domingo, 12 de enero de 2014

La Mujer en Árabia Saudita


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LA MUJER EN ÁRABIA SAUDITA


El petróleo, la riqueza y la abundancia no han cambiado la forma clásica de vida en los países árabes.
Las costumbres medievales, la intensidad religiosa y la vida del desierto han seguido inmutables, aunque ahora se usen Rolls Royces en lugar de camellos.



Hace poco, un observador occidental se horrorizó ante el castigo que recibieron dos hombres casados que cometieron una violación: se les enterró de la cintura para abajo en la arena del desierto y la multitud les tiró piedras hasta que murieron desangrados.
Otras historias semejantes han puesto en evidencia que las relaciones entre hombres y mujeres en Árabia Saudita son asuntos muy complicados, que no han cambiado en muchos siglos. Pero no es la barbarie lo que dirige la vida y las costumbres, sino el que interpretan las normas del Corán para que la mujer quede siempre en estado de sumisión. La vida retirada y el velo que la cubre, que se instituyeron para darle una vida un poco privada en un mundo muy libertino, se han convertido en su propia cárcel.
Así, las leyes que se aplican a los hombres y mujeres son distintas.
 Por ejemplo, la poligamia es permisible y normal en un hombre, pero inconcebible en una mujer. El hombre puede casarse fuera de la fe islámica, pero una mujer moriría si lo hiciera.
Las mujeres no pueden manejar automóviles, viajar sin permiso de sus esposo y aún así siempre acompañadas.
No pueden permanecer solas en compañía de un hombre que no sea de su familia, ni trabajar con algo que las relacione con hombres. esto las excluye inmediatamente como una fuerza trabajadora.
La educación está totalmente segregada y sólo pueden recibir instrucción de otras mujeres.
Cuando hace pocos años se abrió la primera escuela para muchachas, los fanáticos religiosos se manifestaron por las calles en señal de protesta, igual que hicieron cuando apareció el primer camión en el país, que quemaron inmediatamente. Sin embargo, el incluir a la mujer dentro del sistema educativo, aún en forma segregada tiene grandes implicaciones de cara al futuro.


Ahora es posible ver mujeres que usan ropas occidentales para salir de compras sin que la policía moral les pinte los brazos y las piernas en señal de protesta. En algunas compañías; petroleras empiezan a trabajar mujeres "occidetalizadas", pero curiosamente los hombres que se han educado en países del Oeste son los más escépticos con respecto al papel futuro de la mujer árabe. Según ellos la oposición social es demasiado grande y el fanatismo religioso controla todavía la vida en general.
Uno de ellos, educado en la Universidad de Chicago, y casado con una gringa comenta "hasta ahora el impacto de Occidente en nuestra vida ha sido sólo superficial. Si la influencia hubiera sido más profunda, se notarían cambios en la vida y en las relaciones entre hombres y mujeres. Eso no ha sucedido".
Para nuestra mentalidad occidental sería denigrante el tener que caminar varios metros atrás del marido.
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