Isabel Igual
-A la dipsomanía
se le consideraba una enfermedad privativa de los hombres; sin embargo, en la
actualidad, más de 300,000 mujeres mexicanas la padecen, y cada vez son más.
-¿Cuál
es la causa?
-¿Es
posible ayudarlas a superar su problemática particular?
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-Una doctora de la
Ciudad de México sale de una laguna mental y se entera, horrorizada, de que ha
pasado la noche detenida en una delegación de policía porque se sospecha que
cometió un homicidio.
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-Una ama de casa
oaxaqueña se va diariamente a la calle a beber con los teporochos.
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-En la capital del
país, un muchacho de 17 años salta desde el tercer piso de un edificio porque
ya no soporta que su madre siga emborrachándose.
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-Estas desdichadas
mujeres viven en el mundo del alcoholismo, un mundo cada día más poblado de
mujeres.
-Considera tú lo
siguiente:
• Una encuesta que se llevó a cabo en 1968 en la
Ciudad de México, dejó ver que el 24% de las mujeres mayores de 15 años
ingerían bebidas alcohólicas.
-Trece años
después, la Organización Mundial de la Salud informó que el porcentaje se había
duplicado.
• El 6% de las víctimas de cirrosis alcohólica
que fueron atendidas de 1947 a 1975 en el Instituto Nacional de la Nutrición
Salvador Zubirán, eran mujeres. En cambio, de marzo de 1987 a marzo de 1988 las
mujeres constituyeron el 13%.
• La proporción de mujeres en los grupos de
Alcohólicos Anónimos se ha duplicado en los últimos diez años, y la diferencia
entre mujeres y hombres es cada vez menor.
-¿Por qué abusan
del alcohol tantas mujeres?
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-Los expertos
señalan algunas razones:
"Ellas, más
que los hombres, atribuyen su dipsomanía a situaciones específicas, como:
a) la muerte de un
ser querido;
b) un divorcio;
c) un problema
ginecológico;
d) una
mastectomía; y
e) la
menstruación".
-Cuando los
hombres progresan en la vida, muchas veces sus esposas se sienten relegadas, y
entonces se convierten en bebedoras compulsivas.
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-La mujer de un
hombre de negocios refiere su caso:
"Mientras mi
marido iba de triunfo en triunfo en su carrera, yo me quedaba sola, al cuidado
de la casa y los niños.
"Me sentía un
ser de segunda categoría. Entonces recurrí al alcohol para evadir mi soledad y
mi frustración.
"Tiempo
después, me convertí en una alcohólica”.
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-Otras se dan a la
bebida en un intento por acentuar su feminidad.
Piensan que unas
cuantas copas las harán más simpáticas, brillantes y atractivas; pero suele
ocurrir justamente lo contrario.
-Una vez que el
alcohol las atrapa, ellas descuidan su apariencia, se afean, y la sociedad las
reprueba.
-Acaban sintiéndose
menos femeninas, y en consecuencia beben más.
-Existen otras
muchas circunstancias que llevan a la mujer a la bebida:
a) el maltrato por
parte del marido;
b) las presiones
del trabajo de una ejecutiva que vive con los nervios de punta;
c) la necesidad de
una actriz de estimularse noche a noche antes de salir al escenario;
d) la frustración
de una joven incapaz de concebir.
-Cada día son más
las familias mexicanas encabezadas por una mujer que tiene que criar a sus
hijos y sostener su hogar sola, y cuyo empleo es a veces de tiempo completo.
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Una madre soltera
de 30 años comenta:
"No resulta
fácil sentirse tan sola y tener que cargar con la responsabilidad de un hijo.
Hay momentos en los que el alcohol parece ser tu único amigo".
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-A menudo, los
parientes de la dipsómana se sienten avergonzados de ella y tratan de ocultar
lo que le ocurre; pero lo único que logran de esa manera es empeorar la
situación y retardar la ayuda que tanto necesita la enferma.
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-En una ciudad del
norte del país, una mujer de cierta familia de abolengo pagó muy caro el precio
de esta actitud.
-Una amiga suya
recuerda:
"Cuando
Susana tenía 32 años, sus padres la encerraron en el último cuarto de la casa.
Desde entonces, a toda la gente le aseguraban que había salido de viaje, y
negaban que fuera alcohólica. La voz de Susana se escuchaba sólo de tiempo en
tiempo, cuando decía: Ya se me acabó. Entonces le daban otra botella. Así pasó
ocho años, hasta su muerte”.
