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OLORES EXITANTES
-Emilio, ¿qué es un feromona?
-Es una sustancia olorosa emitida por un animal que funciona como “mensajero olfativo” entre un individuo y otro de la misma especie y determina, en quien lo recibe, modificaciones fisiológicas y conductuales.
-De particular interés son los feromonas que condicionan el reclamo, el reconocimiento y el apareamiento entre macho y hembra.
-Una nariz muy sensible como órgano del olfato puede captar (aunque no nos demos cuenta de ello) los olores afrodisiacos -o sea, excitantes sexualmente- que emana la pareja.
-Olores naturales que las personas civilizadas no siempre perciben como agradables y por lo mismo tratan de eliminarlos sistemáticamente recurriendo en exceso a baños, jabones y desodorantes.
-Pero nos llega la noticia de que precisamente para corregir tanto la escasa eficiencia olfativa como la tendencia a suprimir los olores afrodicisacos naturales, un laboratorio de California ha fabricado una loción para después de afeitado que contiene una feromono que suscita en las mujeres una “atracción fatal” y las conquista “prendiéndolas de la nariz”.
-Los feromonas de ese tipo existen también en el hombre y en la mujer, aunque de manera mucho menos evidente que en sus muy remotos ancestros.
-¿Por qué?
-Son producidos sobre todo por glándulas cutáneas, llamadas apocrinas, que se localizan en las axilas, ingles y genitales.
-Pero, sea por el hecho de que en cuestión de acuidad olfativa estamos muy por debajo de muchos animales o porque agua, jabón y desodorantes reprimen (aunque no del todo) nuestras feromonas sexuales, resulta que la especie humana tiende a no husmearse reciprocamente como hacen, en cambio, otras especies animales cuando se buscan y durante los momentos preliminares del apareamiento, sino que nos atraemos por medio de la vista primero y después por medio de la palabra. Y esto de acuerdo con el hecho de que las manifestaciones humanas más elevadas -lenguaje y organización del pensamiento- tienen una base esencialmente visual.
-Pero si para el hombre y la mujer la atracción no se funda en el olor de hembra o de macho, como en las otras especies, no hemos de creer que dicha atracción se realice sin participación alguna del olfato.
-Aunque frente a otros animales los seres humanos están escasamente dotados olfativamente, somos sensibles a toda una gama de olores erotizantes que emanan de la piel de una persona del sexo opuesto.
-Más aún, su acción es bastante más frecuente e importante que cuanto creemos.
-Las terminales olfativas de la nariz, junto con una pequeña región cerebral, captan y distinguen los feromonas, por tenues que sean, que lanzan mensajes sexuales sin que la voluntad de quien las emita se percate.
-Con mucha frecuencia no los advertimos porque el cerebro los registra, sí, mas la percatación de los mismos permanece bajo el nivel de la conciencia (la llamada percepción subliminal) pero aun así son
determinantes la formación de una atmósfera erótica.
-Quizá no nos percatemos de que estamos captando ciertas emanaciones, sobre todo de origen genital porque nuestra conciencia de personas condicionadas por el concepto de la sexualidad se ha de reprimir las rechaza como “indecentes” o porque estamos tan excitados y concentrados en nuestra relación con la otra persona objeto de nuestro deseo, que no distinguimos esas emanaciones de otros factores estimulantes.
-¿Quienes son más proclives a percibir los feromonas?
-Cualquier pareja de enamorados, cuando están juntos el uno del otro, y sobre todo cuando se besan, no se percatan de que se comunican entre sí por la nariz -es decir, que se están husmeando y estimulándose por las reciprocas feromonas sexuales-; pero entre los dos, quien tiene el olfato más fino es ella, la mujer.
-¿Por qué?
-Su olfato alcanza el máximo de sensibilidad en la ovulación. Vale decir, precisamente cuando es fecundable la mujer, es más que nunca receptiva al “olor de macho”.
-¿Percibimos olores en el ambiente que no sean feromonas?
-Por supuesto, existen además olores (incluso artificiales) en el ambiente que, aunque los percibamos con claridad, no creemos que ejerzan efecto excitante alguno sobre nosotros.
-¿Qué me dices de los perfumes?
-En cuanto a los perfumes, su acción afrodisiaca es conocida desde los más remotos tiempos.
-Esos olores inducen reacciones automáticas, o sea, suscitan en nosotros reflejos condicionados que acrecientan nuestra carga erótica.
-¿Cómo se sabe eso?
-La prueba indirecta, pero más evidente, de esta relación entre olfato y erotismo la tenemos en la observación de las personas que padecen anosmia.
-Ocurren disfunciones sexuales que agregan hasta la falta de deseo, la frigidez y la impotencia.
-¿Qué es la anosmia?
-La anosmia es la incapacidad o pérdida del olfato.
-Puede ser una pérdida total o la incapacidad para percibir olores específicos.
-¿Qué me platicas de los perfumes? ¿equivalen a los feromonas?
-Hoy casi todos los perfumes son artificiales o sea, son producidos por síntesis de derivados del petróleo, aunque casi siempre tratan de imitar fragancias florales en varias combinaciones, lo cual no es casual, si se reflexiona en que las flores, fuente de los aromas más agradables, no son otra cosa que los órganos sexuales de las plantas. Y no es eso todo.
-Desde hace mucho, los perfumistas saben que para resaltar o volver más grata una fragancia floral basta añadirle alguna sustancia natural (reproducida por síntesis), como el almizcle, el ámbar, la algalia o el castóreo, que emiten olores sexuales típicos de los animales de los que provienen.
-Sustancias que si bien al olfato humano pueden resultar desagradables, diluidas en cantides exiguas en un perfume lo vuelven erotizante, porque su composición química es semejante a la de los feromonas sexuales humanas.
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