sábado, 19 de septiembre de 2009

La Educación en México

-Según la información que se da sobre el ranking de educación en el World Economic Forum, podemos darnos cuenta que México muestra las siguientes cifras:

2004 2005 2006 2007
42 59 58 52

-O, sea que estamos de la patada. Aunque, para consuelo, el país con peor clasificción es Paraguay con el puesto 121.
-Mis preguntas, Emilio, son: ¿cómo es la educación en México? y ¿que se debería hacer para salir adelante?

-Un artículo de Denise Dresser nos lo explica de manera objetiva, a continuación te leo fragmentos del mismo:
"Basta con mirar los libros de texto gratuito y la forma de exponer su contenido. Las escuelas mexicanas obligan a sus alumnos a memorizar pero no a reflexionar. Enfatizan datos y nombres de la historia nacional pero no el contexto para ponerlos en perspectiva. Centran su energía en cómo elevar la calificación para la prueba ENLACE, y no le prestan suficiente atención al objetivo final de la educación. Los métodos pedagógicos mexicanos acaban por aplastar el entusiasmo por el aprendizaje en vez de fomentarlo. Allí están millones de niños mexicanos, memorizando cantidades vastas de información inútil -la fecha de nacimiento de Vicente Guerrero, la fecha del fallecimiento de Benito Juárez- la cual regurgitan para cada examen y después olvidan. Allí están millones de niños mexicanos, aprendiendo todo sobre los héroes que nos dieron patria, a los cuales no se les está educando para que sepan cómo ser ciudadanos activos en ella. Haciendo planas, copiando párrafos, memorizando fechas. Acumulando la ignorancia en la forma de datos inertes.
La educación en los países exitosos y dinámicos es radicalmente diferente. Ayuda a desarrollar las facultades críticas de la mente, indispensables para avanzar en el mundo y en la vida. Pero la Alianza por la Educación sólo refuerzan un sistema educativo que enfatiza cómo tomar pruebas, cuando otros modelos enseñan cómo ponerse a pensar. El primer enfoque produce personas que sólo saben seguir instrucciones; el segundo produce personas propensas a innovar, crear, tomar riesgos, resolver problemas. En otros países a los estudiantes se les permite ser audaces, cuestionar a la autoridad, caerse y volverse a levantar. Ese es el tipo de educación que genera científicos y Premios Nobel y emprendedores y ciudadanos participativos. Ese es el tipo de cultura que no entrena a los niños a tomar exámenes sino a desarrollar sus talentos. Talentos necesarios como la creatividad, la curiosidad, el sentido de aventura, la ambición. Una cultura de aprendizaje que reta la sabiduría convencional e incluso a la autoridad intocable que la propaga. Una cultura de aprendizaje en la cual los alumnos aprenden a vivir con la boca abierta, con la mano alzada, preguntando, procesando, debatiendo con los maestros y no nada más copiando lo que escriben en el pizarrón. Un modelo educativo que premia el ingenio, la irreverencia, la capacidad para resolver problemas y no sólo lamentarse frente a ellos. Una verdadera revolución tanto en los contenidos como en los métodos que a México tanta falta le hace, y que no es prioridad en reforma tras reforma. El tema central de la Alianza anunciada sigue siendo cómo mejorar a los maestros, no cómo cambiar lo que enseñan ni la manera en la cual lo hacen. El énfasis principal de la Alianza anunciada es cómo modificar los incentives del Sindicato, no como construir ciudadanos emprendedores, flexibles, tolerantes, democráticos.
Para así, poco a poco, transformar un país donde según lo revela la Encuesta Nacional sobre la Discriminación, 48.4% de la población no permitiría que en su casa vivieran homosexuales. Donde 42.1 no permitiría que vivieran extranjeros. Donde 38.3% rechaza las personas con ideas diferentes a las suyas. Donde muchos mexicanos temen a los "otros" por su raza o su color de piel. Y precisamente por ello la educación en México tiene que abocarse a más que mejorar las evaluaciones de matemáticas y español. Debe tener miras más altas que ascender en las evaluacines PISA.
Tiene que centrarse en el tipo de país que queremos ser y el tipo de mexicanos que queremos educar. Un México capaz de triunfar gracias al vigor de su sociedad. Un México abierto al mundo; a ideas e inventos, a bienes y servicios, a personas y culturas. Un México capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias globales y reaccionar con rapidez ante los retos que entrañan. Un México capaz de crear los hábitos mentales que promueven la participación en voz de la apatía, la crítica en lugar de la claudicación, el optimismo de la voluntad por encima del pesimismo de la fracasomanía. Un país, de personas que piensan por sí mismas y no necesitan a políticos, líderes sindicales, maestros o intelectuales que les digan cómo hacerlo."
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