jueves, 26 de abril de 2012

El Cosmos y la Astrología


     

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              -Emilio, ¿por que no crees en la Astrología? ¿por qué no crees que los astros que vemos en el firmamento, en el mismo momento que los estamos viendo, nos están afectando en nuestras vidas?

         -¡Mira Marcela! todo en el universo se ve como era, nunca como es. Vemos el Sol como lo fue hace ocho minutos, a Sirio como aparecía hace nueve años, a las Pléyades como fueron hace 500 años. En la noches claras y sin luna, el ojo humano puede distinguir en la constelación de Andrómeda una nubecilla no mayor que la Luna y que brilla con luz pálida. Es una de las galaxias exteriores y la vemos como fue hace dos millones de años, sin que podamos saber lo que haya ocurrido desde entonces a sus incontables estrellas.
         La galaxia Andrómeda está en el borde más lejano de lo que puede percibirse a simple vista en nuestro firmamento, mas el telescopio nos permite penetrar millones de años en el pasado del universo. Y cuando colocamos las placas fotográficas más sensibles en los más potentes telescopios, salvamos millares de mi-
llones de años. Los rayos luminosos provenientes de esos cuerpos celestes tan remotos han sido llamados luz fósil, y en verdad que son mucho más viejos que la mayoría de los fósiles encontrados en la Tierra.
         -Es maravilloso pensar que la luz, tan débil que una delgada capa de gas o una partícula de polvo basta a detenerla, puede viajar a velocidad constante de 300,000 kilómetros por segundo durante centenares de millones de años. Esos rayos nos muestran la relativa vacuidad del espacio y nos dan idea de la dilatada escala de su arquitectura.
         -¡O sea, Marcela! en lo que los astrólogos se basan para decidir lo que esta pasando... ¡ya pasó!
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