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-Emilio, para mi que en todas las épocas y en todos los países, todos los
seres humanos se parecen. Sin embargo, recuerdo una cita tuya que dice:
"Cada pueblo tiene su idiosincracia propia", y aunque me contradiga,
efectivamente, los franceses son como muy éroticos, ¿no es cierto?
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-Es un hecho indiscutible que Francia ha sido por muchos
siglos renombrada como la casa "par excellence" del erotismo y de que
los franceses son los típicos representantes del espíritu erótico y
practicantes del arte del erotismo.
-En qué te basas para afirmar eso?
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-Voy a tratar de explicar lo que quiero decir: Hay algo inherente en los
franceses que los impulsa a ese tipo de actividades. Estoy simplemente asentando
el hecho que puede ser afianzado por numerosos fenómenos, históricos y
sociológicos
-A mi parecer,
durante el periodo del renacimiento, fue cuando los primeros frutos de la nueva
cultura se vieron documentados en la literatura.
-Naturalmente que en esa misma época otras naciones de Europa, Italia
principalmente y también Alemania, estaban produciendo obras similares.
-¡Y
vaya que en Italia iba a ser visto que indudablemente el principio de esa
literatura fue casi la base de todo el empuje y potencialidad del renacimiento!
Pero de cualquier modo esa dirección manifestada en la literatura fue la
reflexión de tendencias continuadas, desarrollados y aumentadas que en
fechas posteriores harían de Francia la residencia mundana del erotismo en Europa.
-Hay muchos
testimonios que atestiguan la importancia de Francia en esa conexión, que es
difícil, pero no imposible, enumerar en su totalidad.
-En los tiempos
modernos, Francia ha sido productora de novelas, leyendas y dramas que se
mezclan de diferentes maneras, y desde una excesiva variedad de puntos de
vista, con el amor sexual. Francia ha exportado esos productos a todo el mundo.
-¿No me podrías mencionar a algunos autores eróticos franceses?
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-Podemos
mencionar a los escritores eróticos del siglo dieciocho: Sade, Bretonne,
Dulaurens; y en tal siglo como el diecinueve, los autores que surgieron como
Maupassant, Zolá, Flaubert, Gautier y Verlaine, para probar que todos esos
autores fueron fervientes eróticos.
-Para
ellos no siempre fue el amor a la diversión sino un vital interés en el
material que dirigía sus plumas hacia sus tareas artísticas.
-La
época grande del amor incontrolable en Francia fue el siglo dieciocho. Más
que durante el renacimiento y no menos que durante el periodo clásico de
la antigüedad el sexo gobernó esa época.
-Naturalmente que
la literatura era un fiel espejo del reinado del sexo en producciones sin
cuento que sobrepasaron cualquier previo periodo subsecuente en la
historia erótica de Francia.
-Esa
representación de la edad clásica del amor francés será el climax de la obra;
el resto nos guiará y nos alejará de tal climax. El principio tratará de las
primeras épocas de Francia, la edad de los caballeros y de la cortesía; la
regencia de la Iglesia y las canciones de los trovadores.
-Qué me puedes decir de la influencia de la moda en el erotismo en Francia?
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-París
ha sido desde tiempos inmemoriales el centro de las modas para vestir al mundo,
desde donde se han dictado y se siguen dictando y en donde la "chic"
del mundo ha sido creado. Cualquier adulto que ha tratando de entender la
delirante y aparentemente caótica variación de modas, diseños y reformas,
especialmente en la vestimenta femenina, llega a la conclusión, sin la menor sombra
de duda, de que el antropólogo está en lo justo.
-Éste asegura que
el vestuario o fue inventado porque las mujeres fueran modestas, sino porque
son inmodestas. Esto es, que las mujeres no cubrieron su desnudez porque
les molestara que fueran vistas al desnuda.
-Las
mujeres escondieron parte de su anatomia a fin de aparecer más seductoras. Para
abreviar, las mujeres escondieron esas porciones de su cuerpo que no eran del
todo satisfactorias estéticamente hablando, para aumentar sus encantos ante los
hombres.
-Ahora
bien, cuando en estos días las mujeres revelan su desnudez, o cuidadosamente la
seleccionan y la hacen resaltar parcialmente, van pregonando esos motivos que
les atribuyen los estudiantes de la evolución humana.
-Las
modas cambian, aparte de los motivos puramente económicos de los diseñadores y
fabricantes de vestidos, porque es necesario que sean reveladas nuevas a
atracciones para los hombres sin imaginación.
-Un poquito más de
las piernas o un poco menos; un poco más o menos de los bustos; una silueta de
las formas femeninas diferente, más carne o menos de ella, esos son los
motivos dominantes para el extensísimo panorama de las modas.
-Por lo tanto, ¿es
de maravillarse que París, más que ninguna otra ciudad del mundo, que ha
cultivado lo erótico y ha soportado esa larga y rigurosa escuela, entregándose
a todos los caprichos y todos los gustos de lo erótico, sea también el
árbitro del destino de la moda?
-Qué me puedes decir de la influencia del arte en el erotismo en Francia?
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-Si
fuéramos a examinar todas las pinturas y esculturas que conciernen al amor, a
la desnudez, a las actividades sexuales, etc., tendríamos un método excelente
para ver el impacto de este problema sobre épocas venideras.
-Por lo tanto, no
estamos ya interviniendo directamente con los materiales de la vida sexual o su
relación con las leyes humanas,
historia médica o
eclesiásticas, sino con sus reflejos en el espejo del arte.
