A partir del hecho histórico del descubrimiento del Océano Pacífico por Vasco Nuñez de Balboa en 1513 se le impone al Istmo de Panamá el papel de "intermediario" para la rápida circulación de hombres y mercancías, acrecentada, entre España y sus colonias, con el descubrimiento, primero, y la conquista después, del Imperio Inca.
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Desde ese momento, queda especificada la función del Istmo de Panamá: territorio de paso, una pieza más dentro del engranaje de explotación y saqueo de la América India.
El tránsito tan intenso a través del Istmo implicaba la presencia de una masa elevadísima de hombres que, por sus funciones, tenían que ubicarse en el Istmo para cumplir con sus respectivas tareas, influyendo en la creación de un variado sistema de servicios, que iba desde el acarreo por medio del alquiler de las recuas hasta el almacenaje, el hospedaje y la alimentación.
Años después, a consecuencia de la piratería, los alzamientos de indígenas, los ataques y emboscadas de los cimarrones, y el contrabando, en el cual participaban mercaderes españoles, España decidió suspender el envío de los galeones a los puertos panameños, arruinando definitivamente la vida comercial del Istmo. La decadencia fue palpable como resultado de estos sucesos por la inmigración obligada de sus principales mercaderes y la paralización natural del tráfico interoceánico. Todo concurrió a la conjunción económica del país que fue visible en los años subsiguientes a 1739 en que el tráfico marítimo recibió golpe de muerte al desviarse totalmente hacia el Cabo de Hornos.
Como consecuencia de la falta de actividad comercial, la carencia de industrias, la escasez de agricultura, las muchas epidemias, la constante lucha con los naturales, la egoísta política de los mandatarios, los frecuentes siniestros en la capital, etc., el Istmo fue precipitándose en la pobreza y la despoblación. Hacia fines del siglo XVIII y a principios del siglo XIX sólo ocupaban su territorio 71,888 habitantes.
Por suerte para el Istmo, se descubre que California estaba lleno de oro. Ante la noticia, de todo el mundo fluye gente a California y el Istmo vuelve a ser inmediatamente el lugar de tránsito como en la época colonial. Miles y miles de pasajeros cruzan el Istmo en ambas direcciones. En aquel entonces California formaba parte de México y como consecuencia de una guerra de rapiña impuesta por los Estados Unidos, MºMéxico se vio forzado a ceder una vasta área de su territorio entre el cual se encontraba California.
Mientras en el Istmo de Panamá, las recuas y los lanchones constituyen nuevamente la explotación de uno de los recursos naturales, la posición geográfica.
20 años después del descubrimiento del oro en California habían pasado por el Istmo más de 700 millones de dólares. En 1855 cruzaron de Panamá a Chagres 29 millones de dólares y por la ruta de Nicaragua, en igual período, 46 millones de dólares. A Panamá afluyó la riqueza en forma fantástica. El negocio del transporte de una costa a otra del Istmo fue lucrativo como en los históricos tiempos de las ferias de Portobelo.
Entonces surgió en la mente de empresarios norteamericanos la vieja idea de conectar los dos litorales del Istmo por una vía férrea. Los capitales extranjeros iban a desplazar a la burguesía Istmeña de su negocio de recuas y lanchones con el ferrocarril transoceánico.
La obra comenzó en mayo de 1850 y después de arduos trabajos, de lucha contra la naturaleza, sacrificio de vidas, el 27 de enero de 1855 se colocó el último riel que vino a unir los litorales de ambos océanos. El puerto en el Atlántico dejó de ser Chagres porque fue trasladado a la isla de Manzanillo. Con el tiempo surgió en ésta una nueva ciudad llegando a convertirse en la segunda del Istmo: Colón.
El costo de la vía fue como de unos 8 millones de dólares y su ingreso bruto, por varios años fue de cerca de 3 millones de dólares por año. Además el ferrocarril fue una condición sin la cual no se podría haber construido el Canal.
Desde que Carlos V ordenó los primeros estudios topográficos para la construcción de un canal a través del Istmo de Panamá pasaron más de 300 años antes de intentar el construirlo. Los franceses lucharon durante 20 años a partir de 1880 y después los Estados Unidos lo continuaron hasta su culminación en 1914. Desde entonces son los que administran el tránsito entre ambos océanos en el Istmo de Panamá. (Nov. 1974).
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