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ASÍ SON LOS ALEMANES
-¿Cómo son los alemanes?
-Aparte de la supuesta obsesión germana por la salchicha y la cerveza, hay rasgos de los alemanes que mucha gente ignora.
-La sociedad alemana está plagada de reglas.
-Hay leyes que ordenan cuando deben podarse los setos de los jardines, y reglamentos acerca de cuándo y cómo lograr escaleras, sótanos y aceras.
-Cuando la gente se muda en Alemania, tiene la obligación de avisar a la oficina de registro de residentes.
-También debe registrar su aparato de televisión, o el inspector que le haga una visita de sorpresa le impondrá una multa.
-Pocos países avanzados vuelven tan ineficientes las tareas cotidianas de la vida. La tramitación de un pasaporte nuevo tarda unos dos meses.
-En las zonas rurales, las tiendas de víveres cierran del mediodía a las 3 de la tarde.
-En Alemania, el domingo no es el mejor día para pasar la aspiradora o armar un estante.
-No se debe cortar el césped en domingo, puesto que la ley proscribe que es día obligatorio de descanso.
-Ese es un día de descanso y quien ose alterar la tranquilidad de sus vecinos tendrá que hacer frente a airadas quejas... y, en el caso de reincidentes, hasta con la policía...
-Los alemanes argumentan que tales restriciones hacen que la gente piense antes de actuar.
-La teoría es que si una persona distribuye bien su tiempo, será automáticamente más eficiente.
-No puede uno menos de respetar a un pueblo lo bastante paciente para esperar con toda calma baje la lluvia a que cambie la luz del semáforo para cruzar una calle desierta.
-¿Qué otros estereotipos tienen los alemanes, que no tengan que ver con regulaciones legales?
-Si a ti te ofrecen otra jarra de cerveza y aceptas diciendo “danke” (gracias), lo más probable es que no te traigan nada, porque decir “danke” es otra manera de decir “no, gracias”. Si tú quieres más, di “bitte” (por favor). En este contexto, “bitte” significa “sí, por favor”.
-Aún en verano, cuando el calor agobia y el viento no sopla, los alemanes suelen mantener sus puertas y ventanas cerradas. Y en el automóvil, ni se diga. La creencia de que una corriente de aire puede entumecer el cuello o causar la gripe está muy generalizada en territorio germano. Y los médicos no ven como su deber erradicar esa convición.
-Si tú pides “agua” en un restaurante alemán, lo más probable es que recibas agua con gas. a los alemanes les encanta un agua efervescente y la mezclan con todo; con el jugo de manzana, con la cerveza, con el vino; las opciones son casi infinitas. En muchos hogares se puede tomar el agua directamente del grifo, pero eso es lo último que un anfitrión le ofrecería a quien pida un vaso de agua.
-En Alemania, a la cena se le llama “Abendbrot” (pan de noche) porque a los alemanes les gusta comer un almuerzo caliente al mediodía y, de noche, prefieren un plato frío y fácil de preparar.
-Por lo general, ese plato no es otra cosa que uno de los muchos tipos de panes alemanes con jamón, queso y una que otra verdura.
-Cada quien tiene su propio ritmo para hacer las compras.
-Pero, al llegar a la caja, es la empleada del supermercado quien dicta la rapides con que los clientes deben meter los productos en las bolsas, pagar la cuenta y despejar el área -que no es muy grande- para que el próximo cliente pueda hacer lo mismo. ¡a toda velocidad! Tardate un poco más de la cuenta y serás objeto de miradas impacientes.
-Al buscar vivienda en Alemania, muchos extranjeros se sorprenden cuando se percatan de que pocos apartamentos incluyen una cocina empotrada.
-Cuando los alemanes se mudan, lo único que dejan son las tuberías para las conexiones de agua. Todo lo demás -el horno, el refrigerador, los estantes y hasta el lavaplatos- se lo llevan a su nuevo hogar.
-Felicitar a un alemán por su cumpleaños antes de tiempo lo pone de mal humor, cuando no rabioso. El afectuoso gesto es percibido en Alemania como un conjuro de mala suerte. Lo que los alemanes sí suelen hacer es reunirse con sus entrañables en la víspera de un cumpleaños para felicitar al agasajado o la agasajada en cuanto llegue la medianoche.
-Se dice que la “cultura del cuerpo libre” o Frei Körper Kultur (FKK) surgió en Alemania. A muchos alemanes les gusta quitarse toda la ropa en la playa y pasear por la arena como la cigüeña los trajo al mundo. Ni la edad ni el aspeto físio de las personas es importante. De hecho, enlas zonas identifiadas como “FKK”, tú puedes ser objeto de miradas hostiles si no te desnudas.
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