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EL DIABLO
-¿Reconoceríamos al Diablo si nos toparamos con él en la calle? ¿Será acaso ese pordiosero, o ese atlético joven o aquella despampanante rubia? ¿Se ocultará tras la apariencia de ese elegante perro cocker?
-Imposible saberlo. Según la vieja creencia, el Diablo puede adoptar cualquier forma y valerse de todos los ardides y estratagemas para consumar sus avisos fines.
-¿Existe el Diablo?
-El sacerdote Enrique Maza, religioso jesuita, con una larga experiencia periodística en Excélsior y en Proceso, considera que "en la Biblia no hay una explicación sistemática, ni siquiera satisfactoria, del Diablo. No se puede demostrar su existencia. Tampoco se puede demostrar que no exista”.
-Según Enrique Maza el Diablo es un invento de los hombres para justificar su propia maldad.
-Cuando el hombre no quiere hacerse responsable del mal que hace y del mal que causa, empieza a inventar otros responsables, para no tener que mirarse en el espejo de sí mismo. Y entre esos responsables una figura esencial es el Diablo.
-El Diablo, desde los tiempos antiguos ha personificado al mal, pero nunca nadie ha demostrado su existencia, por lo que puede ser un mito.
-La única manera de vencer al mal es mediante el amor, pero ambos, amor y maldad, bien y mal, nacen sólo y siempre del interior del hombre, no vienen de afuera.
-Enrique Maza explica que "a nosotros nos llegaron del judaísmo la idea y la creencia en ángeles y demonios, que se desarrollaron de distintas maneras en diversas etapas del cristianismo. Por eso busco en la Biblia —no por mi condición de sacerdote jesuita, sino por mi condición de cristiano y por mi vocación y profesión de periodista que explora siempre la realidad para llegar lo más hondo que pueda calar en ella— los orígenes de esta creencia mitológica en seres espirituales perversos que nos complican la vida y que han imbuido de terrores la religión católica".
-Unos quisieron y quieren atribuir a Dios el origen del mal, y se separan de él, porque lo consideran malvado, dado que es el autor del mal. Otros no se atreven a tanto y buscan a otros seres que hagan el mal, para no atribuírselo a Dios, sean dioses intermedios, inferiores, que originan el mal, o sean seres espirituales, demonios, ángeles caídos, que inspiran, sugieren y aun hacen el mal en los hombres y a los hombres.
-El hombre se encuentra siempre frente a una elección que decidirá su destino.
-Es el drama del Paraíso. El mal se origina en la decisión del hombre, nace dentro del hombre, proviene de su entraña y de su libertad.
-Cuando el hombre no quiere hacerse responsable del mal que hace y del mal que causa, empieza a inventar otros responsables, para no tener que mirarse en el espejo de sí mismo.
-En la inmediatez, hace responsables a sus padres que no lo educaron bien, que le causaron traumas, que fueron de este modo o del otro modo; o culpa a sus maestros, a las malas influencias, a las malas compañías.
-Siempre a otros quienesquiera que sean. Pero no puede quedarse en la inmediatez.
-El mal debe tener origen definitivo, total.
-En última instancia, ya se trate de un ser racional o de una fuerza abstracta, quizá lo más importante del Diablo sea nuestra reacción a su actitud desafiante.
-Notemos que es muy difícil probar que algo existe; pero generalmente es imposible probar que no existe.
-El corresponsal de Proceso en Roma menciona a un demoniólogo del Vaticano, monseñor Corrado Balducci, para quien el ejército del Diablo estaría formado por mil 758 millones elementos, según cálculos complicadísimos que ha hecho.
-Existe, por lo demás, continúa el corresponsal, una literatura impresionante del ejército infernal, dividido en jerarquías y legiones.
-Da la impresión de que monseñor Corrado Balducci comparte la opinión de quienes dicen que sin el Diablo se cae toda la religión cristiana, frase evidentemente exagerada, por no decir falsa.
-¿Cómo surgió el Diablo?
-La historia religiosa cuenta que Dios creó a los ángeles en el principio de todos los tiempos, dotándolos de poderes e inteligencia de manera generosa.
-Entre ellos, uno se destacó por su importancia, el Diablo.
-Una versión cuenta que, al sentirse el Diablo tan poderoso, creyó que podría ser como su creador.
-Otra dice que se mostró celoso cuando Dios creó al hombre y lo llenó de amor.
-Lo cierto es que el Diablo se reveló contra quien lo había creado y una tercera parte de los ángeles lo siguieron, pasando a ser el principe de las tinieblas.
-El Diablo nació del Antiguo Testamento, desde el comienzo del drama bíblico, cuando secuela en el Jardín del Edén en forma de serpiente, "el animal más astuto de cuantos ha creado el Señor".
-Sin embargo, tiene predecesores tan viejos, por lo menos, como el brujo cornudo pintado en una caverna de Francia hace 9,000 años.
-Como se sabe, el relato bíblico que dice que el Diablo es un ángel caído, se asemeja a otras narraciones de las mitologías griega, egipcia e hindú.
-Su papel como Señor del Infierno puede remontarse al año 500 antes de nuestra era, cuando el dios gaélico Cernunos reinaba sobre los muertos.
-La evolución del Diablo en el transcurso del tiempo, es una muestra de la imaginación humana.
-Ha ido tomando características físicas y rasgos de personalidad de diferentes culturas.
-Los primeros cristianos lo imaginaron como un perro con tres cabezas, como el can griego Cerbero que guardaba el infierno.
-Más tarde, adopto un cuerpo humano, la cabellera serpentina de las furias griegas y la pezuña hendida de Liki, dios escandinavo de la destrucción.
-El tridente del Diablo, tomado de Poseidón, hacía escarnio de la Santísima Trinidad.
-¿Con qué otros nombres se conoce al Diablo?
-Al Diablo se le han dado diversos nombres: "Lucifer", "Satán", "Príncipe de las Tinieblas".
-Tanto en las Escrituras como en otros textos se le dan muchos nombres. La Biblia lo llama "león", "lobo", "dragón" y, por supuesto, "serpiente".
-Satán o Satanás, el más funesto de sus títulos, deriva de una voz hebrea que significa "el adversario" o "el acusador"; el enemigo del hombre.
-También se le conoce como Lucifer, "portador de la luz", "estrella de la mañana", alusión a las famosas palabras de Isaías: "¿Cómo caíste del cielo, o Lucifer, hijo de la mañana?"
-Menos lisonjero es el apodo de Belcebú "Señor de las moscas", antigua deidad palestina (quizá invocada para acabar con las plagas de insectos).
