lunes, 30 de marzo de 2015

Dios y la Naturaleza



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LA NATURALEZA Y DIOS

-Hace muchos siglos, la gente reforzaba su fe en Dios escuchando historias milagrosas. 
-Estos cuentos podían relatar la separación de las aguas del Mar Rojo, o a Dios enviando lluvia como respuesta a los rezos de un hombre piadoso; contaban acerca de ríos cuyos cursos eran revertidos, o mostraban al sol rotando en dirección opuesta. 
-También se relataba la historia de Daniel emergiendo ileso de la caverna de los leones, y a Shadraj, Meshaj, y Abednego, sobreviviendo al terrible horno. 
-Todos estos relatos tratan de demostrar que Dios se preocupa tanto por nosotros, que está dispuesto a suspender las leyes de la naturaleza con el solo fin de proteger a sus favoritos.
-Es lógico que cuando a nosotros nos cuentan esos relatos, nos mantenemos escépticos.



-Hemos vivido toda la vida siendo testigos de la inmutabilidad de las leyes de la naturaleza que son precisas y confiables, y siempre funcionan de la misma manera.
-Tomemos, por ejemplo, la ley de la gravedad: los objetos pesados siempre caen en dirección a la tierra de modo que un albañil puede construir una casa sin que se le vuelen los materiales. 
-También tenemos la química: mezclando ciertos elementos en las proporciones correctas, obtenemos siempre los mismos resultados. 
-Así, un médico puede recetar un remedio, sabiendo el resultado con anticipación. 
-Además, podemos pronosticar el amanecer y el atardecer de un determinado día.
-Y hasta podemos saber con exactitud cuándo la luna bloquea ciertas áreas del sol, causando un eclipse. 
-Para la gente de la antigüedad un eclipse representaba un hecho sobrenatural que interpretaron como una advertencia enviada por Dios. 
-Hoy en día, para nosotros, representa un hecho perfectamente natural, que nos recuerda la precisión del universo en que nos encontramos.
-El cuerpo humano constituye un milagro, no porque desafía las leyes de la naturaleza, sino precisamente porque las obedece. 
-Nuestro aparato digestivo extrae sustancias nutritivas de la comida. La piel nos ayuda a regular la temperatura del cuerpo por medio de la transpiración. 
-Las pupilas de nuestros ojos se expanden y se contraen, respondiendo a la luz. 
-Inclusive cuando nos enfermamos, nuestros cuerpos poseen mecanismos de defensa que luchan contra la enfermedad. 
-Todas estas cosas maravillosas ocurren generalmente, sin que seamos plenamente conscientes, de acuerdo con las más precisas leyes de la naturaleza. 
-Esto, y no la legendaria separación de las aguas del Mar Rojo, constituye el verdadero milagro.
-Pero el carácter inalterable de estas leyes, que hace posibles la medicina y la astronomía, también causa problemas. 
-La gravedad hace caer a los objetos. A veces, éstos caen sobre las personas y las lastiman. 
-La gravedad también puede hacer caer a la gente de las ventanas o de las montañas. Otras, la gravedad nos hace resbalar en el hielo o hundirnos en el agua. 
-Todo esto significa que no podemos vivir sin gravedad y que, al mismo tiempo, tenemos que vivir con los peligros que causa.
-Las leyes de la naturaleza nos tratan a todos de igual manera. 
-No exceptúan a la gente útil o simpática. 
-Si un hombre entra en una casa habitada por alguien que sufre de una enfermedad infecciosa corre el riesgo de contagiarse. 
-No importa el motivo por el cual se encuentra en la casa puede que sea médico o ladrón: los gérmenes de la enfermedad no hacen distinciones. 
-Cuando Mario Aburto disparó sobre el candidato presidencial Colosio, en el momento en que apretó el gatillo, el destino estaba en las manos de las leyes de la naturaleza. 
-El hecho de que Colosio era una buena persona, o que México pueda mejorar o empeorar con su muerte, no afectará el curso de la bala ni la gravedad de la herida.
-Las leyes de la naturaleza no exceptúan a la gente simpática. 
-Una bala no tiene conciencia; tampoco un tumor maligno, o un automóvil que pierde el control. 
-Este es el motivo por el cual la gente buena se enferma y se lastima como cualquier otra. 
-No importa qué historias nos hayan contado sobre Daniel o Jonás en la escuela dominical, Dios no interrumpe las leyes de la naturaleza para proteger a los justos. 
