He
hecho una recopilación de conceptos, en torno al ajedrez, vertidos por 18
personas de valía.
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• La Bruyère:
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"¿Qué
diría yo del espíritu del juego? ¿Podría alguien definírmelo? ¿No se necesita
previsión, agudeza o habilidad para jugar al tresillo o al ajedrez? Y si se
necesita, ¿por qué se ven imbéciles que sobresalen en estos juegos y preclaros
genios que no alcanzan ni la mediocridad?".
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• Goethe:
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"El
ajedrez es una piedra de toque para la inteligencia".
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• Cervantes en
su obra "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha":
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"¡Brava
comparación!, dijo Sancho, aunque no tan nueva que yo no la haya oído muchas y
diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que mientras dura el juego,
cada pieza tiene su particular oficio y, en acabándose el juego, todas se
mezclan, juntan y barajan, y dan
con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura."
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• Góngora:
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"Dicen
que hay casas de fama
Como
ajedrez en valor,
Aun
cualquier pieza menor
Entrando
llega a ser dama;
Entra
moza y sale ama,
Y
tal, que sin ser Dios cría
Si
antes villano tañía,
Allí
aprende saltarén,
Y
dicen bien."
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• Leibnitz
dijo en alguna ocasión:
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"El
ajedrez es demasiado juego para ser una ciencia y demasiado ciencia para ser un
juego".
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• Lope
de Vega en su obra "La
dama boba":
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"Un
disparate pintoresco
maravilloso
de esbeltez,
el
arabesco
del
caballo de ajedrez".
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• P.
J. Feijoo en su obra "Cartas
eruditas y curiosas":
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"¿Qué
me diréis del juego de ajedrez? preguntó Gaspar Pallevicino, a lo que Federico
respondió: 'Es un juego gentil y agudo, y un buen pasatiempo aunque le hallo
una sola falta, y es que puede ser perjudicial saber jugarlo bien, por que para
ello habría que gastar mucho tiempo y dedicarle tanto estudio como a cualquier
otra ciencia y a fin de cuentas no alcanzaría más que ser excelente en un
juego'".
"Concluyo
diciendo que, si los grados de destreza en jugar correspondiesen a los de
entendimiento, los grandes jugadores de ajedrez serían los mayores ingenios del
mundo, y aquel hombrecillo calabrés, llamado Joaquino Greco, que se hizo
admirar por todas partes por su eminencia en el manejo de aquél laberinto de piezas
de varios movimientos, sería, por lo menos, igual en discurso a los Leibnizes y
a los Newtons. Pero, ¿en qué otra cosa dio muestra de tener algún particular
talento? La gran dificultad de este juego consiste únicamente en la multitud de
combinaciones que es menester tener presentes para determinar el movimiento de
tal o cual pieza; y esta presencia de multitud de combinaciones no depende del
ingenio sino de la facultad que llamó atención extensiva, en la cual cabe mucho
más y menos. Lo mismo, a proporción, sucede en el juego de las damas, aunque es
la complicación de combinaciones mucho menor. Y bien lejos de pedir mucho
ingenio, este juego, puedo asegurar que el mayor jugador de damas que he
conocido, era y es de muy limitado discurso."
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• Miguel
de Unamuno en su obra "Contra
esto y aquello":
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"El
ajedrez es importante. Es una gimnasia mental, es un noble y un impar vehículo
de prestigio".
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• Mme.
De Sevigné de su obra "Fragmentos
epistolares":
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"Este
caballero me ha dicho que, a veces, vos jugáis al ajedrez; yo estoy loca por
este juego; daría mucho dinero para saberlo solamente como mi hijo o como vos.
Es el más hermoso y el más racional de todos los juegos: el azar no interviene
en él; uno se censura y se aplaude; se tiene la felicidad en la cabeza...
Estaré muy avergonzada y humillada si no llego, por lo menos, a alcanzar una
fuerza mediana. En Pomponne, durante el desgraciado viaje que hice allí, todo
el mundo jugaba al ajedrez'; hombres, mujeres, niños..."
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• Jean
Ghéhenno en su libro "Jean-Jacques":
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"El
hombre ambiciona la superioridad hasta en las cosas más pequeñas. J. J.
Rousseau, que me ganaba siempre al ajedrez, me negaba una ventaja que igualara
más la partida. "¿Sufría perdiendo?, me decía. "No -le respondía yo-,
pero me defendería mejor y vos gozaríais más. " "Puede ser
-replicaba-, pero dejemos las cosas como están.'".