-Otros nombres que se le han dado al Diablo son: Rahab, Leviatán, Semihazah, Azazel, Belial. Sin embargo los nombres que más comúnmente se le aplican proceden del griego: diablo (de diábolos, "el calumniador") y demonio (de daimónion, espiritu, que sabe).
-En la literatura de Henoc, el papel del Diablo está representado por Azabel; en otros libros, por Mastema o por Belial.
-Ya que el Diablo era un ángel caído, pero, al fin, un ángel, ¿cómo se crearon los ángeles?
-La teoría de la creación de los ángeles se remonta a tiempos muy antiguos. Se les concibe como seres espirituales, incorpóreos, que no comen ni beben, no se multiplican, no mueren, participan en cierta medida de las cualidades de Dios, forman su corte y son sus mensajeros.
-Muchos de estos detalles están tomados de los tres libros apócrifos llamados de Henoc, y bastan para dar una idea de la importancia que tuvo la angeología en el pensamiento teológico hebreo, de la profundidad con que penetró en la cultura religiosa y de la influencia que ejerció, sobre todo, en la especulación de los autores apócrifos, pero también en los escritos del Viejo y del Nuevo Testamento.
-El desarrollo de la angelogía y de la demoniología, después del exilio de Babilonia, se explica por el apremio de darle una salida al problema del mal y por el influjo de la religión del Irán antiguo. Pero también por la necesidad innata de amplificar lo maravilloso, por el empeño en acentuar la trascendencia y la majestad de Dios multiplicando a sus servidores. No es digno de Dios haber creado solamente al hombre, un ser tan efímero y tan desconfiable, tan limitado y tan infiel en su servicio. Era necesario que Dios creara seres asombrosos, inconcebibles para la mente humana, etéreos, como pensamientos alados, modelados en luz, que existen individualmente para formar la corte de Dios.
-Los tres libros de Henoc representaron eso y jugaron un papel considerable.
-No se sabe, en realidad, quién o quiénes escribieron esos tres libros, ni cuándo se escribieron. Las opiniones varían.
-Unos piensan que fueron escritos después del exilio de los judíos en Babilonia, alrededor del año 500 antes de Cristo.
-Otros los colocan entre el 170 y el 150 a.C. Es obvio que los tres libros fueron escritos en épocas diferentes y por escritores distintos.
-Principalmente el primero de los tres libros, describe en su fantasía los viajes de Henoc a través de los siete cielos, en donde supuestamente verifica la existencia de los ángeles buenos y se entera de la caída de los ángeles rebeldes que fueron convertidos en demonios y lanzados al Infierno expresamente creado para ellos.
-De ahí viene esa fábula que perdura hasta nuestros días y que enraizó profundamente en la cultura religiosa de los hebreos y llegó con vigor hasta los tiempos de Jesús y hasta nuestros tiempos.
-Los ángeles fueron creados por Dios como sus servidores. Dios les puso una prueba. Un grupo, capitaneado por el Diablo, se negó a obedecer. Dios creó entonces el infierno para él y para sus ángeles malos. Nacieron los demonios, servidores del mal y empeñados en la caída del hombre.
-En la iglesia, Dionisio Areopagita sistematizó para la teología católica las divisiones jerárquicas celestes y terrestres. Fue un escritor de finales de siglo quinto, que se fingió y se presentó a sí mismo como oyente, converso y discípulo de San Pablo, cuando el apóstol predicó en el Areópago de Atenas. De ahí su apelativo de "areopagita".
-Conviene detenerse un poco en su fantasía, porque influyó de manera decisiva en santo Tomás de Aquino y en su teología, y forma parte de lo que hoy se sabe y se enseña sobre ángeles y demonios. A él se debe mucho el carácter sagrado de la jerarquía eclesiástica y la justificación del uso virreinal del poder en la Iglesia.
-El término "jerarquía" expresa una concepción sacerdotal de la Iglesia, en planos diferentes de dignidad. La jerarquía terrestre debe imitar a la celeste y conformarse con ella. La celeste —la de los ángeles— comprende tres jerarquías. La primera, compuesta por serafines y querubines. La segunda, por dominaciones, virtudes y potestades. La tercera, por arcángeles y ángeles.
-En estas tres jerarquías trimembres se clasifican los nueve grupos de intermediarios que conducen a la superesencia divina.
-La primera tríada de ángeles recibe la iluminación divina, pero no puede transmitirla directamente a la inteligencia humana, por la fuerza de su resplandor, que el hombre no podría soportar.
-El resplandor de serafines, querubines se va debilitando de escalón en escalón hasta el orden de los ángeles, escalón inferior en dignidad de la jerarquía celeste, que son los mensajeros que transmiten a los hombres la iluminación divina debilitada hasta el alcance humano.
-Frente al mundo de los ángeles existe el mundo de los demonios, de los ángeles caídos que perdieron por su culpa su cualidad de seres celestiales. Son tan numerosos como los espíritus buenos, actúan para el mal, se aplican en perjudicar a los hombres induciéndolos al pecado y causándoles daños corporales y materiales, inspiran a los impíos y a los paganos y les enseñan prácticas idolátricas, maleficios y sortilegios.
-Henoc cuenta cómo Dios convirtió a Luzbel en Diablo y en padre de los demonios, y cómo fue arrojado por San Miguel a los infiernos recién creados para él y para sus ángeles rebeldes.
-Satán (el adversario, el acusador) es el jefe supremo de los espíritus impuros o malos, cuya potencia será aniquilada en los tiempos mesiánicos. De ahí el énfasis del Evangelio en la expulsión de demonios y en el poder de Cristo sobre ellos, para enseñar que el Mesías vino en efecto a poner fin al poder del Diablo y de sus espíritus malos.
-De ahí derivó la creencia en el Diablo. Poco a poco tuvieron que alejarlo de Dios, porque no tenía sentido que fuera un servidor en la corte divina. Era lo mismo que hacer a Dios autor del mal. Y el Diablo quedó independiente y adversario. Ésta era la idea del mundo que prevalecía en los tiempos bíblicos y en los tiempos en que escribieron los evangelistas.
-¿Son alegorías las apariciones del Diablo en el Evangelio?
-Las expulsiones de demonios en el Evangelio no son hechos históricos, no pasaron. Pero son situaciones verdaderas porque todos los hombres conocemos la desgarradura entre el bien y el mal, una desgarradura que llevamos adentro y por la que tratamos de culpar a alguien de afuera, porque nos es más cómodo y menos doloroso que reconocer que nosotros somos el origen del mal, cuando no nos decidimos a acabar con ese mal en su origen mismo, adentro de nosotros.
-Ya sea que creamos en su existencia o que lo consideremos sólo un símbolo, el mal que personifica es muy real.
