sábado, 28 de octubre de 2017

Incesto de Madre e Hijo

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INCESTO DE MADRE E HIJO


La práctica entre madre e hijo se remonta a la antigüedad. 

Ya en la tragedia de Edipo, de Sófocles, pesa sobre la relación madre-hijo tal maldición que desencadena la venganza de los dioses y la muerte y destrucción por todo el país.

La historia del hijo que mata a su padre, se casa con la madre y con ella procrea, inspiró la teoria de Sigmund Freud de que todo niño empieza deseando a su madre, percibe a su padre como odioso rival y anhela ocupar su lugar. Mas el fundador del psicoanálisis se guardó bien de adjudiar a las madres un papel activo (tabú dentro del tabú, que rara vez se ha tocado hasta ahora)

Todavía nada puede empañar la imagen de la abnegada madre.

La idea de que las madres pueden usar su posición de poder contra sus hijos en sentido sexual contradice la imagen todavía hoy tan extendida de la abnegada maternidad, a la que no puede engañar concupisencia alguna.

Sospechar de una madre como sexualmente abusiva se considera una monstruosidad -afirma Sigrid Richter-Unger, presidente de la Union Kind im Zentrum (El Niño en el Centro), establecimiento de asesoría para niños maltratados con sede en Berlín.

Hasta hace poco, siempre que había muestras de abuso sexual, los trabajadores del centro se preguntaban: “¿Qué hombre, de los que entran en la vida del niño, pudo ser?” pero recientemente, en la institución se estableció la norma de ser abiertos, mirar bien y o excluir posibilidad alguna.

Razón: los colaboradores de la institución se han encontrado casos cada vez más frecuentes de asedios sexuales de parte de madres y madrastras.

Por otra parte, el personal de la guardería consultó con la Union Kind im Zentrum el caso de un niño de nueve años que se quejaba de que su madre, con la que vivía solo, lo quería tener “únicamente para sí”. No le permitía que llevara amiguitos a la casa, le prohibía ir en bicicleta con los compañeros y no le dejaba perteneer a ningún club deportivo.

Lo que puso a los terapeutas en la pista atinada fue que en la terapia mediante dibujos, los niños maltratados -según estudios norteamerianos- suelen reresentar a sus víctimarias como dragones verdes o como gigantes. 

Cuando se le dijo al niño que dibujara a su familia, ése pinto a una mujer grande en juego sexual con un niño pequeño. Titulo de la pintura: “Mi Mamá y Yo”. en las interrogatorios siguientes salió a la luz que el niño era objeto de asedio por parte de su madre.

Una mayoría de pacientes varones con psicosis tuvo relaciones con su madre.

En una investigación a largo plazo sobre familias en las que hay adultos con psicosis, la psiquiatra de jóvenes Charotte Köttegen, de Hamburgo, hizo un sorprendente descubrimiento: la mayoría de los pacienes varones contaron que en la infancia habían mantenido una íntima relación con sus madres. Y éstas, salvo en pocos casos, no tocaron el tema por propia cuenta y algunas se negaron a responder cuando se les hicieron preguntas directas, pero según la psiquiatra las afirmaciones de los jovener eran “absolutamente creibles”.

Le impresionó especialmente a la doctora el caso de un joven de veinte años al que en momentos de depresión su madre lo dejaba acostarse con ella; el padre, que temía a su hijo, abandonaba entones el cuarto matrimonial.

Los casos van en aumento, sostiene también Julius Niebergall, terapeuta familiar de la Asociación Alemana de Protección del Niño (Kindershutzbund), del distrito de Frankfunt. Según el informe anual de dicha Asociación, casi el 25% de los delitos por incesto cometidos en 1990 fue perpetrado por las madres; dos años antes, sólo había sido el 6.5%.

Las investigaciones procedentes de Inglaterra ofrecen resultados parecidos. Según la Incest Crisis Line (ICL), grupo de asesoría telefónica, en 1989 ya el 14% de los niños que llamaron lo hizo para quejarse de acoso sexual de la madre. “Hace diez años no escuchábamos un solo caso por este motivo”, asevera el director de la ICL, Richard Johnson.

Tal incremento no significa, sin embargo, que de pronto las madres se dediquen a atacar a sus hijos; lo que ha cambiado es la percepción. Las madres que se convierten en explotadoras sexuales ya no pasan inadvertidas como antes. Una de las causas es que los niños se atreven cada vez más a declararse víctimas de asaltos sexuales; lo que a la mayoría les resulta en extremo difícil, puesto que pasar por víctima les parece que no es varonil.

La concupiscencia de la madre se oculta fácilmente.

Los ataques de las madres fácilmente pueden quedar disimulados: muchas mujeres no saben dónde termina la ternura maternal y dónde comienza el abuso. A veces la sensualidad malsana se disfraza de concienzudo cuidado del cuerpo del niño. Estas ineludibles atenciones, junto con la ternura que acompaña al incesto, hacen que al niño le resulte imposible rebelarse.

Lo que suele quedar en el niño son aplastantes sentimientos de culpa. La víctima, consciente del inaudible tabú que ha quebrantado, sufre de remordimiento. Los tormentos anímicos que siguen a la lujuria prohibida cobran fuerza porque los afectados no se confían con alguien. “El verdadero trauma es el aislamiento por el silencio”, afirma Carl Nedelmann, director del Instituto Muhael Balint de Psicoanálisis y Psicoterapia, de Hamburgo.

La presión que suponen las vivencias del incesto puede conducir a considerables perjuicios anímicos. Cómo los contactos eróticos con la madre suelen ocurrir antes de la pubertad, en una edad en que la exitación sensual rara vez ocurre y se mantiene, queda la resaca de la angustia del fracaso sensual que puede llevar a la impotencia.

El incesto on la madre -sostienen los investigadores norteamericanos Susan Forword y Crayg Buk, en Tetrayal of Innoence- puede en casos extremos transformarse en un odio sin atenuantes: “La víctima puede convertirse en un misógeno que le pega a su mujer, maltrata a la hija, viola o mata…” 

Los estudios de casos de hombres que cuando jóvenes tuvieron relación sexual con la madre presentan resultados deprimentes, según la facultad de medicina de la Universidad de Oklahoma: todos los pacientes eran incapaces de sostener relaciones duraderas, el 88% padecía depresiones, el 38% serios problemas sexuales y el 63% se había vuelto drogadicto.
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Tomado de “Der Spiguel”

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1 comentario:

ppstone dijo...

Hola amigo, soy estudioso autodidacta de la psicología, el artículo Incesto de Madre e Hijo me pareció muy interesante además de informativo, creo que el incesto es un tópico a tener presente en muchos aspectos de nuestra vida, qui´zas para ayudar u orientar a otras personas, o simplemente para no ser ignorantes de factores que podrían influir en los detrimentos que tiene nuestra deteriorada sociedad. Agradezco el compartir esta información con todos. He buscado el libro Betrayal of Innocence para poder descrgarlo en línea pero lamentablemente parece que casi a nadie le interesa compartirlo, lamentablemente en mi ciudad es imposible conseguirlo. Por cierto, una correción (sin ofender), el título está mal escrito, puiste Tetrayal of Innocence, si deseas corregirlo en tu artículo. Saludos desde Minatitlán, Veracruz, México. Que sigas bien amigo.