandante.
La historia de una vaca.
¿Las vacas tienen historia?, volvió el comandante a preguntar, sonriendo.
Ésta, sí, fueron doce días y doce noches en unos montes de Galicia, con frío, y lluvia, hielo, y barro, y piedras como navajas, y matorrales como uñas, y breves intervalos de descanso, y más combate y ataques, y aullidos, y mugidos, la historia de una vaca que se perdió en los campos con su cría de leche, y se vio rodeada de lobos durante doce días y doce noches, y fue obligada a defenderse y a defender al hijo, en una larguísia batalla, la agonía de vivir en el límite de la muerte, un círculo de dientes, de fauces abiertas, las arremetidas bruscas, las cornadas que no podían faltar, de tener que luchar por sí misma y por un animalito que todavía no se podia valer, y también esos mometoe sin que el ternero buscaba las tetas de la madre, y mamaba lentamente, mientras los lobos se aproximaban, con espinazo tenso y las orejas aguzadas.
Subhro respiró hondo y prosiguió.
Al cabo de doce días la vaca fue encontrada y salvada, también el ternero, y fueron conducidos en triunfo hasta la aldea, sin embargo, el cuento no acaba aquí, la cosa siguió dos días más, tras los que, porque se había convertido en vaca brava, porque aprendió a defenderse, porque nadie podia dominarla o acercársele, la vaca fue muerte, la mataron, no los lobos a los que había vencido durante doce días, sino los mismos hombres que la habían salvado, tal vez el propio dueño, incapaz de comprender que, habiendo aprendido a luchar, aquel antes conformado y pacífico animal no podría detenerse nunca más.
Un silencio respetuoso reinó durante algunos segundos en la gran sala de piedra.
Los soldados presentes, aunque no muy experimentados en guerras, baste decir que los más jóvenes nunca habían olido la pólvora en los campos de batalla, estaban asombrados en su foro íntimo por el valor de un irracional, una vaca, imagínenese, que había mostrado poseer sentimientos tan humanos como el amor de familia, el don del sacrificio personal, la abnegación llevada hasta el extremo.
El primero en hablar fue un soldado que sabía mucho de lobos.
Tu historia es bonita, le dijo a Subhro, y esa vaca merecía, por lo menos, una medalla al valor y al mérito, pero hay en tu relato algunas cosas poco claras y hasta bastante dudosas.
¿Por ejemplo?, preguntó Subhro con tono de quien ya se está preparando para la lucha.
Por ejemplo, quién te contó ese caso.
Un gallego.
Y cómo lo supo él.
Debe de haberlo oído por ahí, o leído.
No creo que sepa leer, lo oyó y lo memorizó.
Puede ser, yo me he limitado a repetirlo lo mejor que pude.
Tienes buena retentiva, sobre todo teniendo en cuenta que la historia está contada con un lenguaje nada común.
Gracias, dijo Subhro, pero ahora me gustaría saber qué cosas poco claras y bastante dudosas encuentras tú en el relato.
La primera es el hecho de darse a entender, o mejor, de afirmar claramente que la lucha entre la vaca y los lobos duró doce días y doce noches, lo que significaría que los lobos atacaron a la vaca nada más empezar la primera noche y se retiraoron probablemente con bajas, en la última.
No estábamos allí, no pudimos verlo.
Sí, pero los que conozcan algo sobre lobos saben que esos animales, aunque vivan en manadas, cazan solos.
¿Adónde quieres llegar?, preguntó Subhro.
Quiero llegar a que la vaca no podría resistir un ataque concertado de tres o cuatro lobos, ya no digo doce días, sino una sola hora.
Entonces, en la historia de la vaca luchadora es todo mentira.
No, mentira son solo las exageraciones, los adornos del lenguaje, las medias verdades que quieren pasar por verdades completas.
¿Qué crees tú entonces que pasó?, pregunto Subhro.
Creo que la vaca realmente se perdió, que fue atacada por un lobo, que luchó con él y lo obligó a huir tal vez malherido, y después se quedó allí pastando y dando de mamar al ternero, hasta ser encontrada.
¿Y no podría haber ocurrido que llegara otro lobo?
Sí, pero eso ya sería mucho imaginar, para justificar la medalla al valor y al mérito, con un lobo ya es bastante.
La asistencia aplaudió pensando que, bien vistas las cosas, la vaca gallega merecía la verdad tanto como la medalla.
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Tomado de "El viaje del Elefante"
José Saramago
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jueves, 29 de diciembre de 2011