-La pregunta importante no es, ¿existe el diablo?, dado el mal que se da en el mundo, la pregunta importante es, ¿quién o qué es el Diablo?
-El Diablo es un ser espiritual que intenta apartarnos del camino que es Jesús (fuerza o valor de la afirmación: de doctrina católica, o bien, mínimo, afirmación teológicamente cierta).
-La palabra Diablo, en la Biblia, describe frecuentemente una función de adversario, no a una persona concreta.
-Comúnmente atribuían las desgracias al pecado del hombre. Pero a veces se le atribuían al Diablo, caracterizado entonces como un ser sobrenatural, al que Dios le daba permiso de probar a los hombres.
-En el fondo, eran la duda y la necesidad de explicar el mal, tantas veces ininteligible, no como intervención de Dios, sino como producto de un ser inferior a Dios pero superior al hombre.
-¿Qué declaró el apostol Pablo acerca del Diablo?
-En su epístola a los efesios el apóstol Pablo invoca a los legionarios romanos, siempre dispuestos al combate: "Tomad las armas todas de Dios, para poder resistir en el día aciago; embrazad en todos los encuentros el escudo de la fe, con que podáis apagar los dardos encendidos del Maligno".
-Pablo llega así a la médula del afán satánico, pues ¿qué mejor arma contra el Diablo que la fe?
-¿Qué declaró el papa Juan Pablo I en torno al Diablo?
-Aunque solo fue papa por veintitantos días se sabe lo que opinaba por una carta que está dirigida al dramaturgo británico Christopher Marlowe, que vivió de 1564 a 1593:
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Querido Christopher Marlowe:
Cuando era niño leí tu libro "La Trágica Historia del Doctor Fausto".
Es en verdad un relato trágico y oscuro.
Mencionas los términos del contrato entre Fausto y el Diablo: que Fausto debía entregar su alma a cambio de 24 años de vida pero que, al cabo de ese período, Lucifer tendrá pleno derecho de "apoderarse de Fausto, en cuerpo y alma, carne, sangre o bienes..."
Al final de la obra me pregunté: "Marlowe es maravilloso como poeta, pero ¿no es verdad que el Diablo actuó estúpidamente, y que Fausto debía haber estado loco para firmar un contrato así?
Hoy en día me puedo responder a mí mismo:
"Sí, el Diablo fue estúpido; Fausto estaba loco y es verdaderamente afortunado que el contrato nunca haya existido en la realidad".
Hay otros, sin embargo, que me interrumpen en este punto, y que añaden:
"Lo verdaderamente afortunado es que el Diablo no existe".
No creo que esta tendencia actual a descartar como imposible la existencia del Diablo sea interesante para tí, Marlowe. tú mismo, si te he entendido bien, te inclinabas por negar su presencia, hace ya casi 400 años. Y debo confesar que en verdad lo siento mucho.
Yo pienso en esto como Charles Baudelaire, un hombre que, como tú, era poeta y lo más lejano a una persona religiosa.
Él dijo que "la más hábil treta del Diablo es hacer creer a los hombres que no existe".
El Diablo es uno de los personajes principales de la historia y, sin embargo, trata de pasar inadvertido a través del mundo para que los hombres nieguen su existencia y, sin darse cuenta, lo ayuden a realizar su eterna revuelta contra Dios. Y en esto, hasta cierto grado, ha tenido éxito.
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-Esto quedó comprobado hace unos pocos años cuando el Papa Paulo VI habló severamente acerca del Diablo, para subrayar que existe no sólo como un mal impersonal, sino como una persona real, invisible, es cierto, pero activa y siempre ocupada en su tarea de herir a la Humanidad.
-¡Qué escándalo provocó esto! Los más importantes escritores se convirtieron de la noche a la mañana en teólogos comentaron con condescendencia que lo que había dicho el Papa no podía tomarse en serio, que estaba reviviendo mitos medievales que sólo hacían daño a las teorías "progresistas", que relegan al Diablo a un pequeño rincón donde ocupa un sitio "cultural".
-Las reacciones de algunos teólogos de "criterio amplio" fueron un poco más positivas. Al ser interrogados al respecto, apretaron los dientes y dijeron que un católico no podía negar la existencia del Diablo si deseaban ser coherentes con su religión, ya que este ser de la maldad es mencionado abiertamente en la Biblia.
-Y esa es la clave: la Biblia y la lectura adecuada de su texto. En ella se puede encontrar algo sorprendente: mientras que las antiguas religiones de Oriente tenían una demonología pintoresca altamente desarrollada, el Antiguo Testamento trata del Diablo con gran brevedad.
-Quizá los escritores de la Biblia temían dañar el monoteísmo o la cultura oficial judía, o no deseaban falsificar los problemas de la maldad.
-El Diablo aparece con más frecuencia en el Nuevo Testamento. Los demonios son llamados diablos, espiritus malos o impunes o "el Tentador".
-Estos espíritus -según el Evangelio- tratan de oponerse a la llegada del Reino de Dios y tientan al hombre en la misma forma que tentaron a Jesús en el desierto.
-San Pablo habla frecuentemente del poder del Diablo y de la tentación, de la cual dice que es frecuente, variada y dañina. El Diablo puede convertirse en un ángel luminoso para tentar con mayor eficacia a los cristianos.
-El mismo Pablo dice que fue atacado por un "ángel de Satán", en incidentes que no explica más clarmente. Sin embargo, dice que no temió, porque los poderes de la oscuridad no pueden separarlo del amor de Cristo.
-Los primeros siglos del Cristianismo acusaron la influencia del Apocalipsis, y sus versiones del Diablo frecuentemente hacían mención de la caractrística de engaño y audacia. Dios escondió su divinidad en la naturaleza humana de Jesucristo, decían, y el Diablo se arrojó imprudentemente sobre él.
"Quedó atrapado como un pez estúpido" dijo el Papa Gregorio, y San Agustín añadió que "el Malo cayó en la trampa como un ratón hambriento".
-La idea del Diablo como un ser dedicado a engañar fue abandonado más tarde por los teólogos, pero fue adoptada por los artistas. A ti esto no te agradó, Marlowe, e hiciste que el pobre Fausto terminara en las garras del Diablo para toda la eternidad.
-Sin embargo, el Fausto de Goethe logra engañar al Diablo, después de que éste había trabajado durante muchos años para satisfacer los deseos del doctor. En el último instante, ejércitos de ángeles descienden de los cielos para combatir contra las fuerzas del mal y salvar a Fausto.
"El alma que me fue prometida... me fue robada mediante un truco", dice el Diablo.
