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HISTORIA DEL IDIOMA YIDISH
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Entre los muchos escritores y poetas que llegaron a Estados Unidos (1935), sobresale la figura de Isaac Bashevis Singer, hijo de Rabino, quien comenzó a escribir en Polonia donde nació y recibió el Premio Nobel de Literatura por sus obras escritas en Yidish en 1978.
Este comentó en una ocasión:
"...Estoy seguro de que el día de la resurrección, millones de cadáveres se alzarán de sus tumbas hablando Yidish, y su primera pregunta será: ¿hay un nuevo libro en Yidish para leer?”
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Isaac Bashevis Singer
La relación entre el hebreo y el pueblo judío es muy particular; diferente a la establecida entre otros pueblos y sus idiomas, ya que se trata de Lashon Ha'Kodesh, la lengua sagrada utilizada en la Torá, en la cual cada palabra, cada letra está llena de revelaciones y contenido.
Sin embargo, luego del colapso provocado por el levantamiento de Bar Cojba, el uso del hebreo declinó en forma considerable y durante los ochocientos años posteriores, los judíos diseminados ya por todos los países de Europa, Asia y América hablaron el lenguaje de los pueblos entre los que se establecieron.
Desde el principio de la diáspora los judíos han sido bilingües, los rezos eran en hebreo, ya que la mayoría de los hombres podían leerlo. En el mundo moderno es difícil que exista un idioma civilizado que no haya sido utilizado como lenguaje por el judío, quien en ocasiones lo modificó para ajustarlo a sus necesidades.
Aschkenaz fue el nombre de un antiguo pueblo que se menciona en la Biblia (Génesis 10,3) y es el que designa a Alemania de donde provinieron grandes masas de judíos que emigraron hacia Polonia y el resto de Europa.
La base principal del Yidish fue el dialecto germano "hochdeutsch", que junto al hebreo y al eslavo formaron este idioma.
Max Weinreich, un gran lingüista del Yidish, dijo que desde 1850 hasta el presente, los mayores componentes del Yidish han sido el alemán, el hebreo, el ruso, el polaco, y algunos remanentes de lenguas como el Czee, Latvian, Lituano y otras.
"El lenguaje de Ashkenaz", una de las formas de nombrar el Yidish, que comparte el abecedario hebreo, se convirtió en el idioma unificador de los judíos del Centro y el Este de Europa.
En Polonia, uno de los grandes centros judaicos, fue el idioma judío por excelencia.
El Yidish utilizado en los ritos religiosos, los rezos y los métodos de enseñanza en las escuelas talmúdicas elementales (jeder - aula de clase), así como en las Ieshivot, fueron los elementos que permitieron proporcionar una uniformidad básica en la vida judía religiosa y en la transmisión de las tradiciones, que por varios siglos posibilitaron a los estudiantes asistir a las Ieshivot establecidas en Polonia, Alemania y Alsacia y a los rabinos y sabios del Talmud difundir sus conocimientos en diferentes países.
Los judíos comenzaron a establecerse en el valle del Rin, durante el siglo IX y X, probablemente como resultado de la expulsión del norte de Francia y de Italia estos fueron los primeros miembros de la diáspora que usaron lo que hoy se conoce como el Yidish, el cual logra su afianzamiento al final del siglo XVIII y principios del XIX con el surgimiento del Jasidismo, un movimiento religioso fundado en Polonia por el Baal Shem Tov (1698-1760), cuyo objetivo fue acercar a todas las personas por igual, ricos y pobres, a la fe y al amor a Dios con alegría.
Igualmente en ese periodo rabinos ortodoxos se opusieron a esta nueva corriente y se les conoció como "Misnagdím" (oponentes).
Otro movimiento apareció en el Este Europeo llamado 'Haskalá (iluminismo) -Moses Méndelsohn (1729-1786), que argumentaba que con el Yidish se mantenía la misma situación de restricción en los derechos civiles y persecución antisemita propia de los ghettos- y que se deberían hacer esfuerzos en parecerse a los no judíos hablando sus idiomas.
Sin embargo resulta paradójico y curioso que tanto los Jasidim como los Misnagdím y los Maskilim para difundir sus ideales y objetivos se veían obligados a dirigirse al pueblo en Yidish, ya que éste era el idioma de la gran masa judía.
En la última década del siglo XIX se agravó la situación de los judíos de Europa oriental, sobre todo en la Rusia zarista, los problemas económicos, políticos y sociales eran insostenibles.