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-A medida que
aumenta el número de alcohólicas, se les reconoce más como personas especiales
con necesidades especiales.
-Las mujeres no
sólo se vuelven dipsómanas por distintos motivos que los hombres, sino que su
organismo reacciona también en forma diferente.
-Algunos médicos
incluso consideran que se trata de enfermedades distintas.
-Por ejemplo, se
ha comprobado que las alcohólicas son más propensas a sufrir afecciones
hepáticas derivadas del abuso prolongado del alcohol, así como neumonía.
-Por otra parte,
el consumo de alcohol contribuye a que se malogren embarazos, y aumenta las
dificultades para concebir y los trastornos que pueden hacer necesaria la
histerectomía.
-Una buena parte
de los hijos de alcohólicas (el 44%, según algunos estudios que se han llevado
a cabo en el extranjero) padecen serias dificultades en su desarrollo, como
retraso mental, deformidades físicas, enanismo y defectos oftalmológicos.
-Por el bien de
sus hijos, la mujer alcohólica debería abstenerse de beber durante la
gestación, o de embarazarse si ha estado bebiendo en exceso.
-El alcohol afecta
más a las mujeres durante los días inmediatamente anteriores a la menstruación
que durante el resto del ciclo menstrual.
-Por otra parte,
las que toman anticonceptivos metabolizan el alcohol con mayor lentitud que las
que no los toman, lo cual quiere decir que las primeras se embriagan más
fácilmente y permanecen más tiempo en ese estado.
-Todos estos
problemas se complican muchas veces cuando los médicos interpretan como
“nervios” o depresión el alcoholismo de las mujeres.
-En tales casos
recomiendan tranquilizantes, y así agravan una situacion de por sí delicada.
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Ve tú el caso de
una dipsómana de 39 años que hoy está rehabilitada:
“Cuando era joven,
hui de casa por que tenía muchos problemas con mi familia. Me sentía
desgraciada y confundida. Empecé a beber, y al poco tiempo ya no podía vivir
sin el alcohol. Por fin, un día fui a ver a un médico, el cual me prescribió
tranquilizantes. Y yo los tomé, pero sin dejar la botella. Aquello me originó
unas depresiones tan profundas, que dos veces intenté suicidarme”.
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-Ocurre también
que los patrones tardan en notar que alguna empleada suya es alcohólica, e
incluso contribuyen a que se compliquen los problemas de la mujer.
-Muchas veces los
jefes varones no se atreven a enfrentarse a una mujer que bebe demasiado y,
aunque saben que el rendimiento de su trabajo ha bajado, prefieren hacerse de
la vista gorda.
-Otros, en cambio,
la despiden para acabar de una vez con la situación embarazosa.
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-En Estados Unidos
se han puesto en marcha desde hace más de diez años ciertos programas de
tratamiento especial para mujeres alcohólicas, y se cree que el 70% de las que
se someten a ellos vuelven a la actividad productiva.
-Es una pena que
las empresas y los sindicatos mexicanos no hayan tomado hasta el momento
ninguna medida similar.
-En México, la
incomprensión en torno a los problemas propios de la mujer dipsómana es
verdaderamente grave.
-Por ejemplo, en
todo el país no existe ningún centro de rehabilitación exclusivo para
alcohólicas, y como la mayoría de las investigaciones sobre alcoholismo que se
llevan a cabo están enfocadas hacia los varones, a casi todas las dipsómanas se
les trata igual que a los hombres, pese a sus necesidades especiales.
-En 1987, la
Junior League de México inició un programa para que las mujeres cobren
conciencia de las terribles consecuencias del alcoholismo, y para ayudarlas a
evitarlo.
-Pero hacen falta
muchas más campañas como esa, y muchos centros de rehabilitacion exclusivos
para alcohólicas.
-También es
preciso capacitar mejor a los médicos y a las trabajdoras sociales para que
identifiquen a las dipsómanas y les ayuden a superar sus problemas peculiares.
-El estigma social
que existe en torno al alcoholismo de la mujer es tan grande, que la alcohólica
trata de encubrir su problema.
-A menudo, esta
busca ayuda para superar conflictos matrimoniales, depresiones y apuros
económicos; pero no reconoce su problema con el alcohol.
-Así pasa años de
angustia y deterioro físico antes de obtener la ayuda que realmente necesita.
-Ya es hora de
cambiar esta situación, pues están en juego muchas vidas humanas.
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Dipsomanía es la necesidad irresistible e intermitente de beber bebidas
alcohólicas.
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Teporocho es el tipo harapiento de los barrios bajos de la ciudad de México.
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