-Pero, pese a lo que el Diablo pueda decir, Dios no engaña con trucos a nadie. Es el Diablo y sus seguidores los que recurren a tretas para lograr sus propósitos malignos.
-El desierto es el tema dominante de la demonología de los primeros cristianos, muchos de los cuales se retiraban a orar a esa árida región, en los primeros siglos de la Iglesia. Para ellos, el desierto no era un refugio de la corrupción del mundo -como lo interpretan algunos ni un sitio donde Dios habla en la soledad en una forma especial al corazón del hombre.
-Para ellos, la soledad del desierto era un campo de batalla donde el hombre se internaba sólo para enfrentarse al Diablo y derrotarlo, en la misma forma que lo hizo Jesús. Según los primeros Padres, los demonios consideraban que los desiertos eran sus dominios.
"¡Vete de nuestro hogar!", le gritaron a San Antonio, y le pusieron mil trampas para evitar que se internara en su último refugio, que él pretendía llenar de monasterios y monjes.
-Estos demonios eran provocadores, envidiosos y llenos de odio. Pero si un monje sabía estar alerta y oraba continuamente podía lograr la victoria sobre ellos. Se trata, por supuesto, no de relatos verdaderos, sino de narraciones y moralejas destinadas a subrayar ciertos aspectos morales.
-Sin embargo, la gente las leía y creía en ellas como algo verdaderamente histórico, y los relatos causaban profunda impresión en los creyentes al tiempo que daban lugar a otras obras y otras creencias.
-En la Edad Media se pensaba que el Diablo llegaba a la Tierra a atormentar a los hombres más piadosos, y para ello adoptaba formas a veces impresionantes e inclusive que producían terror. Si una pobre monja apetecía una ensalada, era seguro que el Diablo se escondía en el fondo de ella; si un monje disfrutaba del trinar de un ave que tenía en su celda, todos suponían que el Diablo era quien producía tan melodiosos cantos.
-Para estos cristianos, el Diablo se ocultaba en las primorosamente iluminadas miniaturas de los libros de oraciones, en los cuadros que decoraban los altares o incluive en la soga que los monjes ataban a su cintura para sostener su hábito.
-Peor aún era el Diablo que violaba vírgenes y sembraba niños malditos en sus vientres. Pese a los esfuerzos de la Iglesia, la magia estaba íntimamente ligada a la demoniología. Se creyó en brujas, hechiceros y fabricantes de pociones mágicas hasta los Siglos XVI y XVII. Era creencia aceptada que estos hombres y mujeres podían utilizar los poderes del Infierno contra sus enemigos, y que volaban en la noche para participar en los "Sábados de Satán".
-¿Es la creencia en el Diablo un dogma?
-Existe una doctrina en la Iglesia sobre el Diablo, pero no es un dogma de fe. Hay muchas cosas en la Iglesia que son de pensamiento libre, que no pertenecen al núcleo del dogma, a la doctrina central.
-En la Iglesia hay gente que cree honestamente en la existencia del Diablo. El mismo Papa ha dicho, y lo ha repetido muchas veces, que el Diablo existe. Pero es un ser personal, un espíritu, como una persona sin cuerpo, algo así como las almas de los hombres.
-Es una opinión muy respetable con la que mucha gente no está de acuerdo. De manera que el Diablo, los ángeles, el limbo, el purgatorio y todas esas cosas no son ningún dogma de fe.
-Los demonios y los ángeles son figuras mitológicas cuya existencia no se puede probar", afirma Enrique Maza.
-Maza cuenta su relación personal con el mito del diablo:
"Recuerdo mucho las predicaciones cuaresmales que recibí cuando era niño. Eran predicaciones terroríficas que se usaban mucho entonces. Recuerdo especialmente al padre Iglesias, un jesuita que hablaba de tal manera del Infierno que lo metía a uno entre las llamas. Después nos decía: 'Bueno, los dejo en el Infierno mientras yo me voy a fumar un Lucky Strike. Y uno se quedaba ahí, en el Infierno.
"De niño creía lo que me decían. Sin embargo, el Diablo no me decía absolutamente nada. Yo no entendía nada. Jamás me aterrorizó. Más aún, muchas veces me reía de eso. Ya cuando empecé a reflexionar sobre esas cosas, caí en la cuenta de que había que cambiarlas, de que había que buscar otro lenguaje para expresar la religión."
-¿Cuál es el resultado de la imaginación literaria?
-En el Renacimiento hubo un remozamiento de la dignidad que el Diablo perdió al caer de los cielos.
-En su poema épico "El Paraíso Perdido" Milton pinta al Diablo como un héroe trágico que cayó por orgullo y envidia pero que, por su nobleza y su lucidez inherentes, llegó muy pronto a reinar en el Infierno.
-Ese Diablo tenía emociones humanas: piedad por los otros ángeles caídos y compasión por los humanos.
-A pesar de ser tan detestado, el demonio es tan fundamental en nuestra cultura que tal vez el hombre occidental no podría reconocerse sin su presencia. El arte de contar cuentos y el de contar la historia giran alrededor de la idea de las dos fuerzas opuestas de un conflicto.
-Aunque la Biblia no ofrece ningún retrato del Diablo, algunos artistas primitivos, basándose en su origen angélico, lo representaban como un hombre apuesto.
-Sin embargo, la personificación del mal parecía reclamar rasgos malévolos, y la fantasía cristiana encontró esos rasgos en el mundo pagano.
-Los sátiros y los faunos, criaturas mitológicas, mitad hombre, mitad macho cabrío, se prestaban admirablemente para caractrizarlo, y así se fijó en la imaginación popular durante la Edad Media la imagen estereotipada que evoca su nombre: una figura grotesca, con cuernos y cola, patas de cabra y pelaje hirsuto.
-Representado así en tallas que vemos en las más antiguas catedrales, en los "misterios" teatrales y en las fogosas homilías de los predicadores ambulantes, el Diablo se infiltró en el inconsciente del hombre.
-Millares de personas afirmaban haberlo visto en carne y hueso; se decía que otras muchas estaban "posesas", y, torturadas por la Inquisición, no pocas "brujas" confesaban haber tenido comercio carnal con él.
-Cuando lo juzga conveniente, el Diablo se comporta como un perfecto caballero.
-Elegantemente vestido, cojeando apenas un poco para ponernos en guardia, acaso se acerque a cualquiera de nosotros con la proposición de que le vendamos nuestra alma a cambio de dichas y riquezas.
-Basta pincharse un dedo, estampar la firma con sangre en el pacto... ¡y ya está! ¡A darse la gran vida!
-Tal es el argumento de muchos cuentos antiguos y del Fausto de Goethe, drama clásico de la literatura alemana.