-Esta es otra de las causas por las cuales, a veces, las cosas malas le acontecen a la gente buena, cosas  que Dios no provoca ni puede detener.
-Y realmente, ¿cómo podríamos vivir en este mundo si así lo hiciera? 
-Supongamos hipotéticamente que Dios se propone no dejar que nada malo le ocurra a una persona buena y piadosa. 
-Que si un Mario Aburto le dispara al candidato, sin importar cuán cuidadosamente apunta el arma, Dios hace que la bala no dé en el blanco; que si se rompe un ala del avión presidencial, Dios hará que aterrice exitósamente. 
-¿Acaso viviríamos en un mundo mejor si ciertas personas, por gracia divina, fueran inmunes a las leyes de la naturaleza, mientras el resto de nosotros tenemos que defendernos como podamos?
-Supongamos que yo fuese uno de los justos a quien Dios protege, debido a que soy una persona observante, caritativa, que posee una familia joven, que paso mi vida ayudando a los necesitados. 
-¿Qué significaría esto? ¿Acaso podría salir en mangas de camisa en un día frío, sin enfermarme, ya que Dios no permitiría que las fuerzas de la naturaleza me provoquen daño alguno?¿Podría cruzar una avenida en la luz roja y salir ileso? ¿O podría saltar de una ventana cuando estoy demasiado apurado como para tomar el ascensor? 
-Un mundo en el cual la gente buena sufre de los mismos peligros naturales que los demás ya es problemático. Pero un mundo en el cual la gente buena fuera inmune a las leyes de la naturaleza lo sería todavía más.
-Las compañías de seguros se refieren a los terremotos, huracanes y otros desastres naturales con el término "actos de Dios". 
-Considero que en estos casos están pronunciando el nombre de Dios en vano. No puedo creer que un terremoto que mata a miles de víctimas inocentes sin razón sea un acto de Dios. 
-Es obra de la naturaleza. La naturaleza es moralmente ciega, carece de valores y marcha siguiendo sus propias leyes, sin importarle quién se encuentra en su camino. 
-No creo que Dios está de parte de la justicia, de la equidad, de la compasión. Para mí, el terremoto no es un "acto de Dios". 
-En dado caso, el acto de Dios es el coraje que tienen las personas para reconstruir sus vidas después del terremoto, para ayudar a sus semejantes en todo lo posible.
-Cuando un puente se derrumba, cuando un dique se desploma, cuando el ala de un avión se rompe y mueren personas, no puedo ver allí un acto de Dios.
-No puedo creer que Dios quisiera que toda esa gente muriera en ese momento, o que deseaba que sólo perecieran algunos de ellos y no le quedó más remedio que condenar también a los otros.
-Creo que todas estas calamidades son obra de la naturaleza y que no existe una razón moral para que esas víctimas en particular hayan sido señaladas para sufrir el castigo.  
-Aplicando la inteligencia, tal vez algún día seremos capaces de conocer los procesos físicos que se esconden detrás de los terremotos, los huracanes y la fatiga de material, y así lograr anticiparlos y quizá hasta prevenirlos. Cuando esto ocurra, la cantidad de gente inocente que caiga víctima de estos así llamados "actos de Dios" será menor.
-No conozco el motivo por el cual algunas personas se enferman, mientras que otras permanecen sanas, pero sólo puedo suponer que esto ocurre debido a la acción de ciertas leyes naturales que están más allá de mi comprensión. No puedo creer que Dios "envía" una enfermedad a una persona específica por un motivo determinado. Tampoco puedo creer en un Dios que distribuye semanalmente su cuota de tumores malignos, que consulta su computadora para saber quién los merece más o puede soportarlos mejor. Podemos comprender que una persona que está enferma y sufre grite: "¿Qué hice par merecerme esto?", aunque sea ésta una pregunta errada. No nos enfermamos o sanamos por decreto divino. Sería mejor que nos preguntáramos: "¿Qué hago ahora, a quién le puedo pedir ayuda?" 
-Sería mejor considerar seriamente a Dios como a la fuente de valores morales si no le creamos la responsabilidad por todas las injusticias qué acontecen en el mundo.
-Aunque quizá sería mejor plantear nuestra pregunta de otra manera. En lugar de preguntarnos por qué tanto la buena como la mala gente tienen que sufrir las mismas leyes de la naturaleza. 

