jueves, 12 de agosto de 2010

Nuestra Era

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-¡Oye Emilio!, se que los judíos y los árabes y los chinos, coreanos y japoneses tienen su propio calendario. Pero nosotros, los occidentales, cuando se habla de hechos históricos siempre hablamos que ocurrieron en algún año antes o después de nuestra era. ¿Qué me puedes decir del inicio de nuestro calendario?

-Como todo poder nuevo, la Iglesia cristiana cambia el punto cero de la era, lo establece según su propio orígen y lo logra.

-Y ¿a quíén se le ocurrió eso?

-En el año 532, un monje, Denis Le Petit, propuso el contar los años a partir del nacimiento de Cristo.

-Pero, ¡el nacimiento de Jesucristo fue el 25 de diciembre y no el primero de enero!

-Efectivamente, Jesús nació, como tu bien dices, Marcela, el 25 de diciembre, del año 732 de la era romana, bueno, esto es tema para otra ocasión, pero volviendo al tema, te dire que, la Iglesia adoptó la idea pero desplazando siete días para fijarla en una fecha estable, o sea el primer día del mes de enero.

-Y ¿cómo es que la Iglesia logró convencer a todo mundo del cambio de Calendario?

-Efectivamente, no creas que fue de inmediato que la gente aceptó el nuevo Calendario. Los pueblos de Europa, aunque cristianos no reconocieron rápidamente este calendario. Esos pueblos seguían los ritos ancestrales, y la Iglesia tuvo que tener paciencia con esa resistencia al cambio.
-En el nuevo ritmo impuesto por la Iglesia se impuso primero en los conventos con su secuencia de rezos y de oficios.
-El monasterio se vuelve un inmenso reloj para el uso del mundo; es el que impone una nueva manera de contar las horas y los días, a la vez que las nuevas fechas.
-A la inseguridad del mundo, el monasterio opone la disciplina la previsibilidad.
-A partir del alto medievo, en los conventos se cambia el nombre de las horas; y las veinticuatro horas se dividen en cuatro cuadrantes, cada uno de seis horas; la hora se fracciona en cuatro cuartos.
-Los monjes organizan los meses en semanas de siete días, según la tradición hebraica; el domingo ocupa el lugar del sábado y se vuelve un día consagrado al servicio del Dios cristiano.
-El sistema romano y su calendario caen progresivamente en el olvido.
-Para medir el tiempo, los monjes utilizaron los cuadrantes astronómicos, las clepsidras.
-Era el abad que anunciaba la hora a la comunidad; el control del anuncio del tiempo aparece, así, como un instrumento importante del poder.
-Someterse a esta señal es someterse a la autoridad, es decir al abad y, más allá, a Dios.
-El proceso de generalización del sistema de las horas pasa por el control de la Iglesia sobre la enseñanza; la Iglesia hace de policía, controla las pesas y medidas, administra los días y los años y, por un tiempo, el poder monárquico juega el juego de la Iglesia.
-Pero, con el tiempo, el poder civil, se hace cargo, una vez que se libera de la tutela de la Iglesia.
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