-Aunque la Biblia parece deliberadamente reticente respecto al infierno, el poeta italiano Dante nos da en su Divina Comedia una grandiosa descripción del reino del Diablo.
-El individuo, que lo imagina como un foso profundísimo con figura de embudo, formado por nueve círculos concéntricos, desciende abriéndose paso entre la muchedumbre de almas torturadas, hasta que, llegado al fondo del abismo, se enfrenta al Diablo. Reina un silencio opresivo: no hay allí fuego, como en las zonas superiores del foso. El Diablo está en un pantano helado, metido en hielo hasta el pecho. Su peludo torso es de proporciones descomunales. Sus brazos son más largos que dos gigantes.
-En la repugnante cabeza muestra tres rostros, caricatura de la Trinidad.
Seis alas de murciélago, semejantes a enormes velas, arremolinan la cargada atmósfera produciendo vientos gélidos.
-Pero este coloso, magnificente incluso en su prisión, derrama lágrimas por los tres pares de ojos.
-Pues, aunque según la doctrina medieval le está vedado el arrepentimiento, puede sentir dolor y angustia.
-¿Por qué los teólogos cristianos medievales situaron al Diablo entre los ángeles de más alta jerarquía, y lo consideraban imbuido de sapiencia y dotado de celestial belleza?
-Como es inconcebible que Dios hubiera creado un ser málo en esencia, un Concilio de la Iglesia proclamó en 1215 que "Lucifer y los demás demonios fueron creados por Dios, y creados buenos... pero se tornaron malos por sí mismos".
-El Diablo reunió entonces bajo su estandarte una legión de ángeles inferiores renegados y encabezó una rebelión cósmica.
-Pero los ángeles leales lograron dominarla y arrojaron a los rebeldes a las tinieblas.
"Y hubo una gran batalla en el cielo", dice el Libro de la Revelación, "y aquella antigua serpiente que se llama Diablo fue arrojada a la Tierra".
-Así pues, el afán constante y diabólico del ángel caído es enajenar al hombre (criatura amada de Dios) de su Creador.
-Recorre todo el mundo en busca de oportunidades para sembrar la corrupción.
-En el Libro de Job vemos a Dios celebrar consejo rodeado de los ángeles que sirven al trono celestial.
-Y allí entre los "hijos de Dios", está el Diablo, que al fin y al cabo fue ángel y gozaba de cierta preeminencia.
-El Diablo hace una impertinente apuesta con Dios.
-Job, hombre próspero, temeroso de Dios, renegará de su Hacedor (afirmaba el Diablo) si lo agobian los sufrimientos y la miseria.
"Extiende apenas tu mano, y toca sus bienes, y verás cómo te desprecia en tu cara", argumenta el Diablo para aguijonear a Dios, quien le permite afligir a su siervo, y a medida que el relato se desenvuelve, Job llega a ser un símbolo de toda la humanidad peligrosamente colocada entre el bien y el mal. Pero Job persevera en su fe, a pesar de sufrir la más abyecta miseria, y luego es recompensado con más hijos, mayores riquezas y al larga vida.
-El Diablo recibió una lección.
-¿De qué fuente emana la maldad del Diablo?
-Según una explicación el pecado del Diablo fue sentir envidia del hombre, al que Dios creó a su imagen y semejaza, dándole "dominio sobre toda la Tierra”.
-Otra explicación predica que ese pecado fue la soberbia: pretención de ser igual a Dios.
-¿Por qué no se enmendó el Diablo?
-Sin deponer su ánimo desafiante, el Diablo retó a Dios en la más famosa de sus apariciones bíblicas. Y elige para ello el momento oportuno: Jesús inicia su ministerio, y, si quiere malograr el mensaje de salvación, el Diablo tiene que actuar sin tardanza.
-Va al encuentro de Jesús en el desierto y lo tienta tres veces para tratar de explotar en beneficio propio los dones sobrenaturales del Mesías, con lo cual aniquilaría su misión.
"Si eres el Hijo de Dios, haz que esas piedras se conviertan en panes", insta al Nazareno, debilitado y hambriento después de ayunar durante 40 días y 40 noches.
-Rechazado, el Diablo secuestra a Jesiús, lo lleva a una torre del templo y pérfidamente le insinúa:
"Si eres el Hijo de Dios, arrójate... que Él te ha encomendado a sus ángeles... para que tu pie no se lastime con ninguna piedra".
-También entonces recibe la rotunda negativa.
-Por último conduce a Jesucristo a la cima de una alta montaña, le muestra los esplendorosos reinos del mundo y le propone:
"Todo esto te daré si postrado me adorares".
-Y Jesús lo exclama con vehemencia:
"¡Apártate de mí, Satanás...!"
-¿La jerarquía católica llegó a utilizar al Diablo como una especie de espantajo?
-Sí, en una época lo usó mucho como una especie de amenaza.
"¡Cuidado que ahí viene el Diablo! Si no eres bueno porque tienes ganas, al menos debes serlo por miedo al Diablo y al Infierno".
-¿De alguna manera no resulta útil la imagen del Diablo para que la gente no mate, no robe, no lastime?
—Es tan útil como el chicote con que el papá le pega a su hijo para que se porte bien. Y si lo trata a chicotazos, pues a ver qué clase de niño le sale después. No, no. El educar para el temor, el obligar a la gente a que sea buena por temor no parece ser útil, más bien es una actitud policiaca.
San Juan en una de sus cartas: 'El que tiene temor no conoce lo que es el amor'.
-Lo importante es la formación de la conciencia, de los valores del ser humano como un ser libre.
-El catolicismo se vuelve algo sumamente vacío: es la aceptación de una serie de dogmas que no se entienden, la asistencia a ritos vacíos, la obediencia convenenciera a ciertas normas.
Por eso mucha gente se queda totalmente vacía con lo que le dice la Iglesia... y se va.
-Por ejemplo, el Papa manda no usar anticonceptivos, pero toda la gente los usa. Lo obedecen sólo cuando les conviene. ¿Qué es lo que pasa? Que no le hemos dado importancia a nuestra propia conciencia ni a nuestra propia responsabilidad.
-El Diablo sirve como un escape. Todos hemos hecho el mal en la vida, de alguna manera hemos fallado. Pero no nos paramos frente a un espejo y decimos 'yo fui el que hizo ese mal', 'el mal está dentro de mí'. En lugar de eso inventamos figuras a las cuales echarles la culpa: 'el Diablo me tentó', 'el Diablo me metió la cola y tropezé', cosas así. No se vale evadir nuestra responsabilidad.