Se abrió una gran brecha dentro de las comunidades judías entre el pobre y el rico, dando lugar a la aparición de la prensa Sionista en Yidish.
Asimismo, obras monumentales de sabios y Rebes judíos sobre comentarios de la Torá, interpretaciones del Midrash, explicaciones filosóficas, místicas y espirituales se hicieron en ese idioma, primero en forma de comunicación oral y luego por escrito.
Como ejemplos se pueden mencionar las obras del Baal Shem Tov, las de Najman de Bratslav y los comentarios de Zena uRena.
Con la inmigración de Europa a Estados Unidos, los judíos trajeron consigo el amor por su idioma popular.
Las escuelas públicas en la vida americana fue otro problema con el cual se encontró el Yidish.
El uso constante del inglés por los niños en el hogar tuvo el efecto de "obligar" a sus padres a abandonar muchas expresiones y palabras judías.
Una parte de la prensa, oradores y rabinos empezaron a usar el nuevo idioma.
El período entre las dos guerras mundiales es cuando se muestra el mayor progreso del Yidish.
En Rusia, los primeros años después de la revolución de Octubre, el Yidish fue reconocido como el idioma oficial de la población judía.
En 1924 se proscribe el hebreo por ser idioma nacionalista burgués de los judíos y el Yidish es aceptado como idioma de la clase obrera judía, fue así convertido en uno de los 60 idiomas oficiales del país.
Existían diarios, periódicos, escuelas, teatros, instituciones culturales y científicas, y hasta tribunales que hacían uso del Yidish como medio de expresión. Pero todo esto acabó de pronto durante los años del gobierno de Stalin, en que se puso en práctica un régimen de discriminación para la cultura judía que se alargó con Kruschev y continuó casi hasta nuestros días.
Los grandes escritores judíos fueron apresados y fusilados durante el régimen stalinista, y todas las actividades terminaron con el cierre de los institutos y escuelas.
Durante 1931 y 1932 sólo en Ucrania, donde se encontraba la mayor concentración de judíos de la URSS, casi 160,000 alumnos, o sea la mitad de toda la población escolar judía de la república, asistían a 700 escuelas mantenidas por el Estado. En ellas el Yidish era el idioma de enseñanza, se establecieron facultades especiales donde se hablaba el Yidish en la universidad de Moscú, Leningrado, Kiev, en la Academia de Ciencia de Minsk.
Datos oficiales informan que durante el período 1918-1935 fueron publicados aproximadamente 5,000 libros en ese idioma, en ediciones que totalizaron 18,000,000 de ejemplares.
En 1940, un año antes de que el nazismo inundara la URSS donde vivían más judíos, las editoriales publicaron 5,000,000 de volúmenes en Yidish, 3,000,000 de los cuales, según se afirma, pertenecían a obras de Sholem Aleijem. Se calculó que entonces había más de 5,000 escritores, editores, periodistas, eruditos, actores, locutores de radio de idioma Yidish.
Con la Segunda Guerra Mundial y los sucesos del holocausto, fue aniquilada la mayor parte de la población judía europea.
El Yidish era hablado por 11,000,000 de judíos antes de la Segunda Guerra y aún en los mismos ghettos y campos de concentración fueron escritas obras de carácter documental.
Los pocos escritores que quedaron con vida se refugiaron en Estados Unidos y en Israel y ellos han asumido la responsabilidad por la continuidad del Yidish.
Del mismo modo lo hacen las comunidades ortodoxas que siguen manteniendo la enseñanza del Yidish como idioma y como el modo de transmisión en su idioma original de la gran sabiduría judía.
A pesar del holocausto nazi, que exterminó a millones de judíos, a pesar de que se privó a los judíos soviéticos de la base cultural y religiosa de su idioma, y de todas las demás contrariedades de la historia, el Yidish siempre vivirá en las páginas impresas, en su música, en sus expresiones, como una irremplazable fuente de cultura y tradición del pueblo judío, y es completamente imposible estudiar y saber de la vida judía de los últimos siglos sin recurrir a la rica y variada literatura Yidish.
"El Yidish no ha dicho todavía su última palabra, pues contiene tesoros que no han sido revelados a los ojos del mundo. Esta fue la lengua de los mártires y de los santos, de los soñadores y los cabalistas; rico en humor y recuerdos que la humanidad nunca debería olvidar.
“En una forma figurativa, el Yidish es la lengua sabia y humilde de todos nosotros, el idioma de la asustada y esperanzada humanidad".
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