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ANÉCDOTAS DE
SIGMUND FREUD
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El puro
Cuentan que a Sigmund Freud le fastidiaba mucho la gente que se empeñaba en sorprender por todas partes símbolos sexuales, creyéndose capacitada para ello por tener unas nociones superficiales de psicoanálisis, ciencia de la que es el padre.
Freud, el mismo que, al enterarse en 1933 de que los nazis habían quemado sus llibros en Alemania, dijo aquello de:
“He ahí una muestra patente del progreso, porque en la Edad Media también me habrían quemado a mí“, tomaba parte un buen día en una converencia. Un penalista no dejaba de observar con gesto suspicaz el cigarro que fumaba el científico.
Freud reparó en ello, interrumpió de pronto el discurso y, tras volverse hacia el malpensado periodista, le dijo, señalándolo con la mano en cuyos dedos sostenía el cigarro:
-Es un puro y nada más que un puro. No le dé más vueltas, hágame el favor.
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Como mejorar en una depresión
Un caballero que estaba de paso en Viena, a principios del siglo XX estaba sintiendo una enorme depresión casi suicida, por lo tantofue a ver a Sigmund Freud.
Freud lo escuchó durante una hora, y finalmente le dijo:
“Se trata de una seria y profunda condicióon que no puede ser tratada en una tarde.
Usted deberá buscar ayuda profesional y prepararse para años de tratamiento.
Mientras, sin embargo, usted puede encontrar esta noche una eliminación absoluta.
El gran Grimaldi, el Payaso, que está en la ciudad, tendrá a su audiencia muerta de risa. Asista a la audición. Por dos horas, usted seguramente gozará iy esto puede tener un mejoramiento efectivo que durará por días.
“Lo siento”. dijo el deprimido caballero. “Yo no puedo hacer eso”.
“Pero, ¿por qué no?” preguntó Freud.
“Porque yo soy Grimaldi, el Payaso”.
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