-Entonces, ¿No crees tú que exista  Dios?

-Bueno, yo creo en el Dios de Beruch Spinoza:




-En una cita de Beruch Spinoza nos dice:
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Sólo un tonto puede creer en los Milagros y atribuirlos a un Dios inteligente. ¡Cómo sí Dios fuera a violar sus propias leyes!
Beruch Spinoza, (1632 è 1677); filósofo y pensador holandés.
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-Para rematar te doy dos citas más de Beruch Spinoza:

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Cualquier cosa que sea contraria a la naturaleza lo es también a la razón, y cualquier cosa que sea contraria a la razón es absurda.
Beruch Spinoza
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La actividad más importante que un ser humano puede lograr es aprender para entender, porque entender es ser libre.
Beruch Spinoza
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domingo, 29 de marzo de 2015

Discurso de Fernando del Paso


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DISCURSO DEL ESCRITOR MEXICANO FERNANDO DEL PASO EN LA ENTREGA DEL PREMIO JOSÉ EMILIO PACHECO A LA EXCELENCIA LITERARIA
marzo 10, 2015

 Señoras y señores, querida familia, estimado Rafael Morcillo López, director de la FILEY, estimado Jurado del Premio José Emilio Pacheco a la Excelencia Literaria, distinguida profesora Sarah Poot-Herrera, distinguidos anfitriones meridenses, queridas Cristina Pacheco y Cristina Ruvalcaba, querido Rafael Tovar y de Teresa, querida Elena Poniatowska, queridos Vicente Quirarte y Elizabeth Corral:
“No amo a mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.”
Así dice uno de los poemas más hermosos y valientes que conozco, su autor es José Emilio Pacheco. En seguida el poeta agrega:
“Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente, puertos, bosques, desiertos, fortalezas,
una ciudad deshecha, gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.”
En esta ocasión, en la que vengo aquí, a Mérida, a aceptar y recoger un premio literario que lleva tu nombre, José Emilio, quiero aprovecharla para decirte algunas cosas, a ti que fuiste mi amigo y mi colega durante tantos años y sobre todo que fuiste un gran poeta por mí admirado, mi querido vate.
Quiero decirte que yo también amé a tu manera a esa patria de los cuantos bosques y ríos y de la ciudad monstruosa que fue tu cuna y la mía.
Quiero decirte lo que tú ya sabes: que hoy también me duele hasta el alma que nuestra patria chica, nuestra patria suave, parece desmoronarse y volver a ser la patria mitotera, la patria revoltosa y salvaje de los libros de historia.
Quiero decirte que a los casi ochenta años de edad me da pena aprender los nombres de los pueblos mexicanos que nunca aprendí en la escuela y que hoy me sé solo cuando en ellos ocurre una tremenda injusticia; sólo cuando en ellos corre la sangre: Chenalhó, Ayotzinapa, Tlatlaya, Petaquillas… ¡Qué pena, sí, qué vergüenza que sólo aprendamos su nombre cuando pasan a nuestra historia como pueblos bañados por la tragedia!
¡Qué pena también, que aprendamos cuando estamos viejos que los rarámuris o los triques mazatecas, son los nombres de pueblos mexicanos que nunca nos habían contado, y que sólo conocimos por la vez primera cuando fueron víctimas de un abuso o de un despojo por parte de compañías extranjeras o por parte de nuestras propias autoridades!
Parece mentira, José Emilio, que hayan pasado tantos años y todavía no hemos aprendido a no mancillar ese fulgor abstracto que alimentaba nuestra pasión por la patria.
¡Qué pena, sí, qué vergüenza!
Querido José Emilio: no me preguntes cómo pasa el tiempo; hace poco más de un año que te fuiste y no tuve oportunidad de hablar contigo de tantas cosas como hubiera querido. He sido un mal lector de tu obra y me arrepiento. Pero ahora estoy dispuesto a llenar este vacío con el recuerdo de tus palabras, de tu presencia y de tu lucidez. Nunca como hoy día me pregunto qué hicimos, José Emilio, de nuestra patria, a qué horas y cuándo se nos escapó de las manos esa patria dulce que tanto trabajo les costó a otros construir y sostener. ¡Ay, José Emilio! Sí, dime cuándo empezamos a olvidar que la patria no es una posesión de unos cuantos, que la patria pertenece a todos sus hijos por igual, no sólo a aquellos que la cantamos y que estamos muy orgullosos de hacerlo: también a aquellos que la sufren en silencio.
Tú mismo lo dijiste: los pobres, tarde o temprano ellos, en masa, heredarán la tierra. Tú nos invitaste a admirar su paciencia. Pero… ¿hasta cuándo, José Emilio, hasta cuándo? Ese día no parece llegar nunca: el Apocalipsis, como tú dices, todavía tiene que dar paso a varios comerciales y el centauro y el unicornio no han resucitado aún.
