A mediados
de los años 50, por causa
ignorada, la producción de
miel en el Brasil, se redujo
notablemente y alguien decidió darles nuevos bríos a las abejas brasileñas
cruzándolas con alguna variedad más dinámica.
Para eso, en
el año de 1957, se llevaron a Brasil desde Mozambique un cargamento de abejas
muy productivas aunque muy bravas.
En total
eran 7 abejas reinas con su respectivos cortejo de obreras y zánganos.
Para
estudiarlas se les concentró en un laboratorio de Sao Pulo. Pero, por
desgracia, cierto día se escaparo 26 reinas con todo y sus cortejos, surgiendo
con ello un tremendo problema.
Por
varios años nada se supo de las
fugitivas hasta que empezaron a atacar a personas y animales. Se decía que las
temibles abjeas africanas amenazaban la fauna silvestre del país y que incluso amenazaban con exterminar a las
abejas normales a las que se decía se enfrentaban en abierto combate.
A principios de los años 70 se comenzó a
decir que ya se encontraban en Centro América en camino hacia México.
De acuerdo
con los informes plenamente combrobados, entre 1957 y 1974 las abejas africanas
causaron la muerte de 16 personas, y a muchos animales, especialmente ciertas aves,
de plumaje muy colorido, debido a la atracción que ejercen los colores vivos
sobre las abejas.
Las abejas
africanas al picar no inyectan una cantidad mayor de ácido fórmico que las
abejas normales, sin embargo cuando atacan, lo hacen en mayor número.
Las abejas
normales, al atacar suman cuando
mucho un centenary y, en cambio, las africanas cuando lo hacen suelen
ser mil.
Sin sostener
combates a muerte como se decía, las abejas africanas fueron compartiendo las
colmenas con las abejas normales y con el tiempo, virtualmente en los apiarios brasileños convivían ambas
especies.
Esto
contituyó un gran problema. Para manejar a las abejas normales, así como para
recoger la miel, sin ser picado, el apicultor suele usar una mascara de tela de
alambre y echar un poco de humo con un pequeño fuelle, para atontarlas. Cuando
los granjeros brasileños pretendieron menejar los apiarios con ambas abejas de
la misma manera, se llevaron la sorpresa de que las africanas atravezaban
fácilmete la ropa con su aguión y que las nubes de humo de los fuelles no las
detenían en lo absoluto.
Durante
un par de años, la industria brasileña de la miel fue a la bancarrota.
Durante
esos dos años los apicultures brasileños trataron de encontrar la manera de
poder obtener la miel.
Afortunadamente
la naturaleza dió la solución final.
A partir de
su escapatoria, las abejas africanas no solo anduvieron persiguiendo gente y animales, también se
decidiron cruzarse con sus
congeneres las abjeas normales. La variedad surgida de la cruza tiene un
temperamento más llevadero, solo con ocasionales arrebatos de ira, y producen
más miel que las abejas normales originales.
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