Diaramente, 18 veteranos de guerra
estadounidenses se quitan la vida, es decir uno cada 80 minutos.
La mano que más bajas provoca entre los
soldados de este país no es la de sus enemigos, sino la propia.
Por segundo año consecutivo, la mayor
causa de muerte entre las tropas estadounidenses es el suicidio.
En el 2010, 468 soldados se quitaron la vida, en tanto 462
murieron en combate.
¿Por qué combaten?
“Regresamos a nuestros hogares pasando
por un momento terrible, asqueados por lo que hicimos y lo que vimos”, relata
el veterano de guerra y ahora activista por la paz Mathis Chiroux.
Desde que se retiró del Ejército se ha
dedicado a concientizar a los estudiantes sobre la cruda realidad que les
espera si se enlistan en las filas estadounidenses.
Con este mensaje, espera prevenir que
muchos jóvenes se conviertan en otra trágica estadística del sistema que
destruye y olvida a quienes pelean por la Patria.
La depresión aumenta entre los que
regresan del combate cuando descubren que muchas de las razones por las que
fueron a luchar eran mentira.
“Si una persona, un soldado, está
matando a otro solado y piensa que lo está haciendo por el beneficio de otras
personas, por ayudar, es completamente diferente a lo que experimenta un
soldado que sabe que está matando gente y ni siquiera tiene muy claro por qué
lo está haciendo”, afirma Ana María Pi, psicóloga clínica de Miami.
Un buen marketing del producto
No obstante, son muchos los jóvenes que
caen presos de la mercadotecnia patriota.
“La Marina me ha dado muchas
oportunidades, he visitado varios países que de otra forma jamás hubiera
visto”, anuncia un oficial marino.
"Conviértase en un súper hombre o
en una súper mujer y gánese el reconocimiento de la sociedad", predica el
Ejército estadounidense.
Pero después de dejar el servicio, los
ex militares no son recibidos con los brazos abiertos por los empresarios para
darles trabajo.
En esos momentos, el prestigio social,
el buen salario y el apoyo institucional con los que los sedujeron para ir al
campo de batalla es casi nulo.
Los programas de reinserción a la
comunidad para veteranos son escasos dejándolos a su propia suerte.
Una cuarta parte de los indigentes en
Estados Unidos son ex militares y la tasa de desempleo
entre ellos es del 12% comparada con el 8% a nivel nacional.
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SUICIDIOS DE VETERANOS DE IRAK Y
AFGANISTÁN
por
Alejandro Tapia
Como Rambo.
Ese es el estereotipo que, desde
Vietnam, han enfrentado los veteranos de guerra en Estados Unidos.
Si bien durante el conflicto en el
sudeste asiático los ex combatientes eran tema de debate recurrente en la
sociedad norteamericana, los soldados que hoy regresan de Irak y Afganistán
prácticamente pasan inadvertidos, casi como una suerte de fantasmas de una
guerra impopular.
Sin embargo, están ahí, e incluso
protagonizan un creciente y grave problema.
Actualmente, según informa la revista
Newsweek, unos 18 veteranos de las distintas guerras en que ha intervenido
EE.UU. se suicidan al día, es decir, cada 80 minutos un ex uniformado se quita
la vida.
La cifra es tan alarmante que el número
de suicidios entre ex soldados supera los 6.466 muertos en el territorio iraquí
y afgano entre 2001 y 2012.
Así, por ejemplo, en 2009 hubo 1.868
intentos de suicidio de veteranos de ambas guerras, de los cuales se
concretaron 100.
Según el Departamento de Asuntos de
Veteranos, en 2010 hubo un promedio de 950 intentos de suicidio al mes, de los
cuales un 7% se concretó.
Así, ese año hubo casi 800 suicidios de
veteranos, mientras que 553 murieron en el campo de batalla.
Según las estadísticas, de los
sobrevivientes de los suicidios, un 11% vuelve a intentarlo en los siguientes
nueve meses.
Aunque para muchos el tema es
“incómodo”, la prensa estadounidense no ha ocultado esta tragedia.
Esta semana, la revista Newsweek publicó
un largo artículo que sostiene que la principal causa de este fenómeno tiene
que ver con el trauma que provoca entre los veteranos el haber matado a alguien
en combate, algo que muchos no soportan y, como vía de escape, se quitan la
vida.
Recientemente, la revista Forbes señaló
que el problema “es tan serio que los veteranos de Estados Unidos representan
el 20% del total de suicidios en el país -que llegan a 36.909-, pese a que sólo
el 1% de los estadounidenses ha participado en las Fuerzas Armadas”.
Incluso, la tasa de suicidios entre
soldados activos aumentó desde 10 casos por cada 100.000 personas, en 2004, a
22 casos por 100.000 en 2010, según datos de las Fuerzas Armadas.
Así, mientras en 2003 un total de 77
soldados se suicidaron, en 2009 esta cifra llegó a 160.
También el propio Barack Obama se ha
referido a los veteranos durante la campaña.
A fines de abril, el presidente
demócrata emitió una orden ejecutiva para que el país asista y proteja a los
veteranos de guerra.
“Les prometí que cuando regresaran iba a
pelear por ustedes como ustedes han peleado por nosotros”, dijo Obama durante
una ceremonia en el Fuerte Stewart, en Georgia, sede de la II División de
Infantería.
“La generación del 11/9 ha escrito uno
de los capítulos más importantes en la historia del país”, concluyó.
Sin embargo, las palabras del mandatario
no han sido lo suficientemente convincentes para muchos.
De hecho, la semana pasada, durante la
cumbre de la OTAN en Chicago, unos 50 miembros de la agrupación Veteranos de
Irak contra la Guerra devolvieron sus medallas y las tiraron a la calle.
“Lamento profundamente la destrucción
que hemos causado en estos países y en todo el mundo”, señaló uno de los veteranos.
Alrededor de 2.4 millones de soldados
han servido en Irak y Afganistán, muchos de los cuales se encuentran con una
dura realidad tras su regreso a EE.UU.: no tienen trabajo, sufren estereotipos
como la película de Sylvester Stallone y, según Forbes, apenas el 49% recibe
una evaluación mental completa dos semanas después de haber solicitado
tratamiento.
Incluso, en algunas ciudades deben
esperar dos meses y medio para ser atendidos.
En cuanto al desempleo, se estima que el
número de ex soldados que pasaron por Irak y Afganistán que no tienen trabajo
supera los 300 mil.
Y no son pocos los veteranos que ni
siquiera tienen un lugar donde vivir.
Según el diario The New York Times, el
número de veteranos sin hogar llegó a 144 mil en 2010, mientras que los ex
soldados que se vieron obligados a usar refugios de emergencia subieron a 149
mil.
De acuerdo con una encuesta del Centro
de Estudios Pew, mientras el 96% de los ex combatientes post 11 de septiembre
está orgulloso de haber luchado en la guerra, el 44% reconoce que le ha sido
difícil adaptarse a la vida civil.
En contraste, un 25% de los veteranos
que sirvieron en anteriores guerras manifestó dificultades similares.
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