Cuando me enteré que había sido honrado con el premio que lleva tu nombre, José Emilio, una andanada de recuerdos se me vino encima. Éramos muy jóvenes y teníamos toda la vida por delante y toda la patria también… ¿Pero qué patria dime, la de nuestros padres, la de nuestros abuelos o la sola patria nuestra?
Éramos jóvenes, sí, y teníamos una enorme responsabilidad que cumplir: la de cuidar el patrimonio que habíamos heredado y cuya integridad se ha visto amenazada tantas veces. Dime, José Emilio: ¿cumplimos? Hoy que el país sufre de tanta corrupción y crimen, ¿basta con la denuncia pasiva? ¿basta con contar y cantar los hechos para hacer triunfar la justicia? ¿Es ético aceptar premios por nuestra obra y limitarnos a agradecerlos en público, como lo hago en estos momentos? No lo sé. Pero vale la pena plantear si nuestra posición sirve para algo.
“Algo se está quebrando en todas partes”, decías en uno de tus poemas. Algo, sí, mi corazón ante todo lo que sucede a nuestro alrededor, y se quiebran mis palabras, ¡Ay, José Emilio yo no sé para qué me meto en estos bretes, si bastaría acudir aquí y aceptar el premio! Pero no puedo quedarme callado ante tantas cosas que se nos han quebrado. ¿Qué se hizo del México post-68? Qué proyecto de país tenemos ahora… ¿Qué proyecto tienen quienes dicen gobernarlo? Me permito citarte una vez más, 
“conozco tu país —decía el gringo— pasé una noche en Tijuana / 
éstas son las palabras que me sé de tu idioma: / 
puta, ladrón, auxilio, me robaron”. 
¿En qué se diferencian estas palabras de “político, autoridad, socorro, me extorsionaron”?
¡Ay, José Emilio!: ¿Qué hemos hecho de nuestra patria impecable y diamantina? Insisto, José Emilio: no me preguntes cómo pasa el tiempo. Lo que te puedo y quiero decir ahora es que estoy viejo y enfermo, pero no he perdido la lucidez: sé quién soy, quién fuiste y sé lo que estoy haciendo y lo que estoy diciendo. Lo único que no sé es en qué país estoy viviendo. Pero conozco el olor de la corrupción; dime José Emilio: ¿A qué horas, cuándo, permitimos que México se corrompiera hasta los huesos? ¿A qué hora nuestro país se deshizo en nuestras manos para ser víctima del crimen organizado, el narcotráfico y la violencia?
¡Ay, José Emilio! ¿De qué nos sirve recoger aquí y allá premios y reconocimientos mientras nuestro país se desprestigia ante los ojos del mundo… mientras México se mexicaniza para estar de acuerdo con sus películas y las más negras de sus leyendas?
¡Ay, José Emilio! ¿Qué vamos a hacer, qué se puede hacer con veinte y tres mil desaparecidos en unos cuántos años? ¿O son veinte y tres mil cuarenta y dos? ¿Y cómo sabemos quienes son culpables? ¿O vamos a fabricar culpables por medio de la tortura, como es nuestra costumbre?
¡Ay, José Emilio! No sé qué más decirte. No sabes qué triste estoy. Acepto el premio que tiene tu nombre, porque sé que se me da de buena fe, no sin antes subrayar que lo más importante en la vida no es recibir galardones —aunque se merezcan— sino denunciar las injusticias que nos rodean.
Te hablo José Emilio, desde luego en español, la lengua que nos fue impuesta a sangre y fuego por los conquistadores, y que ahora es tan tuya y mía, como lo es de cualquier habitante de España misma, pero creo que también es una vergüenza que tengamos que vivir muchos años para enterarnos de la existencia de más de sesenta lenguas en nuestro territorio, por ejemplo el wixárica o kickapoo, cada vez que el grupo indígena que habla una de esas lenguas, sea víctima de un despojo, de un ultraje a la sacralidad de su territorio, o cuando el río o los ríos que lo sustentan se vean contaminados por una empresa minera o por la irresponsabilidad de las autoridades, o por la fracturación salvaje en busca de petróleo o gas shale que amenaza con consumir millones de litros de sus reservas acuáticas.
No me queda José Emilio sino despedirme y para ello utilizaré la segunda lengua que se habla en esta hermosa ciudad anfitriona de Mérida: el maya.
Gracias, José Emilio y gracias a todos ustedes, espero que nos encontremos una vez más cuando nuestro país sea de nuevo nuestro.
     Y por si acaso mis palabras no hayan sido suficientemente explosivas, termino con una auténtica bomba: 
“En la esquina de un estanque / 
había un sapo / 
lo quise agarrar / 
pero se me escapó”.
                               Gracias.
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sábado, 28 de marzo de 2015

