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TRUMP Y LOS “BAD HOMBRES”
¿Intervención militar gringa?
Filtraciones desde Washington
SRE: “absolutas falsedades”
Julio Hernández López
VECINOS DISTANTES.
Transeúntes caminan junto al muro que separa San Diego de Tijuana. La relación entre México y Estados Unidos dio un giro, luego de que se revelaron un par de presuntas filtraciones periodísticas sobre la conversación entre Enrique Peña Nieto y Donald Trump
Un par de filtraciones periodísticas colocaron ayer en delicada situación a la Presidencia de la República, a las fuerzas armadas mexicanas y a México como nación. A reserva de que los detalles sean precisados, la periodista Dolia Estévez, de credibilidad y larga experiencia como corresponsal de medios mexicanos en Washington, y Vivian Salama, reportera de la agencia The Associated Press, quien cubre la Casa Blanca, dieron a conocer que en la llamada telefónica del pasado viernes (la que Peña Nieto quiso presumir como muestra de una suerte de reconciliación o cuando menos recuperación de relaciones con el vecino) hubo un severo maltrato al mexicano y una denigrante postura hacia el Ejército de nuestro país, con la advertencia de que la potencia podría enviar a sus tropas para tomar control, dado que las fuerzas nativas no lo pueden hacer.
La primera versión de los términos de ese telefonema fue dada a conocer por Dolia Estévez en el espacio noticioso denominado Proyecto Puente (@proyectopuente), que se transmite por radio en Hermosillo, Sonora, y dirige Luis Alberto Medina (@elalbertomedina). Luego fue retomado por Carmen Aristegui en su noticiero diario por Internet, con tal amplitud y fuerza que el tema se colocó de inmediato en el aparador de las redes sociales. Estévez dijo a Aristegui que su información provenía de fuentes de alto nivel y había sido confirmada tanto en Estados Unidos como en México, aunque no había constancia escrita o grabada de esas presuntas palabras de Trump y de la respuesta “balbuceante” de un sorprendido Peña.
Estévez sostuvo que Trump había dicho: “No necesito a los mexicanos, no necesito a México, vamos a construir el muro y ustedes van a pagar les guste o no”; “que los militares mexicanos no servían para su tarea de combatir el narcotráfico (...) y amenazó con usar la fuerza militar (...) si las fuerzas armadas mexicanas no pueden con el narcotráfico, él va a enviar sus tropas” y “no permitiría que las drogas procedentes de México sigan masacrando a nuestras ciudades”. Por si fuera poco, el presidente estadunidense dijo, según la versión de Dolia, “que no quería ir a México en agosto pasado, cuando estuvo en Los Pinos, pero que lo convenció uno de sus asesores más influyentes” (se supone que su yerno, que es el contacto directo con Luis Videgaray Caso).
Estévez puso en juego su propia reputación y aseguró estar absolutamente convencida de que esa versión era cierta. Por la tarde, la Secretaría de Relaciones Exteriores, en un comunicado que hubo de retirar y reponer, pues llevaba fecha de 2016, aseguró que esa “publicación está basada en absolutas falsedades y con evidente mala intención”. Una línea del documento parecía abrir cierto resquicio: “Quien haya sido su fuente confidencial de este lado de la frontera, le mintió”.
Del lado estadunidense de la frontera, de donde muy probablemente provenía la misma filtración dada a conocer temprano por Estévez, llegó de inmediato la respuesta: Ap decía haber “obtenido” un extracto de una transcripción de la famosa llamada telefónica. En este reporte, las palabras eran citadas con precisión, entre comillas: “Usted tiene un montón de malos hombres (‘bad hombres’ habría sido la expresión utilizada por Trump) allá abajo. Usted no está haciendo lo suficiente para frenarlos. Yo pienso que sus militares están atemorizados. Nuestros militares no lo están, así que podría enviarlos abajo para que tomen el control”. Ap dijo tener solamente la parte telefónica correspondiente a Trump, no así las respuestas de Peña.
Todo apunta, pues, a que desde Washington se dieron a conocer las partes de esa conversación que un presidente con salud política debería tener bajo resguardo absoluto, como una práctica natural e histórica de confidencialidad respecto a ese tipo de pláticas. Las palabras adjudicadas a Trump corresponden, sin duda alguna, al espíritu grosero y belicoso que ha mostrado no solamente contra México.
Las revelaciones periodísticas fracturan la poca confiabilidad que debería tener la administración peñista respecto a Trump y deberían llevar a una remoción más de Videgaray, el canciller de Troya cuyo único capital político ha sido la relación “especial” con el yerno de Donald. Los golpes telefónicos de Trump, en caso de confirmarse la veracidad de lo hasta ahora difundido, afectan también a la institución castrense, único sostén real de quien actualmente ocupa Los Pinos, y muestra al país entero la colocación, al asomo del abismo, a que se ha llegado.
La casa presidencial mexicana está políticamente obligada hoy a demostrar que mantuvo una conducta digna y decorosa ante las infamias de Trump y que no se está en un proceso de mayor sometimiento, con un ocupante de Los Pinos maltratado, amenazado y tal vez advertido de escándalos y ataques venideros si él y su equipo no continúan plegándose al descarado ataque proveniente de la Casa Blanca.
Un gobierno con tan bajos niveles de popularidad y credibilidad debe hacer un esfuerzo extraordinario, magno, de transparencia informativa para hacer sentir a los mexicanos algo de confianza. No se logra ello negando, por ejemplo, la reunión de Videgaray con altos funcionarios gringos el pasado 31, como lo hizo ayer la SRE. La propia Estévez, quien había dado el dato de esa reunión, escribió ayer: “El Pentágono y el Comando Norte de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos corroboraron mediante una declaración escrita la celebración de la reunión en Tapachula el 31 de enero en la que estuvo presente Videgaray, entre otros. Dicha reunión contó con la participación del almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur, y de la general Lori Robinson, comandante del Comando Norte”.
¿Qué andan haciendo Peña y Videgaray no sólo en el norte nuestro y el transfronterizo, sino también en el sur de México?
Y, mientras en la franja fronteriza tamaulipeca cierran las gasolineras y continúan las protestas contra el gasolinazo, ¡hasta mañana, con Peña Nieto y su campaña de promoción a lo “Hecho en México”!
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