-Tradicionalmente, la fe cristiana ha utilizado la figura del Diablo para expresar la fuerza y el poder del mal. El mal es un misterio y tal vez sea la figura del Diablo la que subraya el carácter misterioso que tiene el poder del mal.
-¿Cuál fue la concepción de los reformadores protestantes?
-Los reformadores protestantes rechazaron la idea del limbo y del purgatorio (aunque siguen siendo parte de la teología católica-romana) así como las aterradoras representaciones del infierno en las pinturas populares de la época.
-Tanto Lutero como Calvino consideraron que los castigos del infierno eran eternos pero figurativos, y que el mayor tormento concebible era la separación de Dios.
-¿Qué son los exorcismos?
-Los exorcismos son conjuros contra un espíritu maligno que se ha posesionado de alguna persona.
-Enfundado en su sotana, exclama Ramón Godínez, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, lanza agua bendita e invoca a San Miguel Arcángel, "el príncipe de la milicia celestial" que, con su espada, lucha contra el demonio.
-Para determinar si una persona está realmente posesa, el primer paso es hablar con ella y con su familia; después, recurrir a especialistas médicos y, si se comprueba que realmente está poseída, interviene finalmente el exorcista.
-Actualmente la Iglesia ha tomado medidas muy prudentes en el caso de supuestos posesos.
-Se cuenta con un equipo cuya primera parte está integrado por médicos, científicos y psicólogos de diversas universidades, que entre más incrédulos mejor, y el resto del equipo está formada por 20 clérigos.
-En enero 1999 el Vaticano dio a conocer un nuevo manual de exorcismos: De Exorcismis et Supplicationibus Quibusdam, que reemplaza el antiguo ritual romano de 1614.
-Muchísimas veces se trata de problemas psicopatológicos, que para realizar un exorcismo se requiere permiso del obispo, y que el exorcista tiene que gozar de una condición mental muy fuerte, capaz de soportar la presión psicológica y emotiva que sufre durante su actividad; tiene que destacar por sus dotes de piedad, prudencia y santidad de vida. La mayoría de los supuestos posesos son realmente personas esquizofrénicas que provienen de familias desintegradas.
-Según el sacerdote Ramón Godínez: "Esas personas están muy debilitadas espiritualmente, debido a que viven en hogares deshechos, por lo que es necesario hacer un tratamiento tanto a la persona como a la familia. Y debe juntarse el tratamiento del médico con el del sacerdote, quien realiza con la familia reuniones de oración, ya que el exorcista está obligado a orar, así como el confesor ora por sus feligreses.”
-¿A qué se atribuye la proliferación de las sectas sa1tánicas?
-En ciertos círculos el Diablo reina en todo su furor. Se le venera en complicadas misas negras y en orgiásticos aquelarres a que concurren sus secuaces. La proliferación de las sectas satánicas es una reacción bastante fuerte de querer justificar al mal, al grado de adorar al Diablo. Son terrenos que competen a la patología social. Pero el hecho de que haya sectas satánicas no significa que exista el Diablo.
-La mayor concentración de sectas satánicas se encuentra en Estados Unidos, y todas están inspiradas en las enseñanzas de La Vey. Actualmente hay templos satánicos en algunas ciudades estadunidenses, como San Francisco y Dallas. Están abiertos al culto público y son aceptados por el gobierno.
-¿Existe el Infierno?
-Hay dos respuestas: La respuesta afirmativa es cosa de fe.
-Otra, ¿hay gente en el Infierno?
Aquí es probable tanto la respuesta afirmativa como la negativa.
-Hay teólogos que afirman; y algunos piensan que el Infierno está repleto. Se fundan en la viva descripción de los textos bíblicos; y, eventualmente en revelaciones privadas de quien vio que fulano o zutano caían al Infierno.
-Se les puede replicar que esos textos no dicen que haya gente en el Infierno, sino que sólo describen ese lugar o situación; y que es algo escabroso apoyarse en revelaciones privadas.
-Otros teólogos piensan que no hay nadie en el Infierno. Y se fundan en que Cristo derramó su sangre por todos y que la sangre de Cristo no puede ser infecunda.
-Se les puede replicar que mucha gente parece morir en pésimo estado espiritual, pero se defienden diciendo que es un misterio la manera cómo se apliquen los méritos de Cristo de tal manera que en un momento equis, quizá en el tiempo que media entre la muerte clínica y la muerte real, el libre albedrío decida convertirse, pero que puede haber otras maneras.
-En esta línea Juan Pablo II señaló que el Infierno es una posibilidad real, pero que sin una especial revelación divina no es posible saber si hay alguien en el Infierno.
-Sobreviene la dificultad, sobre todo en el caso de que no haya nadie en el Infierno, por qué los textos bíblicos son terroríficos, como si la religión fuera asunto de miedo.
-Hay una respuesta no tan difícil, que ilustro con una metáfora. Fulano vive en situación precaria, pero le han dicho que hay una ciudad maravillosa, y se pone en camino con su auto. El camino es montañoso y difícil (imagen de las dificultades de esta vida), y a cada rato se encuentra con avisos de vialidad, como "maneje despacio", "curva peligrosa", "grava", "aceite desparramado", y otros, todos ellos con el dibujo de un abismo sin fondo.
-Nuestro héroe se enoja en un momento, pensando que por qué lo quieren asustar con tanto aviso terrible.
-Nadie lo quiere asustar; simplemente le advierten los peligros que le conviene evitar para que llegue sano y salvo a su destino.
-La vialidad celeste es oportuna, no es como la nuestra, que pone el aviso después de que ya hubo varios muertos.
-¿En qué se basan los que aceptan que el Infierno existe?
-La perspectiva de un castigo para los malos, después de la muerte, ha sido parte de las enseñanzas cristianas desde principios de nuestra era y las raíces del Infierno datan de antes del antiguo judaismo.
-Posteriormente, en la Edad de la Razón, se socavó la reputación del Diablo, pero las guerras y los genocidios del siglo XX lo han rescatado.
-Los movimientos surgidos en el seno de las iglesias modernas han revivido las obsesiones del ser humano con el Diablo y la posesión demoníaca a la cual se culpa de los pecados grandes y pequeños, desde el homicidio hasta los malos hábitos como el fumar o la pereza.
-¿Dónde se cree que están el Cielo y el Infierno?
-Es famosa la frase del astronauta ruso Yuri Gagarín, que por más que echó el ojo nunca vio a Dios allá; frase que fue propaganda política, o expresión archisabia, pues el dónde divino no es ése.
-El escritor sagrado, en su cultura, quiso decir una cosa; el fundamentalista, en otra cultura, lo interpreta según su propia cultura, no en la del escritor sagrado; y corre entonces el peligro de malentender el texto.