Reflexiones (Mario Benedetti)



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DINERO, POSICIÓN Y RESPETO


Mario Benedetti

Esta mañana desperté emocionado con todas las cosas que tengo que hacer antes que el reloj sonara.
Tengo responsabilidades que cumplir hoy.
Soy importante.
Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme porque el día esta lluvioso o puedo dar gracias porque las plantas están siendo regadas.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero o puedo estar contento que mis finanzas me empujan a planear mis compras con inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
  Hoy puedo auto compadecerme por no tener muchos amigos o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela o puedo abrir mi mente enérgicamente y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogar o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente y cuerpo.
Hoy el día se presenta ante mi esperando a que yo le de forma y aquí estoy, soy el escultor.
  Lo que suceda hoy depende de mi, yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.
Que tengas un gran día… a menos que tengas otros planes.
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viernes, 27 de marzo de 2015

Citas Comentadas (Isaac Asimov)



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CITAS COMENTADAS DE
ISAAC ASIMOV



-Emilio, ¿me podrías comentar la siguiente cita de Isaac Asimov?

El deseo de creer incluso contra toda evidencia alimenta a las pseudociencias, desde la astrología hasta el creacionismo.

-En la cita anterior, Isaac Asimov nos dice que la astrología es un fraude.
-Emilio, como te conozco, sé que tú tampoco crees en la astrología, pero, ¿por qué no crees que los astros que vemos en el firmamento, en el mismo momento que los estamos viendo, nos están afectando en nuestras vidas?        

-¡Mira Marcela! todo en el universo se ve como era, nunca como es. Vemos el Sol como lo fue hace ocho minutos, a Sirio como aparecía hace nueve años, a las Pléyades como fueron hace 500 años. En la noches claras y sin luna, el ojo humano puede distinguir en la constelación de Andrómeda una nubecilla no mayor  que la Luna y que brilla con luz pálida. Es una de las galaxias exteriores y la vemos como fue hace dos millones de años, sin que podamos saber lo que haya ocurrido desde entonces a sus incontables estrellas.
        -La galaxia Andrómeda está en el borde más lejano de lo que puede percibirse a simple vista en nuestro firmamento, mas el telescopio nos permite penetrar millones de años en el pasado del universo. Y cuando colocamos las placas fotográficas más sensibles en los más potentes telescopios, salvamos millares de millones de años. Los rayos luminosos provenientes de esos cuerpos celestes tan remotos han sido llamados luz fósil, y en verdad que son mucho más viejos que la mayoría de los fósiles encontrados en la Tierra.
-Es maravilloso pensar que la luz, tan débil que una delgada capa de gas o una partícula de polvo basta para detenerla, puede viajar a velocidad constante de 300,000 kilómetros por segundo durante centenares de millones de años.
-Esos rayos nos muestran la relativa vacuidad del espacio y nos dan idea de la dilatada escala de su arquitectura.
     -¡O sea, Marcela!, en lo que los astrólogos se basan para decidir lo que esta pasando... ¡ya pasó!
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-¿Cómo puedes justificar esta cita de Isaac Asimov?

