jueves, 4 de febrero de 2016

Fanatismo


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FANATISMO

Jorge Volpi

-¿Por qué cada vez más individuos en apariencia normales están dispuestos a sacrificar sus vidas para destruir otras?

-Como cualquier religión, el Islam radical no puede sino engendrar monstruos.

-La religión es, en efecto, la primera culpable de lo que ocurre.



-Con sus pretensiones de verdad y justicia absolutas alivia a los desposeídos y a los pobres de espíritu, pero también los anima a cometer los actos más viles en aras de una recompensa ultraterrena.

-La segunda explicación del terrorismo se halla, por supuesto, en el deseo de venganza de muchos musulmanes ante las afrentas de -ese término absurdo- Occidental. Muchas de éstas son reales -la invasión de Irak en primer lugar-, otras simbólicas.



-¿Qué puede hacerse para combatir el fanatismo?

-En principio, la religión sólo debe ser tolerada en el ámbito privado.

-Existen fundamentos legales para detener y enjuiciar a los líderes religiosos -imanes y ulemas, pero también pastores, sacerdotes y rabinos- que encienden el odio de sus feligreses.

-Esta decisión en nada contradice la libertad de expresión: amenazas, intolerancia racial o religiosa e incitación a la violencia son delitos que deben ser castigados.

-¿Cómo paliar el rencor?

-Alentando, por medios pacíficos, la transformación de las sociedades islámicas en democracias auténticas.

-Así ocurrió con los regímenes de Europa del Este, cuyos líderes en cierto momento estaban dominados por una ideología tan radical como la de los extremistas musulmanes.

-Hay que decirlo sin ambages: Con la excepción de Turquía, ninguna sociedad islámica es democrática: en su mayoría carecen de elecciones equitativas, y las condiciones de libertad, justicia e igualdad de sus habitantes (en especial de las mujeres) dejan mucho que desear.

-¿Debemos quedarnos callados con el pretexto de respetar las culturas autóctonas?

-Desde luego que no. Sin embargo, ello no significa que unos cuantos países puedan “imponer” la democracia por la fuerza, sino tratar de convencer a individuos, grupos y gobiernos de los avances que no sólo Occidente, sino la humanidad, en su conjunto, han conseguido a lo largo de los últimos milenios.

-Resulta ignominioso aceptar que buena parte del planeta se mantenga al margen de los derechos humanos y el multipartidismo en virtud de supuestas “diferencias culturales”.

-¿No se trata de un choque de civilizaciones?

-No, nuestra época no está marcada por un choque de civilizaciones.

-En nuestros días no existe otra civilización que la raza humana.

-Basta probar este aserto con dos ejemplos: La mayor parte de las víctimas del terrorismo musulmanes, mientras que los suicidas del 7 de julio de 2005 en Londres eran ciudadanos británicos.

-La batalla no es pues de Occidente contra el Islam, sino de la razón y la tolerancia contra el fundamentalismo, de cualquier tipo que éste sea.

-Diez mil años de civilización -diez mil años de guerras y barbarie- nos han enseñado a defender la libertad, la razón como las medidas esenciales de lo humano.

-Todos los seres humanos somos capaces de las peores  atrocidades, pero, así mismo, de aprender de nuestros errores.

-No nos queda sino confiar en que lo mejor de nuestra especie prevalezca sobre la sinrazón y el fanatismo.
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