-Un distraído puede pensar que nuestro dónde y nuestro cuándo tienen el mismo sentido que el dónde celeste o infernal.
-Por lo pronto, el espíritu no ocupa un lugar material. Se podrá objetar que la resurrección de los cuerpos requieren un espacio material; sólo que los cuerpos resucitados tienen propiedades diversas a las de aquí.
-Y no conocemos esa realidad. Quizá los cuerpos resucitados serían como el de Cristo resucitado, podrían trasladarse muy lejos en un instante, o atravesar materia sólida, en oposición a la impenetrabilidad natural, como Cristo entró al cenáculo (sala en que él celebró la última cena), estando las puertas cerradas.
-Santo Tomás, experto en ángeles, opina que los ángeles se mueven en el tiempo; pero advierte que el tiempo de los ángeles es muy diverso de nuestro tiempo; o sea, tiempo humano y tiempo angélico no son del mismo orden.
-En términos filosóficos las palabras dónde, cuándo, tiempo y espacio no son unívocas al aplicarse a nuestra realidad cotidiana, esto es, no significan exactamente lo mismo; pero tampoco son equívocas; esto es, no significan cosas totalmente diversas; sino que son análogas: en parte significan lo mismo, en parte algo diverso.
-Tal vez, en el caso del espacio, la presencia; y, en el caso del tiempo, el transcurrir, de tal modo que en sus actos hay un antes y un después.
-Y ¿qué es eso diverso?
-No lo sabemos, pues los seres humanos no tenemos experiencia de ello. En todo caso queda afirmado que eso es, que tiene realidad.
-De aquí proviene el estupor, que se llegue a decir que hay algo que no sabemos, pues los niños de catecismo se quedan con la impresión de que se sabe todo; y muchos adultos se quedan en esta etapa.
-Se ilustra esto con otro caso, el del purgatorio. Como mínimo hay tres preguntas diferentes una de la otra.
-¿Existe el purgatorio?
-La respuesta sí es dogma de fe, y un creyente no puede negar la existencia del purgatorio.
-¿Para qué es el purgatorio? o ¿cuál es su finalidad?
-La respuesta, igualmente dogma de fe, es la purificación total, pues para entrar al reino de los cielos hay que llegar todo limpio y resplandeciente.
-¿En qué consiste el purgatorio?, equivalente a ¿cómo se realiza esa purificación?
-Y aquí no hay respuesta dogmática ni de la doctrina católica; esto es, no sabemos.
-En el catecismo se suele enseñar que el purgatorio consiste en arder en llamas de fuego por no se sabe cuánto tiempo (quizá un instante nuestro equivalga a miles de años de allá, o al revés, o ...).
-Esta respuesta de arder en llamas de fuego es sólo la teoría de algún teólogo, que tuvo fortuna y se coló, pero nunca ha sido la doctrina de la Iglesia.
-El Concilio de Trento afirmó vigorosamente la existencia del purgatorio, y su finalidad purificatoria; pero advierte a los predicadores que no den rienda suelta a su fantasía descriptiva (y aquí entrarían las llamas de fuego del purgatorio).
-Juan Pablo II expuso la enseñanza de la gran tradición de la Iglesia, y nos previno de caer en fantasías de curiosidad, que, en el fondo son nuestra manera de escapar al problema, que es el de aceptar nuestro libre albedrío con todas sus consecuencias.
-Hacemos muchas preguntas inteligentes y sutiles, que pueden serlo, pero que en el fondo no son sino escapatorias, como éstas: ¿De veras fueron siete los días de la creación? ¿Por qué la luz aparece el primer día, si el sol y las estrellas aparecen hasta el cuarto día? ¿Qué fruta era la del árbol prohibido? ¿Prohíbe Dios el conocimiento? ¿Originalmente las serpientes andaban erguidas? ¿Salió Eva realmente de una costilla?
-Un rabino escribía que no es verdad que el hombre busque a Dios.
-¿Andas buscando a Dios? ¿Qué, se perdió como un niño pequeño?, sino que es al revés: Dios busca al hombre, y éste se esconde, y se escapa a la problemática fuerte del Génesis.
"¿Dónde estás Adán?"
-Y Adán se escapa: Dios no preguntó por el lugar físico, sino por la situación espiritual de Adán.
-Tales preguntas en ese momento eran amorosas, no condenatorias.
-Eva también se escapa; Caín lo mismo. Y nosotros somos sus buenos descendientes. En el caso concreto del Infierno, preguntamos: ¿Me dará Dios tiempo para arrepentirme, o me mandará al Infierno? ¿Por qué hay Infierno? (o sea, Dios no es bueno, pues pudo haber hecho la creación sin Infierno). Todas estas preguntas de curiosidad van directamente al hacer divino. Se resumen en: Dios, ¿qué hace de mi vida?
-La pregunta de fondo sería: ¿Qué hago yo de mi vida? ¿Qué hago yo de mí?
-En el fondo se trata de ese libre albedrío que no afrontamos. Como quien responde que es católico porque sus papás lo bautizaron; que es médico porque padre y abuelo fueron médicos, que no se doctoró porque Dios no le dio talentos; que se casó con tal mujer, porque lo casaron; que está deprimido porque amaneció con un sentimiento de tristeza; en fin, toda su vida la han hecho otros: los papás, los abuelos, Dios, la suegra, los sentimientos; va como la hojita que se lleva cualquier viento, pero él nunca ha sido dueño de su vida ni de su hacer.
-Una nota final a esta parte. Vale tanto lo que el Papa dice como la fuerza con que lo dice.
-Cuando habla ex cathedra enuncia dogmas de fe, esto es, define en qué sentido hay que entender cierto pasaje de la revelación pública.
-Tal es el magisterio solemne. No siempre habla así, queriendo definir un dogma, pero sí hace énfasis en alguna doctrina; tal es el magisterio ordinario, que tiene sus gradaciones.
-La más fuerte es la de las encíclicas, o cartas a toda la cristiandad; y los papas suelen imponer esa doctrina —que no es dogma— como obligatoria; los teólogos podrán discrepar pero, en la forma clásica, se les pide un silencio respetuoso; en la forma de teólogos modernos, una instancia respetuosa en contra.
-Ocasionalmente los papas han dicho de alguna de sus encíclicas que contiene doctrina intocable, no reformable.
-Pero en la historia ha habido doctrinas que se han retocado, remanejado y reformado.
-Hay otro magisterio ordinario no tan fuerte como el de las encíclicas, que es la enseñanza ordinaria de los papas, como lo son las alocuciones a grupos particulares de peregrinos.