La falta de humanidad de la computadora consiste, en parte, en que una vez que se le programa y trabaja adecuadamente, su honradez es intachable.

-No hay manera de que un programa ya establecido y probado cambie su ejecución. Lo cual sí es factible en los seres humanos que, en cualquier momento, pueden dar su brazo a torcer.
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-Y, ¿qué me podrías decir respecto a esta otra cita de Isaac Asimov?

El organismo humano es maravilloso. ¿Cómo no iba a serlo si es el resultado de correcciones realizadas a lo largo de tres mil quinientos millones de años?

-La evolución biológica es el proceso continuo de transformación de las especies a través de cambios producidos en sucesivas generaciones, y que se ve reflejado en el cambio de las frecuencias alélicas de una población.
-La teoría de la evolución es el modelo científico que describe la transformación evolutiva y explica sus causas.
-Charles Darwin y Alfred Russel Wallace propusieron la selección natural como principal mecanismo de la evolución.
-Actualmente, la teoría de la evolución combina las propuestas de Darwin y Wallace con las leyes de Mendel y otros avances genéticos posteriores; por eso es llamada Teoría Sintética.
-En el seno de esta teoría, la evolución se define como un cambio en la frecuencia de los alelos en una población a lo largo de las generaciones.
-Este cambio puede ser causado por una cantidad de mecanismos diferentes: selección natural, deriva genética, mutación, migración.
-La Teoría Sintética ha sido enriquecida desde su formulación, en torno a 1940, por avances en otras disciplinas relacionadas, como la biología molecular, la genética del desarrollo o la paleontología.- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -   
-Finalmente, ¿qué comentario puedes darme en torno a esta otra cita de Asimov?

La Biblia tiene contenidos legendarios, históricos y éticos. Es posible considerarlos por separado, y uno no tiene porque aceptar las leyendas con el fin de obtener enseñanzas éticas. 

-Los fundamentalistas cometen un grave error al insistir en la veracidad de las escrituras, pues, como ejemplo, la narración de Adán y Eva, alejan a muchas personas que no las pueden aceptar.

-Independientemente de que soslayemos las narraciones que no pueden ser seguidas con sentido común como la hisoria de Adán y Eva y otras ¿me podrías dar ejemplos de enseñanzas útiles?

-Sabes tú, Marcela, ¿por qué prohibe el Antiguo Testamento comer carne de puerco? ¿Por qué a los antiguos israelitas les repugnaban las ranas? ¿Qué hay detrás de las normas de pureza de los cinco libros de la Ley de Moisés?

-No, ni idea tengo.