Hinduismo

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Y tú, Cornaca, qué demonios vas a hacer tú con el elefante en Viena.
Probablemente lo mismo que en Lisboa, nada importante, respondió Subhro, le darán muchas palmas, saldrá mucha gente a la calle, y después se olvidarán de él, así es la ley de la vida, triunfo y olvido.
No siempre,
A los elefantes y a los hombres siempre, aunque de los hombres yo no deba hablar, no dejo de ser un hindú en tierra que no es suya, pero, por lo que sé, solo un elefante ha escapado de esta ley.
¿Qué elefante es ése?, preguntó uno de los hombres de carga.
Un elefante que estaba moribundo y al que le cortaron la cabeza después de muerto.
Entonces acabó todo ahí.
No, colocaron la cabeza en el cuello de un dios que se llamaba Ganesh y que estaba muerto.
Háblanos de ese tal Ganesh, dijo el comandante.
Comandante, la religión hinduista es muy complicada, solo un hindú está capacitado para entenderla y ni siquiera todos lo consiguen.
Creo recordar que me dijiste que eres cristiano.
Y yo recuerdo haberle respondido, más o menos, mi comandante, más o menos,
Qué quiere decir eso en realidad, ¿eres o no eres cristiano?.
Me bautizaron en la india cuando era pequeño,
¿Y luego?
Luego, nada respondió él encongiéndose de hombros,
¿Nunca has practicado?
No he sido llamado, señor, deben de haberse olvidado de mí.
No has perdido nada con eso, dijo una voz desconocida que no fue posible localizar, pero que, aunque esto no sea creible, parecía que brotaba de las brasas de la hoguera. Se hizo un gran silencio solo interrumpido por los estallidos de la leña al arder.
¿Según tu religión, quién creó el universo?, preguntó el comandante.
Brahma, mi señor.
Entonces ése es dios.
Sí, pero no es el único.
¡Explícate!
Es que no es suficiente con crear el universo, es necesario también que haya quien lo conserve, y ésa es la tarea de otro dios, uno que se llama Vishnu.
¿Hay más dioses además de ésos?
Tenemos millares, pero el tercero en importantcia es Shiva, el destructor.
¿Quieres decir que lo que Vishnú conserva Shiva lo destruye?
No, mi comandante, con Shiva, la muerte se entiende como principio generador de vida.
Si lo entiendo bien, los tres forman parte de una Trinidad, son una Trinidad, como en el cristianismo.
En el cristianismo son cuatro mi comandante, con perdón del atrevimiento.
¡Cuatro! exclamó el comandante, etupefacto, ¿quién es el cuarto?
La Virgen, mi señor.
La Virgen está fuera de esto, lo que tenemos es el padre, el hijo y el espíritu santo.
Y la Virgen.
Si no te explicas, te corto la cabeza, como le hicieron al elefante,
Nunca he oído que se le pidiera nada a Dios, ni a Jesús, ni al Espiritu Santo, pero la Virgen no tiene manos para con tantos ruegos, rezos y solicitaciones como le llegan a casi todas las horas del día y de la noche.
¡Cuidado que está por ahí la inquisición!, por tu bien no te metas en terrenos pantanosos.
Si llego a Viena, no regreso más.
¿No regresas a la India?, preguntó el comandante.
Ya no soy hindú.
En cualquier caso veo que de tu hinduismo pareces saber mucho.
Más o menos, mi comandante, más o menos.
¿Por qué?
Porque todo esto son palabras, y solo palabras, fuera de las palabra no hay nada.
¿Ganesh es una palabra?, preguntó el comandante.
Sí, una palabra que, como todas las demás, solo son otras palabras puede ser explicada, pero, como las palabras que intentan explicar, lo consigan o no, tienen, a su vez, que ser explicadas, nuestro discurso avanzará sin rumbo, alternará, como por maldición, el error con la certeza, sin dejar verlo que está bien de lo que está mal.
Cuéntame quién fue Ganesh.
Ganesh es hijo de Shiva y de Parvati, también llamada Durga o Kali, la diosa de los cien brazos,
Si en vez de brazos hubieran sido pies, podríamos llamarla ciempiés, dijo uno de los hombres riéndose con disimulo, como arrepentido del comentario nada más salirle de la boca.
Él no le prestó atención y prosiguió.
Hay que decir, como le sucedió a vuestra Virgen, que Ganesh fue creado por su madre, Parvati, sin intervención del marido, Shiva, lo que se explica por el hecho de que, siendo eterno, no sentía ninguna necesidad de tener hijos. Un día, habiendo Parvati decidido darse un baño, quiso el azar que no hubiera guarda allí para protegerla de quien quisiera entrar en la sala. Entonces ella creó un ídolo con la forma de un niño, hecho con la pasta que había preparado para lavarse, y que no debía de ser otra cosa que jabón. La diosa le infundió vida al muñeco, y éste fue el primer nacimiento de Ganesh. Parvati ordenó a Ganesh que no permitiera la entrada de nadie, y él siguió a rajatabla las órdenes de la madre. Pasado algún tiempo, Shiva regresó de la selva y quiso entrar en casa, pero Ganesh no lo permitió, lo que, como es natural enfureció a Shiva. Entonces se produjo el siguiente diálogo:

"Soy el esposo de Parvati, luego su casa es mi casa".
"Aquí sólo entra quien mi madre quiera, y ella no me a ha dicho que tú pudieras entrar".

Shiva perdió la paciencia y se lanzó en feroz batalla contra Ganesh, que terminó con el dios cortando con su tridente la cabeza del adversrio. Cuando Parvati salió y vio el cuerpo sin vida del hijo, sus gritos de dolor se transformaron en aullidos de furia, le ordenó a Shiva que devolviese inmediatamente la vida a Ganesh, pero, por desgracia el golpe que le degolló fue tan poderoso que la cabeza salió disparada muy lejos y nunca más la encontraron. Entonces, como último recurso, Shiva le pidió auxilio a Brahma, quien le sugirió que sustituyese la cabeza de Ganesh por la del primer ser vivo que encontaran en el camino, siempre que estuviera en dirección norte. Shiva mandó entonces a su ejércio celestial para que tomara la cabeza de cualquier criatura con que se toparan durmiendo con la cabeza hacia el norte. Vieron un elefante moribundo que dormía de esta manera y, tras su muerte, le cortron la cabeza. Regresaron donde estaba Shiva y Parvati y les entregaron la cabeza del elefante, que fue colocada en el cuerpo de Ganesh, trayéndolo de nuevo a la vida. Y así fue como nació Ganesh después de haber vivido y muerto.
Historias de maricastaña, murmuró un soldado.
Como la de aquel que, habiendo muerto, resucitó al tercer día, respondio Subhro.
Cuidado, estás yendo demasiado lejos, le respondió el comandante.
Yo tampoco me creo el cuento del niño de jabón que llegó a convertirse en un dios con un cuerpo de hombre barrigudo y cabeza de elefante, pero me pidió que explicase quén era Ganesh, y yo no he hecho más que obedecer,
Sí con consideraciones poco amables sobre Jesucristo y la Virgen que no han caído nada bien en el espíritu de las personas aquí presentes,
Pido disculpas a quien se sienta ofendido, pero fue sin mala intención, respondió él .
Se oyó un murmullo de apaciguamiento, la verdad es que a esos hombres, tanto soldados como paisanos, poco les importaban las disputas religiosas, lo que les inquietaba era que se tratasen asuntos tan retorcidos debajo de la propia cúpula celeste.
Suele decirse que las paredes tienen oídos, imaginemos el tamaño que tendrán las orejas de las estrellas.
Fuese como fuese, ya era hora de irse a la cama, aunque las sábanas y las mantas sean las ropas que vestían, lo importante era que no les lloviese encima y eso lo había conseguido el comandante yendo de casa en casa solicitando que diesen abrigo, por esta noche, a dos o tres de sus hombres, Dormirán en cocinas, en establos, en pajares, pero están con la barriga llena, lo que compensaría esos y otros inconvenientes.
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Tomado de "El viaje del Elefante"
José Saramago
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sábado, 10 de diciembre de 2011

Budismo

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La médula de la doctrina de Buda radica en dos grandes sentencias.
La primera se conoce en todo el mundo budista como las Cuatro Verdades Sublimes.
La otra es la Sublime Senda Octupla.

Las verdades son éstas:

1) El sufrimiento es universal

2) La causa del sufrimiento es el deseo insaciable o egoísta.

