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(1547 - 1616)
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1. BIOGRAFÍA
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Miguel de Cervantes Saavedra fue soldado, novelista, poeta y dramaturgo español.
Es universalmente conocido sobre todo por haber escrito El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal.
Miguel de Cervantes Saavedra fue hijo de Rodrigo Cervantes y Leonor de Cortinas. Su padre, de ascendencia cordobesa y de antepasados Gallegos,
cirujano, oficio más parecido al actual practicante que a nuestra idea de médico.
Sus hermanos fueron Andrés (1543), Andrea (1544), Luisa (1546), que llegó a ser priora de un convento carmelita; Rodrigo (1550), también soldado; Magdalena (1554) y Juan, sólo conocido porque su padre lo menciona en el testamento.
Hacia 1551, Rodrigo de Cervantes se trasladó con su familia a Valladolid. Por deudas, estuvo preso varios meses y sus bienes fueron embargados. En 1556 se dirigió a Córdoba para recoger la herencia de Juan de Cervantes, abuelo del escritor, y huir de los acreedores.
Es posible que Miguel de Cervantes Saavedra estudiara en la Compañía de Jesús, ya que en la novela El coloquio de los perros elabora una descripción de un colegio de jesuitas que parece una alusión a su vida estudiantil.
En 1566 se estableció en Madrid. Asiste al Estudio de la Villa, regentado por el catedrático de gramática Juan López de Hoyos. López de Hoyos incluye en ese libro tres poesías de Cervantes, nuestro caro y amado discípulo. Esas son sus primeras manifestaciones literarias.
En estos años Cervantes se aficionó al teatro viendo las representaciones de Lope de Rueda y, según declara en la segunda parte de Don Quijote, al parecer por boca del personaje principal, «se le iban los ojos tras la farándula».
Cervantes llegó a Italia en diciembre del mismo año. Allí leyó los poemas caballerescos de Ludovico Ariosto y los Diálogos de amor del judío sefardita León Hebreo (Yehuda Abrabanel), de inspiración neoplatónica, que influirán sobre su idea del amor.
Entra al servicio de Giulio Acquaviva, que será cardenal en 1570, y a quien, probablemente, conoció en Madrid. Le siguió por Palermo, Milán, Florencia, Venecia, Parma y Ferrara. Pronto lo dejará para ocupar la plaza de soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina. Embarcó en la galera Marquesa.
El 7 de octubre de 1571 participó en la batalla de Lepanto, "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros", formando parte de la armada cristiana, dirigida por don Juan de Austria.
De la dicha batalla naval salió herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano, de que quedó estropeado de la dicha mano.
De ahí procede el apodo de el manco de Lepanto. La mano izquierda no le fue cortada, sino que se le anquilosó al perder el movimiento de la misma cuando un trozo de plomo le seccionó un nervio.
Aquellas heridas no debieron ser demasiado graves, pues, tras seis meses de permanencia en un hospital de Messina, Cervantes reanudó su vida militar, en 1572.
Tomó parte en las expediciones navales de Navarino (1572), Corfú, Bizerta y Túnez (1573). En todas ellas bajo el mando del capitán Manuel Ponce de León y en el regimiento de Lope de Figueroa, que aparece en El alcalde de Zalamea, de Pedro Calderón de la Barca.
Después, recorrió las principales ciudades de Sicilia, Cerdeña, Génova y la Lombardía. Permaneció finalmente dos años en Nápoles, hasta 1575.
Cervantes siempre se mostró muy orgulloso de haber luchado en la batalla de Lepanto, que para él fue, como escribió en el prólogo de la segunda parte de Don Quijote, la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros.
Durante su regreso desde Nápoles a España, a bordo de la galera Sol, una flotilla hizo presos a Miguel y a su hermano Rodrigo y llevados a Argel.
Cervantes es adjudicado como esclavo. El hecho de habérsele encontrado en su poder las cartas de recomendación que llevaba de don Juan de Austria y del Duque de Sessa, hizo pensar a sus captores que Cervantes era una persona muy importante, y por quien podrían conseguir un buen rescate. Pidieron quinientos escudos de oro por su libertad.
En los cinco años de prisión, Cervantes, un hombre con un fuerte espíritu y motivación, trató de escapar en cuatro ocasiones.
Se sabe de noticias sobre el cautiverio en 1612 por sus comedias Los tratos de Argel; Los baños de Argel y el relato de la historia del Cautivo, que se incluye en la Primera parte del Quijote, entre los capítulos 39 y 41.
