lunes, 5 de mayo de 2008

Educación en la Historia

-¿Cómo entiendes hoy la educación en la historia?

-Todos estudiamos historia en nuestros años escolares y sobre esa base seguimos a lo largo de la vida explorando el pasado y tratando de comprenderlo.
-No se conciben una mujer o un hombre educados si carecen de conciencia histórica; para ubicarse en el momento que viven y comprenderse a sí mismos, es decir, conocer de dónde vienen.
-La historia afina el ejercicio de la inteligencia al distinguir entre el hecho y su interpretación, y enseña a comprender lo diferente, a apreciarlo y tolerarlo.
-Nos hace sensibles a ciertos valores y estimula nuestro deseo de realizarlos; y, sobre todo, afianza la convicción de que esta humanidad, pese a sus errores, sigue siendo perfectible y puede aprender; es así fuente de un optimismo continuamente renovado, sin el cual ninguna educación es posible.
-Lejos están ya no sólo la idea de una historia objetiva, sino la de una historia patriótica, entendida como pedagogía para moldear ciudadanos leales a un determinado ideal de su nación. Han muerto también las concepciones de la historia como "maestra de la vida" —Hegel afirmaba que nunca pueblos ni gobiernos han aprendido sus lecciones— o como "tribunal del pasado", en el que se confiere a los hechos su calidad moral definitiva; en realidad son nuestros valores morales los que constituimos en jueces. La importancia educativa de la historia está en la formación del sentido crítico.
-Toda historia es potencialmente cuestionadora; como reconstrucción tentativa del pasado suscita inevitablemente varias distancias críticas: entre lo que realmente fue y lo que conozco, entre lo que fue y lo que debió ser o pudo ser o se pretendía que fuera, o entre lo que fue en un lugar y una época y lo que fue en otro lugar y época; así se despliega ante los estudiantes una visión amplia de la compleja plasticidad de los seres humanos, de sus intenciones siempre distantes de sus realizaciones, de sus veleidades y paradojas, y también de las trampas que les tiende el azar, que resulta muchas veces victorioso.
-Del contacto con las heroicidades y miserias de los hombres de otros tiempos, con sus gustos, odios y pasiones, sus ambiciones de ser como dioses y sus prosaicas mediocridades, aprenden los estudiantes un poco de la sabiduría necesaria para entenderlos. -Por esto la historia se entrelaza con la literatura; ambas revelan las contradictorias facetas del hombre y ambas decantan las fuerzas que nos guían oscuramente por la vida, ideales excelsos y fantasmas terribles, que intentamos aprisionar en mitos y símbolos para tranquilizar nuestras incertidumbres.
-Todo esto es la historia en la educación. Nos da conciencia del tiempo y del espacio humanos, y por ello también descubre las raíces de la familia y del grupo en el que nacemos y ahonda el sentido de pertenencia y la problemática de la convivencia y por ello converge con el civismo.
-Y al suscitar preguntas sobre los ideales y móviles humanos prepara el terreno a la reflexión de la ética y a las grandes preguntas de la filosofía sobre el sentido último de la vida.
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