3) El remedio del sufrimieno tes olvidarse de todo anhelo.

4) El modo de desnacerse de los anhelos es seguir la Sublime Senda octupla.
Los pasos de esta Sublime Senda octupla son los siguientes:
1) Conocimientos apropiados.
2) Buena intención.
3) Lenguaje apropiado.
4) Buena conducta.
5) Medios de vida honestos.
6) Esfuerzos legítimos.
7) Atención correcta.
8) Verdader a concentración.

El budismo tiene dos grandes escuelas de doctrina: el budismo hinayana, que profesan los asiáticos del Sur, y el budismo mahayana, que se profesa en China, en el Japón, Corea, el Tibet y Monolia.
El budismo hinayana ensalza la austeridad individual y la salvación por la fe y las buenas obras.
En ambas escuelas de doctrina, constituye una norrma de autodisciplina para los budistas practicar todas las virtudes necesarias para recorrer la Sublime Senda Octupla.
A su vez, la práctica constante de esa ne norma conduce al budista a practicar las buenas obras y a obtener la paz del espíritu.
Los budistas que se esfuercen al máximo por observa todas estas reglas a través de muchas vidas sucesivas, obtendrán finalmente el esclarecimiento.
Luego liberado de todo deseo mundano, el hombre se verá también libre de su turno en las reencarnaciones, y llegará a Nirvana.
Esto se asemeja mucho a la serie de reencarnaciones de la religión hind, ya que Buda había sido hind.
Admitía la antigua idea de que todo ser viviente pasa a través de un ciclo prolongado de nacimiento, muerte y reencarnación.
Buda no está considerado como un DIOS.
"Buda" significa "iluminado" y el Budismo se basa en las enseñanzas de un hombre llamado Siddartha Gautama, que vivió en la India en el siglo VI antes de Cristo.
En los 25 siglos que lleva de existir, el Budismo se ha venido transformando, hasta convertirse en algo que Buda nunca quiso, ni pensó: una religión organizada en la que se le venera como a un dios cualquiera.
Siddartha era un rico principe que vivía rodeado de lujos y placeres. Pero un día salió de su palacio y se encontró con la realidad de la vida: la pobreza, la enfermedad y la vejez, y decidió dejarlo todo y resolver el misterio de la vida. Vagó por seis años, ayunando, meditando y viviendo como pobre, hasta que un día, tras 49 días de meditación bajo un árbol, obtuvo la respuesta.
Fue "iluminado".
Tras esa rara experiencia, dedicó el resto de su vida a predicar sus enseñanzas.
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jueves, 8 de diciembre de 2011

Olfato

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El olfato es el sentido encargado de detectar y procesar los olores.
Es un quimiorreceptor en el que actúan como estimulante las partículas odoríferas desprendidas de los cuerpos volátiles, que ingresan por el epitelio olfatorio ubicado en la nariz, y son procesadas por el sistema olfativo.
La nariz humana distingue entre más de 10,000 aromas diferentes.
El olfato es el sentido más fuerte al nacer.
Las sustancias odorantes son compuestos químicos volátiles transportados por el aire.
Los objetos olorosos liberan a la atmósfera pequeñas moléculas que percibimos al inspirar.
Estas moléculas alcanzan la mucosa olfativa, que consta de tres tipos característicos de células:
• las células olfativas sensoriales, • las células de sostén y
• las células basales, que se dividen aproximadamente una vez al mes y reemplazan a las células olfativas moribundas.
Los 20 o 30 millones de células olfativas humanas contienen, en su extremo anterior, una pequeña cabeza con cerca de 20 pequeños filamentos sensoriales (cilios).
El moco nasal acuoso transporta las moléculas aromáticas a los cilios con ayuda de proteínas fijadoras; los cilios transforman las señales químicas de los distintos aromas en respuestas eléctricas.
Las prolongaciones nerviosas de las células olfativas alcanzan el bulbo olfatorio a través de micro-orificios del cráneo; el bulbo es una porción anterior del cerebro, que se ocupa de la percepción de los olores.
Estas prolongaciones nerviosas terminan en los glomérulos, pequeñas terminaciones de celulas olfativas de forma esférica donde se procesan las señales aromáticas que luego son conducidas por células receptoras especiales.
La información llega primero al sistema límbico y al hipotálamo, regiones cerebrales ontogenéticamente muy antiguas; responsables de las emociones, sentimientos, instintos e impulsos, tales regiones almacenan también los contenidos de la memoria y regulan la liberación de hormonas.
Por este motivo, los olores pueden modificar directamente nuestro comportamiento y las funciones corporales.
Sólo más tarde parte de la información olorosa alcanza la corteza cerebral y se torna consciente.

