domingo, 14 de junio de 2015

Médicos Escritores


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MÉDICOS ESCRITORES

BEF   .         

Creo que hay pocas profesiones lejanas a la literatura que hayan dado más escritores que la medicina.


De inmediato todo mundo se acuerda de Antón Chéjov, celebrado como uno de los más grandes cuentistas del todos los tiempos. Pero la lista es abundante, y no pocas veces sorprendente; yo me fui de espaldas cuando me enteré de que Deepak Chopra ¡es endocrinólogo!


Muchos son los nietos de Hipócrates que han blandido la pluma con éxito. 


Tengo especial debilidad por Arthur Conan Doyle, uno de los autores canónicos de la cultura friki. No es coincidencia que el atolondrado Watson, cronista de las peripecias de Sherlock Holmes, sea médico.

Por otro lado, fue una sorpresa para mi descubrir cuando investigaba para escribir este texto que Stanislaw Lem, el maravilloso fantasista polaco, era médico. 


De su abundante obra, casi toda ella de corte satírico, permeado de un humor corrosivo y una imaginación desbordada, se ha traducido apenas una parte al castellano. De sus muchos libros me quedo con “Ciberiada”, una coleccióno de relatos interrelacionados (fix-up, que le dicen los gringos) sobre dos robots émulos justo de Sherlock Holmes y su inseparable Watson. No obstante, fuera del ámbito abiertamente fantástico, Lem escribió “El hospital de la transfiguración” ambientada en un hospital psiquiátrico de la Polonia ocupada por los nazis.

Lem fue invitado en los años setenta a ser socio honorario de la “Science Fiction Writers of America” (SFWA), asociación gremial de autores estadounidenses del género. El polaco declinó, declarando que la ciencia ficción gringa le parecia de una bajísima calidad, excepto por Philip K. Dick. a quien llamó “un visionario en medio de charlatanes”.


De modo que no puede haber autor más asimétrico a Lem que el estadounidense Michael Crichton, otro médico devenido novelista. Egresado de la Harvard Medical School, don Michael fue hasta su muerte uno de los más rigurosos autores de la llamada ciencia ficcióno dura, historias sustentadas en posibilidades científicas plausibles o desarrollos tecnológicos reales. A su inspiración debemos clásicos del género como “El hombre terminal” y “La amenaza de Andrómeda”, aunque seguramente será recordado por “Parque jurásico” y su secuela. “El mundo perdido” (curiosamente bautizado con el mismo titulode una novela de Arthur Conan Doyle, su doble colega, a manera de homenaje). Hay que quien prefiere llamar a los libros de Crichton “techno thrillers”. Y hay también quien los desprecia por ser “best sellers”. Cosa curiosa, mucha de la gente que tiene esta actitud ante su obra no lo ha leído jamás.


Lo que me recuerda a otro novelista médico, Robin Cook, quien se hizo famoso por la novela “Coma” en los años setenta, de la que el propio Crichton hizo una adaptación cinematográfica. Chrichton, por cierto,fue el creador de la famosa serie de televisión “ER”, una de sus muchas incursiones en el mundo audiovisual.

Si me preguntan cuál es mi novela favorita de Michael Crichton, les diría que “Airframe”, acerca de un accidente aéreo que pone en entredicho la firma de un jugoso contrato para una compañía aeronáutica, anécdota que puede sonar algo árida para algunos, pero que en manos del Dr. Crichton es una delicia que no suelta al lector  desde el primer capítulo.

Ya que ando hablando de mis preferencias médico/literarias, debo decir que mi médico literario favorito es “Hannibal Lecter, el psiquiatra/asesino serial creado por Thomas Harris y protagonista de un puñado de novelas, varias películas y hasta una serie de televisión. Pero me estoy  desviando.

Otro distinguido médico que colgó la bata en favor de otras herramientas de trabajo fue Osamu Tezuka. 


-Quizá el nombre de este caballero nipón diga poco a aquellos ajenos al mundo del cómic. Baste nombrar algunas de sus creaciones para que sepan de quién hablamos: además de ser el padre de los manga japoneses, Tezuka es el creador de entrañables personajes como “Astroboy”, “La Princesa Caballero” y “Kimba”, el león blanco.

Tezuka creó también a “Blackjack”, un médico renegado cuyas aventuras se basan en las experiencias del propio autor durante su vida como practicante de la medicina. Sus extravagantes peripecias van desde lo estrambótico, lo trágico y lo grotesco hasta el humor.

No me quiero despedir sin nombrar a otros médicos/literatos que vale la pena leer: Enrique González Martínez, Viktor Franki, Eduardo Monteverde, Oliver Sacks, Köbö Abe, Elías Nandino y my personal/favorite, el doctor Francisco González Crussi, prodigioso ensayista.
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