-Para dar una idea de lo que pudiéramos llamar densidad dogmática de los últimos años, se hace notar que desde que terminó el Vaticano I (1869-1870) hasta la fecha no ha habido sino una definición dogmática, la Asunción de la Virgen, por Pío XII en 1950.
-Esto es, que no declararon dogmas nuevos papas tan importantes como Pío X, Benedicto XV, Pío XI, Paulo VI, Juan Pablo II.
-Tampoco el Concilio Vaticano II quiso hacer una nueva definición dogmática.
-¿De dónde proviene la creencia en el Infierno de los cristianos?
-Los cristianos derivan su creencia en el infierno de cuatro fuentes:
a) viejas tradiciones de pueblos antiguos;
b) las palabras de Jesús, según la Biblia;
c) del resultado de muchos siglos de elaboración teológica; y
d) de imaginación literaria.
-¿Qué dicen esas viejas tradiciones de los pueblos antilguos?
-En los tiempos más remotos del Viejo Testamento, todos los muertos (justos y pecadores) iban al Sheol, un inframundo tenebroso apartado de Dios.
-Al parecer, era la última etapa para todos.
-Luego, aproximadamente en el siglo II antes de nuestra era, bajo la influencia de la filosofía griega y persa, el judaísmo farisaico empezó a abrazar la idea del alma inmortal y del Hades, el inframundo infernal de la mitología griega, como un lugar en donde todos serían recompensados o castigados.
-Más tarde, cuando la doctrina de la resurrección final afloró en algunas partes del judaísmo, el Hades se convirtió en una morada temporal sólo para las almas de los malos, mientras que los buenos iban a la "gloria celestial" para esperar la resurrección de la carne.
-Después de la resurrección y el juicio final, los malos serían condenados a las llamas del Infierno, llamado Gehenna, según el nombre del desolado Valle de Hinnom, al sur de Jerusalén, en donde se quemaba la basura y se realizaban sacrificios humanos.
-En los primeros textos griegos del evangelio, se transcriben las palabras de Jesús para referirse al infierno como Gehenna o como Hades.
-¿Cuáles son las palabras de Jesús en torno al Infierno según la Biblia?
-Los evangelios señalan que Jesús habló del Infierno a menudo como una hoguera inextinguible que esperaba a quienes rechazaban a Dios.
-Pero, desgraciadamente, lo dicho por Jesús, según la Biblia, sólo esbozó una imagen del Infierno en sus prédicas. Por no haber sido muy explícito sus seguidores han debatido su naturaleza, propósito y duración desde entonces.
-Las preguntas que se hacen son tales como: ¿Dónde está el Infierno? ¿Es caliente o frío? ¿El fuego es real o metafórico? ¿Los tormentos son físicos o psicológicos? ¿Los condenados son castigados eternamente o son rehabilitados o, quizás, aniquilados? Y, sobre todo: ¿Quiénes van al Infierno?
-¿Cuál es el resultado de muchos siglos de elaboración teológica?
-Muchos de los primeros dirigentes de la Iglesia, con inclusión de San Justino Mártir, Tertuliano y San Jerónimo, supusieron que era un Infierno caliente y ardiente de castigo sensorial.
-En el siglo III, Orígenes de Alejandría creyó que era un lugar de sufrimiento espiritual, de remordimiento y apartamiento de Dios.
-En el siglo V, el teólogo San Agustín juntó las dos creencias y dijo que se trataba de un castigo tanto sensorial como espiritual.
-Si bien los primeros padres de la Iglesia enseñaron que el propósito del infierno era castigar, Orígenes sugirió que era remediar: que en el Infierno, el peor de los pecadores podía ser salvado. Pero este criterio "universalista" fue rechazado por los dirigentes de la Iglesia en el Concilio de Constantinopla, celebrado en el año 543.
-Y aunque unos pocos teólogos de aquellos tiempos creían que, finalmente, los pecadores serían aniquilados, la mayoría pensaban que los tormentos del infierno eran eternos.
-La idea del purgatorio (un lugar separado del Infierno en donde se rehabilitaban los pecadores que no podían entrar en el cielo) se incorporó a las enseñanzas de la Iglesia en el siglo VI.
-Y, más tarde, se concibió el limbo como un lugar para los niños no bautizados quienes no sufren tormentos sensoriales pero jamás ven el rostro de Dios.
-Pero la vieja idea de que el Infierno castigaba a los pecadores con tormentos tanto físicos como espirituales volvió a cobrar fuerza durante los siglos XVII y XVIII. Luego, en el siglo XIX, la esperanza de Orígenes de Alejandría de una redención "universal", en un Infierno semejante al purgatorio empezó a ganar nuevos seguidores.
-En vez de hacerse más uniforme, la doctrina cristiana del infierno entró en el siglo XX más fragmentada que nunca.
-Los sacerdotes medievales pintaron al demonio como una mezcla horrenda de partes repugnantes, estableciendo una relación entre el mal y la fealdad física. Sin embargo, para tener éxito como el gran tentador de los hombres, el Diablo podía adoptar formas seductoras y presentarse como una mujer de gran belleza o como un ángel.
-Los poderes de persuasión del Diablo eran tan grandes que, según el Nuevo Testamento, incluso Cristo tuvo que esforzarse para resistirlos.
-¿Qué dice la imaginación literaria en torno al Infierno?
-Durante la Edad Media fue poco lo que se añadió a la doctrina oficial, pero las imágenes gráficas de almas torturadas y de cámaras subterráneas ardientes, en distintos niveles, fueron parte importante de la imaginación popular con las descripciones del Infierno que Dante Alhieri escribió en la "Divina Comedia" en los comienzos del siglo XIV.
-¿Qué importancia le concede la gente al Infierno?
-Durante casi todo el siglo XX, el Infierno hizo poca mella en la gente. Atacado por el intelectualismo moderno y opacado por las llamas de Hiroshima y el Holocausto, las imágenes espantosas del Infierno perdieron mucho de su poder atemorizador.
-Sin embargo hay signos de que los teólogos empiezan a pensar más seriamente en la idea del infierno de lo que lo hicieron durante algunas décadas, aunque no siempre sigan pautas tradicionales.
-Hace poco, un obispo católico romano de Nueva York asombró a los miembros de la Iglesia, que no habían oído hablar mucho del tema en los últimos tiempos, cuando advirtió a los políticos defensores del derecho al aborto que corrían gran peligro de ir a parar allí.
-Y, también, empieza a estar más presente en la mente del público en general.
-Una encuesta Gallup, realizada
recientemente en Estados Unidos, mostró que ahora hay más personas que creen en el Infierno que en los años 50.
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