-Desde que se escribió el primer texto que conocemos en latín, la
Fábula de Preneste, en el siglo VII antes de Cristo, el latín se desarrolló
como cualquier lengua, dejando sus huellas en autores antiguos, que conocemos
apenas por fragmentos: Livio Andrónico, Nevio y Enio.
-Más tarde aparecerían los textos de Catón y las comedias de Plauto y
Terencio, escritas en un latín bastante diferente de aquél del siglo I antes de
Cristo, cuando comienza la llamada fase clásica de la literatura latina: César,
Cicerón, Ovidio, Horacio, Virgilio, Cátulo.
En el período
posclásico viene la narrativa de Apuleo, Persio, Juvenal, Marcial, Vitruvio,
Tácito, Petronio, Plinio, Séneca y de los narradores cristianos: Amiano,
Marcelino, Lactancio, Ausonio, San Ambrosio, Carisio, San Agustín y la Vulgata,
la traducción latina de la Biblia hecha por San Jerónimo.
Desde Varrón, la
lengua sufre normalización, que fue reforzada por Quintiliano, Donato,
Macrobio, Consencio, Pompeyo y Sidonio Apolinario. Durante la Edad Media, el
latín adquirió su status de lengua universal: las leyes francesas se
escribieron en latín hasta el siglo XVI, las autoridades escriben todo en
latín: las etimologías de San Isidoro de Sevilla; los tratados de música de
Boecio; libros de medicina, como los de Marcelo Empírico y Oribasio; de
culinaria (Apicio); de veterinaria (Vegeto Renato); de conservación de
alimentos (Ántimo) y, sobre todo, textos religiosos. Aristóteles es leído en su
versión latina, así como la Biblia.
-En el Renacimiento, el latín fue el modelo sintáctico y de estilo
para el desarrollo de las lenguas modernas, y del propio esquema gramatical
sobre el cual son descritas.
-Hasta no hace mucho tiempo, no sólo las misas, sino también las
descripciones de la Botánica y la Zoología eran en latín; los nombres
científicos lo son hasta hoy.
-¿Para
qué sirve el latín hoy en día? ¿Cuál es la utilidad de una lengua muerta, que
requiere atención, dedicación y esfuerzo?
|
-Todo depende de cómo encaremos el problema. Con el latín, aprenderemos
a conocer mejor nuestro idioma, que contiene misterios interesantísimos.
-El latín nos sirve como trampolín para sumergirnos más profundamente
en nuestra visión del mundo, en nuestra manera de pensar, en nuestra vida.
-Aquel que entiende bien el mensaje que el latín trasmite en sus
textos se cuestionará mejor y verá que antes de nuestros valores hubo otros,
muy diferentes, pero perfectamente coherentes, que merecen nuestra admiración y
respeto.
-Lejos de ser retrógado, el estudio del latín asociado al estudio de
la vida social en Roma nos permite vislumbrar cuántas cosas cambiaron y cuántas
permanecen sorprendentemente con la misma forma que tenían entonces, muchas
veces apenas con otro nombre.
-Lo que se heredó del Imperio Romano a lo largo de estos 27 siglos de
uso del latín escrito no fue poco.
-¡Pero,
insisto, el latín es una lengua muerta!
|
-Una lengua muerta que vive y respira. De "lengua muerta"
el latín no tiene nada.
-Veamos, por ejemplo, expresiones que son usadas en Derecho.
-¿Quién
puede decir que nunca oyó hablar de hábeas corpus? ¿O de que una Cámara legislativa no se
reunió por falta de quórum?
|
-El latín está en nuestra vida cotidiana cuando enviamos un
curriculum vitae, o cuando ponemos una posdata a una carta.
Esta lengua
calificada como "muerta" está presente en las tecnologías modernas,
como en la fecundación in vitro o en el fax (abreviatura de fac simile, que
significa "haga de manera semejante").
-Muchas palabras que nos llegan del inglés vienen en realidad del
latín, como el horrendo anglicismo deletear, del verbo to delete¸ que a su vez
proviene del latín deleo, que significa destruir, como en Delenda est Cartago.
El latín está tan
entrañado en nuestra lengua que hasta se confunde con ella: ídem es latín, así
como grosso modo, per cápita o etcétera y hasta la expresión alias, cuando
decimos "Bachan, alias Sebastian Carrillo".
-Está entrañado en el español en palabras y expresiones como a
priori, alter ego, Homo sapiens, lapsus, modus vivendi, statu quo, sui generis.
-Por tanto, la cuestión no es aprender o no el latín. Él ya convive
con nosotros pues es el alma de nuestra lengua. Con el latín, vemos que las
irregularidades y las temibles excepciones de las gramáticas no son ni
irregularidades ni excepciones. Todo adquiere una lógica más diáfana y
previsible.
-¿En qué va a cambiar mi vida o llevarme a ocupar posiciones más
elevadas en la sociedd si estudio latín?
|
-Si sabemos bastante latín habremos ampliado nuestro horizonte
lingüístico y esto nos destacará de los demás.
Y así queda
contestada la pregunta de aquel que quería mejorar su posición social.
-Así, la palabra comer viene del latín comedere, lo que en gramática
histórica se puede indicar así: comedere > comer.
-Muchas palabras que conocemos guardan relación directa con otras
desde el latín, pero a veces es preciso ponerlas una junto a otra para tener
una sorpresa: volare, por ejemplo, es el verbo latino para volar, apenas perdió
la e final. Y el radical latino vol- aparece en otras palabras; cuando decimos que el alcohol es un
líquido volátil queremos decir que puede volar, evaporarse.