El primer intento de fuga fracasó, porque el moro que tenía que conducir a Cervantes y a sus compañeros a Orán, los abandonó en la primera jornada. Los presos tuvieron que regresar a Argel, donde fueron encadenados y vigilados más que antes. Mientras tanto, la madre de Cervantes había conseguido reunir cierta cantidad de ducados, con la esperanza de poder rescatar a sus dos hijos. En 1577 se concertaron los tratos, pero la cantidad no era suficiente para rescatar a los dos. Miguel prefirió que fuera puesto en libertad su hermano Rodrigo, quien regresó a España. Rodrigo llevaba un plan elaborado por su hermano para liberarlo a él y a sus catorce o quince compañeros más. Cervantes se reunió con los otros presos en una cueva oculta, en espera de una galera española que vendría a recogerlos. La galera, efectivamente, llegó e intentó acercarse por dos veces a la playa; pero, finalmente, fue apresada. Los cristianos escondidos en la cueva también fueron descubiertos, debido a la delación de un cómplice traidor.
El tercer intento, lo trazó Cervantes con la finalidad de llegar por tierra hasta Orán. Envió allí un moro fiel con cartas para Martín de Córdoba, general de aquella plaza, explicándole el plan y pidiéndole guías. Sin embargo, el mensajero fue preso y las cartas descubiertas. En ellas se demostraba que era el propio Miguel de Cervantes quien lo había tramado todo. Fue condenado a recibir dos mil palos, sentencia que no se realizó porque muchos fueron los que intercedieron por él.
El último intento de escapar se produjo gracias a una importante suma de dinero que le entregó un mercader valenciano que estaba en Argel.
Cervantes adquirió una fragata capaz de transportar a sesenta cautivos cristianos. Cuando todo estaba a punto de solucionarse, uno de los que debían ser liberados, el ex dominico doctor Juan Blanco de Paz, reveló todo el plan a Azán Bajá. Como recompensa el traidor recibió un escudo y una jarra de manteca. Azán Bajá trasladó a Cervantes a una prisión más segura, en su mismo palacio. Después, decidió llevarlo a Constantinopla, donde la fuga resultaría una empresa casi imposible de realizar.
En mayo de 1580, llegaron a Argel los padres Trinitarios (esa orden se ocupaba en tratar de liberar cautivos, incluso se cambiaban por ellos) fray Antonio de la Bella y fray Juan Gil. Fray Antonio partió con una expedición de rescatados. Fray Juan Gil, que únicamente disponía de trescientos escudos, trató de rescatar a Cervantes, por el cual se exigían quinientos. El fraile se ocupó de recolectar entre los mercaderes cristianos la cantidad que faltaba. La reunió cuando Cervantes estaba ya en una de las galeras en que Azán Bajá zarparía rumbo a Constantinopla, atado con «dos cadenas y un grillo». Gracias a los 500 escudos tan arduamente reunidos, Cervantes es liberado el 19 de septiembre de 1580. El 24 de octubre regresó, al fin, a España con otros cautivos también rescatados. Llegó a Denia, desde donde se trasladó a Valencia. En noviembre regresa con su familia a Madrid.
En mayo de 1581 Cervantes se trasladó a Portugal, donde se hallaba entonces la corte de Felipe II, con el propósito de encontrar algo con lo que rehacer su vida y pagar las deudas que había obtenido su familia para rescatarle de Argel.
Le encomendaron una comisión secreta en Orán, puesto que él tenía muchos conocimientos de la cultura y costumbres del norte de África. Por ese trabajo recibió 50 escudos. Regresó a Lisboa y a finales de año volvió a Madrid.
En febrero de 1582, solicita un puesto de trabajo vacante en las Indias; sin conseguirlo. En estos años, el Cervantes tiene relaciones amorosas con Ana Villafranca de Rojas, la mujer de Alonso Rodríguez, un tabernero.
De la relación nació una hija que se llamó Isabel de Saavedra, que él reconoció.
El 12 de diciembre de 1584, contrae matrimonio con Catalina de Salazar y Palacios en el pueblo toledano de Esquivias.
Catalina era una joven que no llegaba a los veinte años y que aportó una pequeña dote. Se supone que el matrimonio no sólo fue estéril, sino un fracaso. A los dos años de casados, Cervantes comienza sus extensos viajes por Andalucía.
Entre los años 1581 y 1583 Cervantes escribió La Galatea, su primera obra literaria en volumen y trascendencia. Se publicó en Alcalá de Henares en 1585. Hasta entonces sólo había publicado algunas composiciones en libros ajenos, en romanceros y cancioneros, que reunían producciones de diversos poetas.
El matrimonio con su esposa no resultó. Se separó de la misma a los dos años, sin haber llegado a tener hijos. Cervantes nunca habla de su esposa en sus muchos textos autobiográficos, a pesar de ser él quien estrenó en la literatura española el tema del divorcio, entonces imposible en un país católico, con el entremés El juez de los divorcios. Se supone que el matrimonio fue infeliz, aunque en ese entremés sostiene que «más vale el peor concierto / que no el divorcio mejor».