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• Honoré
de Balzac en "Epistolario":
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"He
prometido trabajar para olvidar y me he encontrado a W... jugando al ajedrez y
reviviendo este noble y sublime rostro pensativo que medita un mate, ¡Oh,
atardeceres dichosos!"
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• Napoleón
Bonaparte decía:
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"El
ajedrez es un juego sin par, regio e imperial".
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• Luis
VI:
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En
el año 1119 los franceses fueron derrotados en la Batalla de Brenneville por el
ejército inglés que perseguía implacablemente al enemigo huyendo en desbandada.
Un
inglés asió por la brida el caballo de Luis VI gritando:
-¡El
rey está preso!
El
monarca le respondió:
-¿No
sabes que ni siquiera en el ajedrez se puede capturar al rey?
Y
mientras esto decía asentó tal golpe con la maza al soldado inglés, que lo dejó
muerto en el acto.
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• Ramón
y Cajal en su obra "Recuerdos
de mi vida":
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"No;
no es esa sociedad la que debemos promover, sino otra más íntima, más
espiritual, más comunicativa. Es comunión, comunión de ideas y sentimientos, no
sociabilidad lo que nos hace falta. Un club ajedrecista es lo más opuesto a una
iglesia cualquiera, a un centro de comunión espiritual. El ajedrez puede llegar
a ser uno de los medios de juntarse las personas sin comprometer, en esta
junta, sus almas".
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• León
Tolstoi:
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"Compadezco
al que no conoce el ajedrez. Causa ya alegría al aprendiz; al veterano le lleva
al sumo placer..."
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• Stefan
Sweig en
su obra "El jugador de ajedrez":
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"En
mi necia vanidad, llegué a jugar 4 partidas simultáneas, defendidas por sendos
campeones, amén de numerosos mirones que discutían prolijamente las consecuencias
de cada jugada. Partida hubo que duró 2 ó 3 días. En mi empeño de lucirme a
toda costa, y confiando en mi pasadera memoria visual, llegué a jugar sin mirar
al tablero... Escusado es decir que adquirí cuentos cuantos libros del aristocrático a
aristocrático recreo llegaron a mis manos y hasta caí en la inocencia de
enviar a las ilustraciones extranjeros extranjeras soluciones de problemas.
Arrastrado por la creciente pasión, mis sueños eran interrumpidos por ensueños
y pesadillas, en las cuales armaban frenética zarabanda peones, caballos,
reinas y alfiles".
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• Saint-Exupéry en
"Citadelle":
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"...Así
en el juego de ajedrez; hay siempre un vencedor y un vencido. El vencedor se
reviste con una sonrisa socarrona para humillar al vencido. Porque así son los
hombres. Y tú vienes, según tu justicia, a prohibir la victoria de ajedrez. Y
dices: "¿Cuál es es el mérito del vencedor? Era más inteligente o conocía
mejor las reglas del juego. Su victoria no es más que la expresión de un
estado. ¿Por qué iba a ser glorificado por aparecer más ojo de cara, o más
dócil, o más o menos melenudo...?'".
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• Edgar
Allan Poe en "Los
crímenes de la calle Morgue":
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"Un
jugador de ajedrez, por ejemplo, efectúa lo primero sin esforzarse en lo
segundo. De ahí se sigue que el ajedrez por lo que concierne a sus efectos
sobre la naturaleza de la inteligencia, es apreciado erróneamente. No he de
escribir aquí un tratado, sino que me limito a prolongar un relato e un tanto
singular, con algunas observaciones pasajeras; aprovecharé por eso la
oportunidad para afirmar que el máximo grado de reflexión se ve puesto a prueba
por el modesto juego de damas en forma más intensa y beneficiosa que por toda la
estudiada frivolidad del ajedrez. En este último, donde las piezas tienen
movimientos diferentes y singulares, con varios y variados valores, lo que sólo
su resulta complejo es
equivocadamente confundido (error nada insólito) con lo profundo. Aquí se trata,
sobre todo, de la atención. Si ésta cede un solo instante, se comete un
descuido que da por resultado una pérdida o la derrota. Como los movimientos
posibles no sólo son múltiples sino intrincados, las posibilidades de descuido
se multiplican y, en nueve casos
de cada diez, triunfa el jugador concentrado y no el mas más
penetrante. En las damas, por el contrario, donde hay un solo movimiento y las
variaciones son mínimas, las probabilidades de inadvertencia disminuyen, lo
cual deja un tanto de lado a la atención, y las ventajas obtenidas por cada uno
de los adversarios provienen de una perspicacia superior".
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