-Aquila
aparece en la palabra española águila, con el cambio de la q por g, igual que
en aqua > agua, pero
el radical latino aquil se mantiene en nuestra lengua en aquilino.
-El radical de dominus (señor) se ve fácilmente en dominar, dominio, dominación,
condominio.
-Pero con el paso de los siglos algunas palabras se desgastan y se
tornan poco reconocibles.
Domina (señora), se convirtió en doña y su diminutivo
popular dominicella en doncella.
-También el adjetivo dominicus "del señor", nombre que Constantino
atribuyó al primer día de la semana se convirtió en domingo.
-La palabra stella llegó a nosotros como estrella, pero la raíz original podemos reconocerla
en el nombre de un conjunto de estrellas, constelación, y en el de un viaje
entre las estrellas interestelar.
-El verbo ver en latín es video y podemos ver cómo la palabra latina
reaparece en vidente (el que ve), evidente (aquello que todo el mundo ve) o en
los aparatos de video.
-El verbo latino audio es oír en español, pero la raíz original se
mantiene en toda una familia de palabras que incluye audición, auditivo,
audífono, etc.
-El marinero en latín es nauta, que revive en astronauta y cosmonauta¸
marineros que navegan los astros o el cosmos.
-En latín, las preposiciones se juntan a los verbos convertidas en
prefijos, lo que confiere a su significado una precisión increíble.
Veamos:
-Volo
es "volar", advolo es "volar hacia", avolo es "volar alejándose de" Curro es "correr".
Accurro es "correr hacia",
acurro es "correr alejándose de".
Succurro es "correr hacia abajo"
(socorrer)
-Algunos derivados cambian un poco de sentido. así, voco significa llamar (el mismo radical de vox, vocis, presente en vocal, vocativo), pero advoco es "llamar a acercarse", de donde
proviene advocatus
(el que fue llamado a acercarse para ayudar, o sea, el abogado); invoco es "llamar hacia dentro", invocar; provoco es llamar hacia delante (para
pelear).
-Otros ejemplos:
cado es caer, incido es caer dentro, decado es caer desde lo alto.
-Ocurre aquí una apofonía, es decir, un cambio de vocal en la raíz
(cado > cido)
-La apofonía, la prefijación y la asimilación son esenciales para
relacionar las palabras del español con sus raíces latinas.
-Veamos otro ejemplo:
capto es tomar,
coger, excepto es tomar hacia fuera, o sea, retirar (observe la apofonía capto
> -cepto).
-Del verbo excepto proviene el sustantivo exceptio, en español, excepción.
-Vemos ahora por qué excepción no se escribe con s; la partícula
latina tio se convierte en
español en ción.
Vemos aquí otra
ventaja de saber latín: conociendo la etimología, difícilmente podremos cometer
faltas de ortografía.
-Muchas de las formas nominales de los verbos latinos (participios
presente, pasado y futuro, gerundios, supinos y gerundivos) son una fuente
inagotable de derivaciones.
-Así, el verbo canere (cantar) tiene el participio pasivo cantus (cantado) de cuyo radical cant- proviene
cantar.
-De ese mismo radical tenemos accentus "acento", resultado
de la prefijación y de la apofonía (como vimos más arriba, prefijación consiste
en añadir un prefijo y la apofonía, en cambiar una vocal de la raíz): ad+cantus
(que acompaña el canto, o sea, la melodía de una forma de hablar).
-Por otra parte, los verbos irregulares ofrecen a veces duplicidad
etimológica: assim refero, que significa "llevar hacia atrás" llegó
al español como referir y su participio pasado relatus "aquello a lo que
se refiere" generó el sustantivo relato y el verbo relatar.
-A primera vista, algunos verbos parecen no tener nada que ver con
nuestra lengua, como tango (tocar), pero su participio pasivo tactus ya nos resulta más
familiar, pues lo vinculamos con tacto, con intacto (no tocado) y con contacto
(tocarse uno con otro).
-El verbo quiesco (descansar) puede no parecernos muy familiar, pero la forma supina
de este verbo quietum nos resulta más conocida.
-El verbo rideo (reír) tiene el supino risum, de donde proviene la palabra española risa.
Sin embargo, el radical rid reaparece en ridiculo (aquello de lo cual se ríe).
-El verbo ago (hacer) puede no sonarnos muy familiar, pero su participio presente
es agens -ntis (aquel que
hace), que dio lugar a nuestro agente.
-Y del gerundivo de este verbo tenemos agenda, es decir, "las
cosas que deben ser hechas".
Para concluir,
veamos cómo el latín nos ayuda a aprender mejor las demás lenguas.
-Así, el verbo absum tiene el participio presente absens, absentis (el que está ausente), en inglés, absent. El
verbo exeo (salir) tiene
como participio pasado exitus, que dio lugar al vocablo inglés exit (salida).
-También transfero (formada por el verbo fero y el prefijo trans) dio lugar en español a transferir, mientras que su participio
pasivo translatus
sirvió para crear en inglés el verbo to translate (traducir, es decir, transferir de una lengua
a otra).
-A primera vista, el verbo deleo puede parecernos extraño… hasta que conocemos
su participio pasado, deletus, que dio lugar en inglés al verbo to delete, bien conocidos por la mayoría de los
usuarios de computadoras.
-Después de los ejemplos que me has dado me queda
claro la gran importancia de la lengua latina.
-Una última pregunta, Emilio. ¿Qué libro me
recomiendas para empezar a aprender latín?
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-Hay muchos, pero uno de ellos es: INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA
LENGUA LATINA de Agustín Millares Carlo.
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