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LORO
-Alejandro Magno adoraba a los loros. Incluso Aristóteles fue la primera persona en mencionarlos. Los loros causaban furor en la antigua Roma, donde los exhibían en jaulas ricamente adornadas de conchas de tortuga y marfil.
-Muchos siglos antes, el poeta romano Ovidio escribió una elegía a la muerte de un lorito de su amada.
-Qué menciona la Biblia sobre los loros?
-La Biblia calla al respecto.
-Consta en los anales de la historia que por lo menos un loro ha merecido la distinción de figurar entre los difuntos de sangre azul, en la abadía de Westminster. Esa ave Africana, de plumaje gris, sucumbió de tristeza en 1702 varios días después de la muerte de su ama, la duquesa de Richmond y Lenox. Hoy, se posa en una percha, cerca de la efigie de cera de esa dama. Se considera que la mascota de esa duquesa es el más antiguo loro disecado que se conserva en Inglaterra.
-¿Qué me dices sobre los loros que son mascotas?
-Soy dueño de una lorita con cabeza de Amarillo y rojo, que responde al nombre de Runquita. Ha sido mi compañera por muchos años, me despierta cada día con arrullos, alegres gorjeos, chillidos, alaridos.
-El loro constituye el diario de su amo: no hay nada que se pueda decir de uno de esos que no se aplique también a ambos. Y, según las malas lenguas, tener por mascota un loro es una extravagancia.
-Los prejucios acerca del los loros desaparcen lentamente. Durante siglos los han rechazado por ruidosos, por hacer regueros de semillas y plumas, y por parlotear sin seso; por ser compañía sólo apropiada para los piratas, los taxidemistas y las solteronas.
-Por cierto que Mark Twain escribió en una ocasión refiriéndose a una mujer:
"No era lo que pudiéramos calificar de muy refinada. Y tampoco podríamos tacharla de poco refinada, pues era una de esas personas que viven con un loro".
-¿Cuáles son las características de los loros?
-Pueden encontrarse más de 300 especies de loros en América, África, Asia y Australia; son una explosión de colores, que van del escarlata, el turquesa, el azul, el verde, el blanco níveo y el dorado, de seguro los colores más asombrosos en toda la naturaleza.
-El loro es un ser enigmático. Hay en su rostro una burlona risa latente, pero en sus ojos asoma un atisbo de locura, de subido tono. Es un ente vanidoso, de antigua estampa, suave y áspero a la vez, todo plumas y fuego. Su duro y reluciente plumaje es objeto de constante acicalamiento, porque la modestia es tan ruinosa para el loro como para las actrices.
-Tiene patas cortas y rechonchas, y la lengua negra, rasposa y en forma de bala, es ideal para pronunciar palabrotas como Nabucodonosor y esternocleidomastoideo.
-Su pico ganchudo, viviente navaja afilado, se cierra tan herméticamente como las pinzas. La parte superior del pico tiene movimientos de bisagra, adaptada para aplastar y desmenuzar nueces y escupir las cascaras.
-El loro parece inconforme con su estilo de vida, sobre todo porque los humanos tienen la mania de señalarlo con el índice y de parlotearles muy de cerca, lo cual le aburre, y por eso muerde.
-El vuelo del loro es apenas un aleteo, a menudo torpe y pesado, ondulante y bajo. Agacha la cabeza por donaire, no en actitud servil, cuando se digna mirar al amo con la confianza de su atención mística.
-Es caprichoso, pero también adiestrable: aprende a guiar bicicletas, a tocar timbres de puerta, a contar y a recitar largos poemas, con ademanes y todo.
-A diferencia de cualquier otra ave, puede llevar hojas bajo las alas, como un pasajero de autobús su periódico.
-Adopta incontables actitudes. Hace breves y corteses reverencias, pasea, se agazapa: por extraño que parezca, el loro teme a cualquier peligro que provenga del cielo.
-Trepa, anda de cabaza, gira el cuello, baila minuetos y, con sus patas de cuatro dedos y largas garras, sotiene su alimentó y come con tanta compostura. Duerme posado en su percha, asegurado y equilibrado con sus dedos traseros que parecen garfios.
-Otra de sus rarezas es su desplante de intimidación: retrocede con las alas completamente desplegadas y escupe con aire de reto.
-Le encanta bañarse, pero no con agua fría. Es muy cariñoso con su dueño, pero suele negarse a actuar para los invitados: en tal situación el silencio es su insufrible protesta.
-Come cualquier cosa que coma un humano, principalmente frutas, nueces, semillas de girasol y, por supuesto, galletas.
-¿Es difícil adquirir un loro?
-No, hay un gran tráfico de contrabando de estas criaturas provenientes de los trópicos. Acaso esto explique por qué se estima tanto a los loros y se venden a tan altos precios.
-¿Hasta cuánto llegan a valer?
-Tras exhibirse en tiendas de mascotas, muchos loros se venden hasta en 5,000 pesos.
-¿Cómo funciona su aparato de pronunciación de los sonidos?
-Todavía se ignora cómo funciona el aparato imitador del loro.
-El loro es un cantor de primera: emite una combinación politonal de silbidos, gorjeos y graznidos, concierto que dirige moviendo a batuta de su pico, y con frecuencia termina su brillantes ejecuciónes en una larga serie de tremolos aprobatorios: no hay duda: se aplaude a sí mismo.
-Imita el ruiderío de la radio, el ronroneo de motores de autos, el burbujeo de la lluvia, martillazos, la tos, el ruido del celofán al arrugarse, los cloqueos del bosque, carcajadas… y virtualmente cualquier tonterías que se le repita. Se complace en emular y reproduce los sonidos con la fidelidad de un eco.
-¿Qué comen los loros?
-A los loros les encantan las semillas de girasol, pero, el exceso de grasa de las mismas y la tendencia que tendria el ave de engordar y a la larga a desarrollar hígado graso es cierto.
-Quizas nos encante darle este tipo de semilla porque se nos facilita mucho el alimentarlos y el aseo de la jaula pero a la larga es contraproducente.
-Puedes darle diariamente semillas de girasol pero que la porción represente únicamente algo asi como el 25% del total de la ingesta de alimento.
-Hay que darle diferentes tipos de frutas.
-A mi loro siempre le doy maiz en su mazorca. Ademas le doy manzana, pimentón, zanahoria, vainitas, tuna, naranja, mandarina, arroz cocido con poca sal.
-Nunca le des cilantro, perejil o hierbas similares porque podrian ser mortales para él. Evita darle alimento preparados para humanos y sobre todo los muy condimentados.
-De seguro, en los países del tercer mundo, donde hay hambre, la gente come loro, ¿no es así?
-Sí, ¡es cierto!, mi amigo Henry López, quien fue soldado de Estados Unidos, me platicó que él ha comido loro. Lo comió en Sudán. Él me contó que la carne de loro es seca y es necesario envolverla en unas cuántas tiras de tocino para guarnecerla de grasa. Sin embargo, el loro tostado es delicioso, igual que deshuesado, relleno de trufas e hígado de ganso y, mejor quizás, guisado en el asador con un buen jerez y servido con arroz silvestre.
-Tú, ¿te comerías a tu lorita?
-Creo que uno, en verdad, nunca se comería un animal doméstico al que le haya puesto nombre. Me da idea de que sería como si un ventrilocuo se comiera a su muñeco.
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