-Emilio, ¿por qué dentro
de los científicos existe cierto recelo cuando se dice que la ciencia tiene
que llegar a todos los niveles?
|
-Hoy en día,
algunos científicos defienden este punto de vista diciendo que es imposible
comunicar ese tipo de conocimiento
de una forma exacta: siempre tienes que simplificar las cosas, porque en
esencia, el público es muy estúpido. Pero la cosa más tonta que pueden hacer
los científicos que dependen de los fondos públicos es no decirle a sus patrocinadores para
qué están utilizando el dinero. Ese es un acto suicida. Creo que ese tipo
de actitudes están cambiando rápidamente y hay muchos científicos
que hacen un trabajo excelente al explicar las cosas. Le dan cierto toque de
emoción, un sentido que manifiesta
que la ciencia vale la pena.
-Los
padres y hasta los maestros se quedan helados cuando los niños les hacen simples preguntas como: ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué el sol
es amarillo? ¿Qué es un sueño.
-Bueno, Emilio, ¿por qué el cielo es azul?
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-Yo me lo
busqué… Está bien. La luz viene en ondas del sol y esas ondas tienen diferentes largos. La onda
más corta se muestra al ojo como
violeta, después, según las ondas
más largas van desde el azul hasta llegar al verde, amarillo, naranja y rojo. Eso es lo que
se llama el espectro. Las
moléculas que conforman el aire son muy
pequeñas, y las ondas de luz más cortas rebotan por esas moléculas mejor que las largas.
Cuando el sol viene directa tí,
mucha de esa luz azul rebota y se
esparece al resto del cielo que entonces se ve azul. Cuando el sol se pone, la luz tiene un
camino más largo que recorrer que
cuando está en pleno, entonces la luz
azul se retira del espectro, así que el sol aparece rojo. El cielo azul
y el atardecer rojo son parte más o
menos del mismo fenómeno.
-Por último, ¿qué es un
sueño?
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-Aún los
científicos no lo saben, algo increíble cuando piensas que todos los seres humanos han soñado
durante todos los días de sus
vidas. Los sueños quizá sean sólo el procesamiento de datos de la jornada;
quizá sean la expresión de emociones muy fuertes que, como sugirió Freud, no tenemos que disfrazarlas; y
quizá no tengan significado
alguno, y son simplemente los programas computarizados del cerebro ordenando
todo durante la noche. Simplemente
no sabemos la respuesta.
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Tomado de una entrevista a Carl Sagan.
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