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Hace muchos años el Gobierno británico decidió demostrar la falta de fundamento de la superstición que considera a los viernes día de mal agüero.
Para conseguirlo, empezaron en viernes la construcción de un nuevo buque, lo botaron al agua en viernes, le pusieron por nombre Viernes e hicieron que emprendiera en viernes su primer viaje.
La superstición hubiera quedado victoriosamente refutada, pero se presentó a última hora un contratiempo: no volvió a saberse nada del buque ni de la tripulación.
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martes, 21 de junio de 2011
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