Glándulas pituitarias
Los receptores químicos del olfato son:
• La glándula pituitaria roja: Se ubica en la parte inferior de la fosa nasal y está recubierto por numerosos vasos sanguíneos que calientan el aire.
• La glándula pituitaria amarilla: Se ubica en la parte superior de las fosas nasales y presenta tres capas:
• Células de sostén
• Células olfatorias
• Células basales
Las células olfatorias son células nerviosas receptoras de estímulos químicos provocados por los vapores.
En la pituitaria amarilla se encuentran las glándulas mucosas de Bowman, que libera un líquido que mantiene húmedo y limpio el epitelio olfatorio.
Para estimular éstas es necesario que las sustancias sean volátiles, es decir, han de desprender vapores que puedan penetrar en las fosas nasales, y que sean solubles en agua para que se disuelvan en el moco y lleguen a las células olfatorias.
Éstas transmiten un impulso nervioso al bulbo olfatorio y de este a los centros olfatorios de la corteza cerebral, que es donde se aprecia e interpreta la sensación de olor.
Se cree que existen 7 tipos de células olfatorias, cada una de las cuales sólo es capaz de detectar un tipo de moléculas, éstas son:
• Alcanforado: olor a naftalina.
• Almizclado: olor a almizcle.
• Floral.
• Mentolado.
• Etéreo: olor a fluidos de limpieza en seco.
• Picante.
• Pútrido.
En el año 1991 se descubrieron los primeros genes de las proteínas receptoras del olor.
Estas moléculas receptoras residen en la membrana de células sensoriales, que retienen un aroma y envían el mensaje correspondiente al cerebro a través de una cadena de reacciones químicas.
En 1996 fue caracterizado el primer receptor olfativo humano.

Enfermedades del olfato
• Hiposmia es la reducción de la capacidad de detectar olores.
• Anosmia es la pérdida del olfato.
Uno de los primeros síntomas en
su detección es que las personas que la
padecen no sienten el sabor de sus
comidas y encuentran toda sustancia insípida (sin sabor), por la conexión que posee el sentido del gusto con el olfato.
Suele ocurrir por trastornos químicos y, generalmente, por traumatismos craneales.
• Sinusitis ocurre cuando la mucosa de los senos paranasales se inflama.
Algunos de sus síntomas son fuertes dolores de cabeza y fluido constante de secreciones purulentas.
Usualmente se manifiesta cuando despreocupamos un resfrío.
• Rinitis afecta a la mucosa nasal y dependiendo de la época, puede ser un síntoma de alergias (si ocurre en primavera, puede revelar alergias al polen o al polvo).
Ocasiona estornudos, obstrucción, secreciones nasales y, a veces, falta de olfato.
• Pólipos son tumores benignos que aparecen en las membranas de las mucosas irritadas, generalmente por resfríos frecuentes.
Cuando estos obstruyen la fosa nasal o producen dolor, deben ser extraídos mediante una intervención quirúrgica.
Podemos observar a grandes rasgos tres grupos de daños al olfato:
• daños químicos,
• cambios del tejido y
• los físicos.
Los daños químicos se deben a
factores exógenos en este caso a
productos químicos que pueden
producir efectos temporales o
permanentes, tal es el caso de respirar
vapores corrosivos.
Los cambios del tejido se pueden deber a enfermedades, atrofia, etc, es decir, factores endógenos.
Los factores físicos incluyen el daño mecánico, (operaciones) y alteraciones en el cerebro por golpes.
Los factores que desencadenan una enfermedad en el olfato son principalmente infecciones en los senos paranasales, trastornos hormonales y problemas dentales, además de la exposición a agentes químicos.
Existe un concepto interesante llamado fatiga olfativa el cual consiste en que luego de cierto tiempo en la presencia de un tipo de olor dejamos de percibirlo.
Es de tomarse en cuenta para evitar accidentes especialmente con el gas que lleva mercaptanos para detectar su presencia.
Al cabo de minutos nos acostumbramos a los olores aún cuando sean señal de toxicidad o peligro.
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