-Los teólogos creen que este estricto código estaba destinado a fortalecer la unidad del pueblo elegido entre sí y con Dios, pero según el biólogo Aloys Paul Hüttermann, profesor de botánica forestal y micrología de Gotinga, Alemania, tenía otros motivos.
-En su opinión, el Antiguo Testamento es el primer manual ecológico del mundo, "una guía detallada para el desarrollo sostenible".
-Hüttermann estudió la Biblia para ver cuánto sabían los israelitas sobre la naturaleza y concluyó:
"Hace más de dos mil años, los judíos ya debían de tener un profundo conocimiento de la ecología y las relaciones entre los seres vivos".
-Gracias a los mandamientos y prohibiciones establecidos en la Ley de Moisés pudieron "vivir en armonía con la naturaleza a través de los siglos, en un territorio árido y muy reducido".
-Desde su punto de vista, el antiguo Israel es "probablemente la única sociedad que logró practicar una economía sostenible durante muchos siglos".
-Hüttermann sostiene que "se puede leer la Biblia sin tener que aceptar la existencia de Dios. Es una cuestion muy distinta especular si los judíos habrían subsistido en un medio tan inhóspito de no haber sido por su fe en Dios".
-Para ilustrar su idea de que el Antiguo Testamento es una guía eficaz para el desarrollo sostenible, el científico cita en particular las normas de alimentación e higiene, muchas de las cuales pueden interpretarse como "mandamientos ecologistas".
-Por ejemplo, Levítico 11:1-8 prescribe que se puede comer cualquier animal de pezuña partida que rumie, "pero no los que sólo rumian o solo tienen partida la pezuña… El camello… el cerdo… serán inmundos para vosotros".
-De esta norma bíblica puede extraerse el mandamiento ecologista: 
"No criarás animales que compitan contigo por el alimento".
-La división entre animales puros e impuros tiene sentido desde el punto de vista biológico.
"Aunque los cerdos son buenos consumidores de forraje, también tienen necesidades nutricionales parecidas a las del hombre, por lo que rivalizaban con los judíos por el alimento. Los rumiantes, en cambio, sólo comen forraje y pueden digerir aun los pastos más fibrosos, no aptos para el consumo humano".
-Los camellos, pese a ser rumiantes, eran indispensables como bestias de carga y de tiro, de ahí quizá que estuvieran entre las especies protegidas.
-Así es como puede interpretarse el mandamiento ecológico contenido en Levítico 11:9-10: "Entre las criaturas acuáticas, todo cuanto tiene aletas y escamas… lo comeréis; pero abominaréis de cuanto no tiene aletas ni escamas".
-La prohibición se refiere a los anfibios, que se alimentan de insectos, sobre todo las ranas (en el antiguo Israel no había  langostas, congrejos ni anguilas).
-El caso de Bangladesh ilustra la necesidad de esta prohibición. En los años 70, los bangladesíes empezaron a capturar ranas en gran cantidad para exportarlas, porque sus ancas se consideran una exquisitez en Occidente. Al poco tiempo hubo un brote de paludismo en el país, incluso en regiones donde la enfermedad no era endémica. Al diezmar la población de ranas, Bangladesh perdió la defensa barata y eficaz que tenía contra el paludismo.
-Otro precepto ecológico se deduce de dos pasajes bíblicos:
"No plantes en tu viña semillas de dos clases…", dice Deuteronomio 22:9.
-En otras palabras, sembrar plantas perenes como el olivo o la vid junto con plantas anuales como los cereales empobrece la tierra.
-El otro pasaje, Levítico 19:23-25, establece: 
"Cuando plantareis árboles frutales de cualquier especie, durante tres años sus frutos serán para vosotros incircuncisos y no los comeréis. Al cuarto año, los consagraréis a Yahvé, y al quinto podréis ya comerlos".
-Esta norma se basa en el principio de que hay que dejar caer los frutos durante varios años para formar una capa de humus capaz de almacenar suficiente agua para nutrir los árboles maduros.
-Otro conocimiento se desprende del precepto del año sabático dispuesto en Éxodo 23:10-11: 
"Sembrarás tu tierra seis años y recogerás sus cosechas; al séptimo la dejarás descansar… Eso harás también con las viñas y los olivares".
-Dejar descansar la tierra es sensato desde el punto de vista agronómico, porque le permite fertilizarse en forma natural, y los resultados eran patentes: los judíos de la  época obtenían cosechas seis veces más abundantes que las semillas sembradas, rendimientos únicos en el mundo, que no se logró en Europa sino hasta el siglo XIX.
-La norma del año sabático no podía tener motivos religiosos porque es posible demostrar que se observaba en las ciudades.
-Algo que parece fascinante en la Biblia es la hipótesis de que los antiguos israelitas ya debían tener ciertos conocimientos de microbiología. Como prueba cita los preceptos de limpieza.
-Pueden interpretarse las normas de higiene del Antiguo Testamento, Levívitco 11:32-34 advierte contra animales pequeños como ratas y ratones: 
"Todo objeto sobre el que cayere uno de sus cadáveres será manchado… toda vasija de barro donde algo de esto caiga quedará manchada y la romperéis; todo alimento preparado con agua de esa vasija quedará manchado".
-Los judíos sabían que los cadáveres representaban peligro de enfermedad y muerte, porque las bacterias nocivas que inmediatamente proliferan en ellos pueden infectar la tierra.
-El pasaje de Levítico 11:37-38 también demuestra un avanzado conocimiento bacteriológico: 
"Si alguno de estos cuerpos muertos cayere sobre semillas que han de sembrarse, las semillas quedarían impuras; les tendréis por manchadas".
-Se sabe que los judíos solían remojar las semillas para apresurar su germinación. Las semillas húmedas son un medio ideal para la prolíferación de bacterias, mientras que secas se conservan intactas.
-Los mandamientos ecológicos de la Biblia nada tienen que ver con la revelación divina. 
"En ellos se trasluce un conocimiento adquirido mediante siglos de observación e investigación de la naturaleza, y transmitido por tradición oral de generación en generación, hasta quedar finalmente consagrado en el texto bíblico".
-En cambio, Hüttermann  considera que la investigación de la naturaleza sí tenía algunos motivos religiosos.
"Era la manera en que los judíos servían a Dios. Si sus huertos no daban frutos, era el castigo divino por algo que habían hecho mal. Y debían averiguar en qué consistía el pecado para no repetirlo".
-La conciencia ecológica también explica por qué los israelitas consideraban un pecado devastar las tierras de los pueblos a los que derrotaban, a diferencia de lo que hicieron después griegos y romanos.
"No dejarás tierras arrasadas a tu paso".
-Tal es el principio que se desprende de Deuteronomio 20:19: 
"Si para apoderarte de una ciudad enemiga tienes que hacer un largo asedio, no destruyas la arboleda, metiendo en ella el hacha; come sus  frutos y no los tales…" 
-Así pues, aun en caso de guerra, que es excusa para infringir todas las reglas, los judíos se sentían obligados a proteger el ambiente.
-El mundo ha tardado más de dos mil años para resdescubrir el mandamiento del desarrollo sostenible.
-No fue sino hasta la cumbre de 1992 en Río de Janeiro cuando los gobiernos participantes coincidieron en que la humanidad no tiene futuro a menos que deje de socavar los cimientos de la vida y de destruir los recursos de las generaciones venideras. Los judíos de la Biblia ya lo sabían, y vivían en consecuencia.
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jueves, 26 de marzo de 2015

