BALTASAR GRACIÁN
(1601 è 1658)
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1. BIOGRAFÍA
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Nacido en Belmonte de
Gracián, muy cerca de Calatayud, en 1601, las noticias sobre su infancia son
muy escasas.
Todo indica que estudió letras desde
los diez años en su ciudad natal, quizá en el colegio de jesuitas de esta
localidad.
Hacia 1617 debió residir uno o dos años en Toledo con su tío Antonio
Gracián, capellán
de San Juan de los
Reyes, donde aprendería lógica y profundizaría en
el latín.
En 1619 ingresó en el noviciado de la provincia
jesuítica de Aragón,
situado en Tarragona,
en el que se le dispensó de los dos años preceptivos de estudio de humanidades
debido a su excelente formación anterior.
En 1621 volvió a Calatayud, donde cursó dos
años de Filosofía.
De esta etapa data su aprecio por la ética, que influyó en toda
su producción literaria. Otros cuatro cursos de Teología en la Universidad de
Zaragoza completaron su formación religiosa.
Ordenado sacerdote en 1627, comenzó a impartir Humanidades en el Colegio de
Calatayud.
Pocos años más tarde tuvo graves
enfrentamientos con los jesuitas de Valencia, adonde fue
trasladado en 1630.
En 1633 viajó a Gandía para enseñar
Filosofía en el colegio jesuita de la villa y se renovaron las enemistades con
sus antiguos correligionarios valencianos.
En el verano de 1636 volvió a tierras aragonesas, a Huesca, como confesor y predicador. Esta ciudad
tuvo una importancia capital en la vida del jesuita, puesto que con el apoyo
del erudito mecenas Vincencio Juan de
Lastanosa pudo publicar su primer libro: El Héroe (1637).
Lastanosa reunía en su casa-museo
un importante cenáculo literario y artístico. El palacio del prócer oscense,
que fue visitado por Felipe IV,
era conocido por sus exquisitos jardines, por una estupenda armería, por la
colección de medallas y por una magnífica biblioteca de cerca de siete mil
volúmenes, una cantidad extraordinaria en esa época. En este propicio ambiente
Gracián traba contacto con la intelectualidad cultural aragonesa, entre la que
se cuenta el poeta Manuel de Salinas
o el historiador Juan Francisco
Andrés de Uztarroz.
En 1639 llegó a Zaragoza, nombrado
confesor del virrey de Aragón
Francisco María
Carrafa, duque de Nochera, con quien viaja a
Madrid, donde predicó. No
obstante, su estadía en la Corte fue desalentadora, pues, aunque aspiró a
medrar entre la república literaria de la capital, sus ambiciones se saldaron
con un franco desengaño. Con todo, publicó allí su segunda obra, El Político (1640) y ultimó la primera versión de su
tratado teórico sobre estética literaria barroca, titulado Arte de
ingenio, tratado de la agudeza (1642).
De 1642 a 1644 ejerció el cargo de vicerrector del
Colegio de Tarragona, donde auxilió espiritualmente a los soldados que tomarían
Lérida en la Sublevación de
Cataluña (1640). De resultas de esta campaña, cayó enfermo, y fue
enviado a Valencia para reponerse. Al calor de la magnífica biblioteca del
hospital, preparó una nueva obra, El Discreto (1646), que verá la luz en Huesca. De nuevo
en su refugio oscense, impartió clases de Teología Moral hasta 1650. Es en esta época cuando más activamente
pudo dedicarse a la literatura. Aparecieron entonces el Oráculo manual
y arte de prudencia (1647)
y la segunda versión del tratado sobre el ingenio y el concepto Agudeza y arte
de ingenio (1648).
Fue destinado a Zaragoza el verano de 1650 con el cargo de Maestro de Escritura,
y al año siguiente publica la primera parte de su obra cumbre: El Criticón.
A excepción de El Comulgatorio,
Gracián publicó toda su obra sin el preceptivo permiso de la Compañía, lo que
provocó protestas formales que fueron elevadas a las instancias rectoras de los
jesuitas. Tales quejas no le disuadieron al punto de que apareciera en Huesca
la segunda parte de esta obra.
Algunos jesuitas valencianos, a
consecuencia de viejas enemistades, interpretaron uno de sus pasajes como una
ofensa a sus personas, lo que le granjeó nuevos ataques ante los superiores de
la Compañía que apuntaban al contenido escasamente doctrinal de sus obras,
impropias de un jesuita profeso, ya que, ocupándose todas ellas de la Filosofía
Moral, esta se aborda desde una óptica profana. Quizá para contribuir a su
descargo publicó, por primera vez con su auténtico nombre, El Comulgatorio
(1655), un libro acerca de
la preparación para la Eucaristía.
Pero la aparición en 1657 de la tercera parte de El Criticón
determinó su caída en desgracia. El nuevo provincial de Aragón, el catalán Jacinto Piquer,
recriminó públicamente a Gracián en el refectorio, le impuso como penitencia ayuno a pan y
agua —prohibiéndole incluso disponer de tinta, pluma y papel—, y le privó de su
cátedra de Escritura del Colegio Jesuita de Zaragoza. A comienzos de 1658 Gracián es enviado a Graus, un pueblo del prepirineo oscense.
Al poco tiempo,
Gracián escribió al General de la Compañía para solicitar el ingreso en otra
orden religiosa. Su demanda no fue atendida, pero se le atenuó la pena: en
abril de 1658 ya fue enviado a
desempeñar varios cargos menores al Colegio de Tarazona.
Los últimos
contratiempos debieron acelerar su decadencia física, pues en junio no pudo
asistir a la congregación provincial de Calatayud, falleciendo, poco más tarde,
en Tarazona, el 6 de diciembre
de 1658.
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2. CITAS
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• A medida que el amor adquiere confianza, el respeto
retrocede.
Baltasar Gracián, (1601 è 1658); escritor
jesuita español.
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• Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene.
Baltasar Gracián
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• Es desgracia habitual en los ineptos la de
engañarse al elegir profesión, al elegir amigos y al elegir casa.
Baltasar Gracián
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• La muerte para los jóvenes es naufragio y para los
viejos es llegar a puerto.
Baltasar Gracián
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• La única ventaja del poder es que tú puedes hacer
más bien.
Baltasar Gracián
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• Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo:
incluso aquél que no tiene otra cosa cuenta con eso.
Baltasar Gracián
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• Muchos hay que aborrecen de balde, sin saber el
cómo ni por qué.
Baltasar Gracián
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• No hay maesto que no pueda ser discípulo.
Baltasar Gracián
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• Nunca hagas algo cuando estés enojado, porque harás
todo equivocado.
Baltasar Gracián
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9 citas de 21 de
Baltazar Gracian
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