En 1587, viaja a Andalucía como comisario de provisiones de la Armada Invencible. Durante los años como comisario, recorre una y otra vez el camino que va desde Madrid a Andalucía, pasando por Toledo y La Mancha (actual Ciudad Real).
Se establece en Sevilla, primero como proveedor de las galeras reales, y posteriormente, a partir de 1594, como recaudador de impuestos atrasados, empleos ambos que le acarrearán numerosos problemas y disputas puesto que era el encargado de ir casa por casa recaudando impuestos, que en su mayoría iban destinados para cubrir las guerras en las que estaba inmiscuida España.
Es encarcelado en 1597 en la Cárcel Real de Sevilla, tras la quiebra del banco donde depositaba la recaudación.
Supuestamente Cervantes se había apropiado de dinero público y sería descubierto tras ser encontradas varias irregularidades en las cuentas que llevaba. En la cárcel «engendra» Don Quijote de la Mancha, según el prólogo a esta obra. No se sabe si con ese término quiso decir que comenzó a escribirlo mientras estaba preso o, simplemente, que se le ocurrió la idea allí. El otro encarcelamiento documentado de Cervantes fue muy breve, en Castro del Río (Córdoba)en 1592.
Desde 1604 se instala en Valladolid (por aquel entonces —desde 1601— Corte Real de Felipe III), y en 1605 publica la primera parte de la que será su principal obra: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
Ello marcó el comienzo del realismo como estética literaria y creó el género literario de la novela moderna, la novela polifónica, de amplísimo influjo posterior, mediante el cultivo de lo que llamó «una escritura desatada» en la que el artista podía mostrarse «épico, lírico, trágico, cómico» en el crisol genuino de la parodia de todos los géneros.
La segunda parte no aparece hasta 1615: El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Ambas obras le ganan un puesto en la historia de la literatura universal y convierten a su autor, junto con Dante Alighieri, William Shakespeare, Michel de Montaigne y Goethe en un autor canónico de la literatura occidental.
Entre las dos partes de Don Quijote, aparecen en 1613 las Novelas ejemplares, un conjunto de doce narraciones breves, compuestas algunas de ellas muchos años antes. Su fuente es propia y original. En ellas explora distintas fórmulas narrativas como la sátira lucianesca (El coloquio de los perros), la novela picaresca (Rinconete y Cortadillo), la miscelánea (El licenciado vidriera), la novela bizantina (La española inglesa, El amante liberal) o, incluso, la novela policíaca (La fuerza de la sangre).
La crítica literaria fue una constante en su obra. Aparece en la Galatea, en Don Quijote y a ella le consagró el Viaje del Parnaso (1614), extenso poema en tercetos encadenados. En 1615, publica Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados, pero su drama más popular hoy, La Numancia, además de El trato de Argel, quedó inédito hasta el siglo XVIII.
La influencia de Cervantes en la literatura universal ha sido tal, que la misma lengua española suele ser llamada la lengua de Cervantes.
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2. CITAS
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• Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
Miguel de Cervantes Saavedra, (1547 - 1616); escritor español.
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• De gente bien nacida es agradecer los beneficios que recibe.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Dime con quién andas y te diré quién eres.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• El hacer bien a villanos es echar agua en la mar.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• El hacer el padre por su hijo es hacer por sí mismo.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• El mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• En boca cerrada no entran moscas.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Es tan ligera la lengua como el pensamiento, y si son malas las preñeces de los pensamientos, las empeoran los partos de la lengua.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• La alabanza propia envilece.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• La alabanza tanto es buena cuanto es bueno el que la dice, y tanto es mala cuanto es vicioso y malo el que alaba.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• La buena y la verdadera amistad no debe ser sospechosa en nada.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• La pluma es la lengua de la mente.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• La senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio ancho y espacioso.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Las armas tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta vida.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Las comparaciones son odiosas.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Las honestas palabras nos dan un claro indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Las sentencias cortas se derivan de una gran experiencia.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Más vale el buen nombre que las muchas riquezas.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• No ames lo que eres sino lo que lo que puedes llegar a ser.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• No hay recuerdo que el tiempo no borre ni pena que la muerte no acabe.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Parece, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Querer atar las lenguas de los maldicientes es lo mismo que querer poner puertas al campo.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Tan pesada carga es la riqueza al que no está usado a tenerla, ni sabe usar de ella, como lo es la pobreza al que continuo la tiene.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Tienes que desconfiar del caballo por detrás de él, del toro cuando estés al frente y de los curas por todos lados.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Un buen arrepentimiento es la mejor medicina que tienen las enfermedades del alma.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Un buen nombre es mejor que riquezas.
Miguel de Cervantes Saavedra
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• Una moneda en el bolsillo es mejor que muchas en la bolsa de otra persona.
Miguel de Cervantes Saavedra
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30 citas de 104 de Miguel de Cervantes Saavedra
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