Citas Comentadas (Aristóteles)


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                              CITAS COMENTADAS 
  DE ARISTÓTELES
  


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-Emilio, una cita de Aristóteles con la que no estoy de acuerdo es la siguientes:

La naturaleza sólo hace mujeres cuando no puede hacer hombres.

    -Aristóteles tiene razón. Por cada 106 varones nacen 100 hembras. La Naturaleza nunca se equivoca. La razón es que el primer año de vida mueren 6 varones quedando igualados.
        
-Y, ¿a qué se debe?

-Los bebitos tienen un cromosoma X y otro Y, en cambio, las bebitas tienen dos cromosomas X.
-Los bebitos son más suceptibles a enfermarse que las bebitas.
-Existen genopatías o sea enfermedades de origen genético, que sólo afectan a los varones, como la hemofilia, el daltonismo y otras más. En cambio, las mujeres por tener dos cromosomas X no son afectadas.
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-Emilio, me gustaría que me comentaras la siguiente cita también de Aristóteles:

Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama.

    -Cuando a un hijo se le da algo, no lo aprecia, pues no le costó el adquirirlo. En cambio,
cuando él empieza a trabajar y junta con esfuerzo para comprar algo, una vez adquirido,
lo cuida porque le costó.
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-Y, ¿qué me dices de la siguiente cita?

Enseñar no es una función vital, porque no tiene el fin en sí misma, la función vital es aprender.

    -Estoy de acuerdo, me consta, cuando yo doy una clase, los alumnos reciben la información, pero, si no están motivados, la información es fácilmente olvidada. Como dice una cita: "Yo puedo llevar al caballo a que tome agua al río, pero si él no quiere ¿qué se le va a hacer?"
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-¿Cuál es tu comentario para esta otra cita del gran filósofo Aristóteles?

El verdadero discípulo es el que supera al maestro.

    -Con  esta cita Aristóteles quisó decir que un discipulo dedicado aprende de su maestro y con el tiempo puede que llegue a superarlo.
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-Esta cita no me queda muy clara: ¿qué gano yo con hacer el bien?

La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.

    -Como maestro que soy, me siento muy contento cuando mis alumnos aprenden lo que les enseño. En ello radica mi premio.
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-Y, ¿qué me dices de la siguiente cita?

La multitud obedece más a la necesidad que a la razón y a los castigos más que al honor.

    -La mayoría es gente normal, que se va por el camino fácil. Sólo la gente superior prefiere el camino de la razón y la virtud.
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-Finalmente, ¿qué me comentas resplecto a esta otra cita de Aristóteles?

La excelencia es el arte que se alcanza a través del entrenamiento y el hábito.

    -Me parece que es cierto. Si uno tiene el hábito de hacer constantemente una tarea llegará a ser excelente en ello.
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