Sergio Grodsinsky
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Cuando una persona camina con los pies descalzos por cualquier terreno, con cada paso realizado disipa, aproximadamente, unas cuatro mil millonésimas de gramo de olores del pie.
Tal cantidad parece una insignificancia, pero es muchísima, si contamos las moléculas olorosas que deja cada pisada alcanzaríamos muchos billones.
Huellas imborrables
Los zapatos de suela evitan algo, pero, así y todo, con cada paso se imprimen en el suelo algunos miles de millones de moléculas de ácido butírico, una cantidad que todo perro rastreador será capaz de percibir fácilmente con su olfato.
Los zapatos de goma impiden más aún su paso, pero no del todo.
A través de una goma de 0.2 mm de espesor de un zapato nuevo, el olor del pie la atravesará en sólo ocho minutos.
Una goma de 2 cm de grueso se impregna de sustancias olorosas, como si fuera una esponja, en 38 horas.
La nariz del ser humano no lo percibe, pero un perro lo huele perfectamente.
Nariz humana, nariz canina
La superficie olfatoria de la nariz humana es de 5 cm cuadrados, el área olfativa del perro es de 150 cm cuadrados.
El número de células olfatorias del hombre es de 5 millones, en el perro puede llegar a 220 millones y en casos como el Bloohound casi 300 millones.
La capacidad olfativa del perro es un millón de veces superior a la humana.
El poder del olfato canino no reside únicamente en la incalculable concentración de células sensoriales, sino, fundamentalmente, en la forma que ejercen su función.
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Estímulos olfativos
Son producidos por pequeñísimas cantidades de sustancias volátiles que, dado su composición química, excitan diversas sensaciones en las mucosas olfativas; estas sustancias pueden ser más o menos pesadas que el aire y poco solubles en agua.
Una lluvia leve, por ejemplo, puede aumentar la actividad olfativa de un perro en una pista seca; mientras una pista "cargada", con tiempo húmedo, será más apreciada si el tiempo se torna seco.
Las partículas odoríferas son de peso diferente, algunas tienden a caer al suelo, mientras que otras flotan en el aire.
Por esta razón, algunos perros olfatean a ras de tierra mientras otros se orientan siguiendo el olor aéreo con la cabeza erguida.
La capacidad de discernir entre infinidad de olores
Si una persona sin entrenamiento tendría que estimar cuantos olores diferentes existen, podría citar algunas decenas, quizá algunos centenares.
Un catador de vinos que comprueba por medio del olfato podría alcanzar una suma más elevada.
Un perfumista especializado y con mucha experiencia podría distinguir entre 30,000 matices aromáticos.
Pero, un perro puede discernir una molécula entre un millón de otras diferentes.
Feromonas
Son sustancias volátiles presentes en las secreciones corporales de un animal que intervienen en la regulación de conductas como el sexo, la formación de jerarquías o el establecimiento de la unión materno-filial.
Diversos fluidos corporales contienen feromonas y su captación es llevada a cabo por el órgano vomeronasal, una especie de segundo olfato situado en la base del paladar.
No existen dos personas que posean idéntico olor, ello se debe a que el olor animal es una mezcla de numerosas sustancias del tipo de los ácidos grasos, que huelen de manera diferente.
Los científicos han determinado que las feromonas de cada ser son únicas y propias de cada uno, resultando en una característica propia e irrepetible.
De hecho para el perro existen tantos olores diferentes como seres "olorosos" existen en la Tierra.
Olfato al servicio del hombre
Famosos son los perros de búsqueda y rescate, quienes detectan la presencia de una persona enterrada bajo una capa de varios metros de nieve o escombros.
Los perros detectores de explosivos o pérdidas de gas actúan con idéntica eficacia.
Las aduanas emplean perros para detectar la presencia de todo tipo de sustancias, incluidos los estupefacientes.
Una aspiración del can frente a una maleta es suficiente, incluso si el contrabando estuviera encerrado en una caja metálica, porque el olor se delata a través de unos poros microscópicamente pequeños.
Incluso, se ha comenzado a emplear perros para la detección de algunos tipos de cáncer.
Los más modernos y sensibles aparatos de detección de sustancias olorosas no han podido superar la capacidad olfativa del perro.
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sábado, 31 de marzo de 2012
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