lunes, 20 de noviembre de 2017

Elefantes en la Guerra

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ELEFANTES EN LA GUERRA


-Sé que en la antigüedad fueron empleados elefantes para la guerra, pero, ¿hubo alguna vez alguna guerra donde ambos bandos usaran elefantes?

-Sólo en una batalla, la Cuarta Guerra Siria. 

-En 217 antes de nuestra era, Antioco III de Siria empleó elefantes asiáticos cuando atacó y venció al ejército egipcio de Ptolomeo IV, que contaba con elefantes más pequeños de noráfrica (ahora extintos). 

-En esa batalla los elefantes asiáticos vencieron a los elefantes norafricanos.

-¿Cuál fue la causa de la Cuarta Guerra Siria?

-La Cuarta Guerra Siria es el cuarto de los seis conflictos que enfrentó a los imperios seléucida y egipcio entre los siglos III a.C. y II a.C, desde el año 274 a.C. hasta el 168 a.C. por la posesión de la Celesiria, y que llevó a la decadencia de ambos contendientes, y su derrota final ante el poder de Roma.

-¿Qué características poseían los elefantes en la guerra?



-El elefante es un animal enorme, sumamente fuerte. En los tiempos antiguos, cuando en Europa no se sabía que existían esos paquidermos, el terror que inspiraban cuando los ejércitos los veían por vez primera era enorme. 

-A los romanos se les encogió violentamente el alma cuando vieron ante sí los elefantes de guerra de los cartagineses, y lo mismo les pasó a los fieros macedonios que seguían a Alejandro hasta los confines del mundo cuando los elefantes del rey Poro, en la India, les hicieron frente.

-¿Sería que se asustaban por el gran tamaño de los elefantes?

-No sólo eso, sino que el elefante no le teme a nada, y sus trompazos eran suficientes para mandar al diablo a todo aquel que estuviera cerca de su peculiar nariz. 

-Su eficacia debía ser notable ya que incluso los romanos organizaron unidades de elefantes de guerra, y si los romanos los adoptaron por algo sería.

-¿Qué elefantes eran los preferidos para la guerra?

-Los elefantes preferidos para la guerra eran los indios ya que su carácter era más combativo y valeroso que el de sus congéneres africanos. Conviene aclarar que los elefantes africanos conocidos en aquellos tiempos eran una variedad de bosque, más pequeños que los de la sabana. La altura de un elefante indio llegaba a los 3 metros, mientras que sus parientes africanos apenas alcanzaban los 2.5 metros. En cuanto a su poderío físico basta señalar que podían transportar con la trompa hasta 500 kilogramos, o sea, lo que pesa un toro de lidia. ¿Te puedes imaginar lo que supondría un trompazo de uno de esos animales cuando estaban enojados?

-¿Qué ventajas, además de su gran tamaño, tenían los elefantes en la guerra?


-Una de las ventajas que ofrecía el uso de los elefantes consistía en que no solo los hombres les tenían pánico, sino que a los caballos también les inspiraban un miedo atroz, por lo que la caballería que tenía que enfrentarse contra los paquidermos solía salir en estampida del campo de batalla por mucho que sus jinetes se empeñaran en hacerles combatir.

-¿No eran abatidos los elefantes con flechas?

-Era bastante complicado abatir a los elefantes. Las flechas convencionales prácticamente no les hacían efecto, y se tiene constancia de elefantes que sobrevivieron con más de 80 proyectiles clavados en el cuerpo. Así pues, algunos ejércitos adiestraban tropas específicamente para luchar contra los elefantes, usando armas muy contundentes como hachas o grandes machetes para intentar cortarles los tendones de las patas o las trompas.

-Incluso se diseñaron armas específicas contra ellos, como la naraca, una flecha creada por los indios y fabricada enteramente de hierro a la que se le podía unir una carga incendiaria que, al introducirse en el cuerpo, era bastante efectiva. Otro método para, sino matarlos al menos espantarlos, era arrojar ante ellos vasijas de barro llenas de brea ardiendo que, al romperse, esparcían el pegajoso líquido en todas direcciones.

-Lo que más irritaba a un elefante de guerra, aunque parezca un tanto ridículo, es el chillido que dan los cerdos cuando sienten dolor o miedo. 

-En dos batallas fueron usados con tal fin. Una de ellas fue en la batalla de Maleventum, en la que se enfrentaron los romanos contra las tropas de Épiro al mando del rey Pirro. La otra fue en Megara, cuyos habitantes pusieron en fuga a los elefantes de Antípatro. En ambos casos y para que berrearan los cerdos se les untaba con alquitrán y se les prendió fuego, por lo que los desdichados daban tales alaridos que los elefantes daban  media vuelta dandose a la fuga.
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