-El
pintor o el escultor sostienen el espejo contra la naturaleza y las imágenes
que ellos captan e interpretan permanecen por siempre.
-Este esfuerzo
sería suplementado considerablemente por la actividad similar de recompilar
canciones populares y proverbios de la gente que generalmente nos ofrecerían
vistas interiores en la historia, más intensas que las palabras simples.
-Acabas de tocar dos temas interesantes, la vida sexual en relación con
la historia de la medicina y con lo eclesiástico. ¿Cómo es eso?
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-Eso
me pasa por hablantín. Bueno, ni modo: Otros de los recursos para nuestra
historia serían el reino de la medicina, historias médicas y estadísticas
vitales. Utilizando estos caminos podríamos por ejemplo examinar todos los
antecedentes disponibles referentes al origen y propagación de la sífilis en
Francia y al seguir los pasos del desenvolvimiento de esta plaga a través del
país y las referencias sobre eso desde fuentes diversas, estaríamos en
situación de comprender la significación de esa enfermedad y exponer algunas
conclusiones acerca de las condiciones responsables de ella. Esa sería una
amplia contribución para la historia erótica de Francia y una recopilación que
indudablemente vendría a formar un cuerpo de escritos de gran importancia.
-Y con lo eclesiástico. ¿qué me puedes decir?
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-En
la Francia Medieval había tres clases en esa estructura social.
-En
la más elevada se encontraba el rey y su corte de nobles, que poseían vastas
extensiones de tierra como señores feudales. Esos individuos afortunados
estaban excentos de trabajar; todas las labores necesarias y trabajo productivo
del mundo era llevado a cabo por sus siervos a quienes ellos poseían
corporalmente.
-Entre
esas dos clases se encontraba el clero que gobernaba igualmente a los de arriba
como a los de abajo, pero tenía una marcada inclinación y posición hacia los
poderosos.
-Cada
una de esas tres clases, viviendo en niveles diferentes de riqueza, posición,
educación y oportunidad, seguían sus instintos sexuales a su manera:
religiosidad pública del periodo que marcaba la época, no alteraba el curso de
sus instintos.
-La
Iglesia se dió cuenta de eso y de allí que instituyó la confesión.
-Tiene
que ser admitido que los hombres pecarán. Si la Iglesia era incapaz de contener
el torrente de la pasión, entonces al menos había que dejarla que retuviera una
medida de control sobre sus seguidores y advertir en donde aquel torrente había
roto los diques.
-Hay
que dejar que los adictos a la Iglesia confiesen sus pecados y que ella tenga
conocimiento de esas faltas y les inflija alguna pequeña penitencia por ellas.
-Si
se castiga tan débilmente, ¿para qué seguir intentando vivir virtuosamente?
-Los siervos, miserables, completamente ignorantes, con las caras marcadas por
la pobreza. Las vidas de esa clase social eran ciertamente sórdidas, brutales y
cortas. Entre ellos había frecuentes infracciones a la virtud. Allí la Iglesia
ejercía sus más grandes efectos pero aun así su éxito era ligero.
-La castidad, la
continencia y la fidelidad, no se veían muy a menudo. La vida de esos siervos
era corta y difícil, de modo que el pecado no era poco frecuente, pero la
confesión les perdonaba todo.
-¿Que me podrías decir en torno al pueblo francés que no te haya yo
preguntado?
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-Es
su gracia, encanto y liviandad lo que ilumina salidas serias, y es su lucidez
la que los purifica ante nosotros en una perpectiva propia. El amor de esa
gente, la comodidad, el gusto en el ejercicio corporal y mental en todos sus
sentidos y capacidades, esas cualidades han hecho de Francia una de las naciones
más grandes y más sabias del mundo occidental y si queremos condenar demasiado
severamente sus perversidades y desenfrenos sexuales, recordamos que sus
virtudes elevadas y nobles sobrepasan su erotismo.
-El
feliz pueblo francés ama las palabras y es feliz en el ejercicio de la pluma.
Adoran su lenguaje como ninguna otra nación y durante muchos siglos lo han
cultivado hasta que ha llegada a ser el instrumento más flexible en las manos
del editor entrenado.
-En
Francia, uno puede decir todo, y lo que está dicho es tolerable aun para el
oído más modesto, porque la magia del lenguaje lo capacita a uno a mirar muy
por encima al sujeto de que se trata.
-Según un psicólogo francés
la preponderancia
de los asuntos sexuales en la literatura francesa es menos atribuida a la
lujuria desenfrenada que al amor por la diversión.
-Los
franceses no son tan pasionales sexualmente como ingeniosos para el sexo. Las
bromas y aventuras amorosas de la edad media, conocidas como fabulas, nunca
mostraron realmente una sexualidad deslumbrante.
-El
eterno blanco del humor de esos cuentos es siempre el marido engañado; y hasta
la fecha en las más recientes comedias, el marido soporta el peso de las
burlas, aun entre audiencias masculinas.
-Más
aún Rabelais, en cuyas obras apenas una página estará libre de sugestiones o
temas sexuales, ha tratando las relaciones entre los sexos con cruda rudeza
pero sin ningún intento perverso, sin un objetivo secundario y meramente como
un material para la satisfacción de su propio amor y el de los otros a la broma
y a la risa.
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Bibliografía:
LA HISTORIA SEXUAL DE FRANCIA
Henry L.Marchand
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