El delito de acoso sexual contra las mujeres en el trabajo, que los diputados franceses introdujeron en el Código Penal este fin de semana, satisfizo sólo parcialmente a las feministas, que desean ahora abrir un gran debate sobre el tema.
Hasta un año de cárcel y multas equivalentes a 16 mil dólares podrán ser aplicados a los hombres que se aprovechen de su situación dominante en oficinas y fábricas para exigir a sus subordinadas "favores de naturaleza sexual".
"Ya era tiempo", dicen las feministas recordando que, desde 1985, los tribunales franceses estaban sentados jurisprudencia en los pocos casos en que las mujeres se atrevían a denunciarlos abusos sufridos.
Groserias, manoseos y abusos vulgares son citados corrientemente pero también salen a la luz pública mini escándalos grotescos. Como el de ese viejo notario de Blaye Gironda, condenado el 20 de septiembre de 1989 a un mes de cárcel por haberse aprovechado sexualmente de una muy joeven colaboradora a la que aterró amenazándola con arañas.
O como el "destapado" en mayo del mismo año, cuando un tribunal de Lyon condenó a un patrón a pagar 3 mil dólares de daños y perjuicios a su secretaria, a la que obligaba a trabajar con minifalda y liguero y, a veces, a vestirse con un "uniforme militar". Y para colmo, no le pagaba.
Los "sátiros del trabajo" abundan! en Francia, según ciertas estadísticas, 30% de las mujeres son perseguidas sexualmente en las empresas.
El 30 de noviembre de 1985, un tribunal condenó a prisión y a multa a tres dirigentes de una empresa que brutalizaron sexualmente a una empleada y enseguida la obligaron a renunciar.
El 8 de diciembre de 1987, un dueño de empresa que además era adjunto del alcalde de una pequeña comuna, fue condenado y "desterrado" de la comuna por practicar "chantaje sexual" contra una de sus empleadas.
Más grave aún, el primero de julio de 1988,un empresario que abusó sexualmente de una de sus empleadas durante dos años fue condenado a refrescarse 10 meses en la sombra de una prisión.
Muchas mujeres, recordó una dirigente feminista, se ven a menudo forzadas a soportar las agresiones por que tienen hijos pequeños que mantener y porque saben que el dilema es aceptar o quedar cesantes.
Las dirigentes feministas se congratulan de la nueva norma legal introducida en el Código Penal por los diputados franceses, pero saben que la lucha no está terminada.
En efecto, se trata de una norma legal que deja incólumne el problema de la presentación de pruebas: ¿cómo una mujer acosada sexualmente puede probar ante el tribunal lo que está sufriendo?, ¿qué protección le dará la ley si lo hace y qué protección tendrán las o los colegas de la víctima que testimonien contra el patrón?
De ahí que en los círculos se plantea ahora la necesidad de abrir un gran debate público que pueda llevar a los legisladores a crear en Francia una verdadera política del "derecho al trabajo" para las mujeres. RFP.
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sábado, 3 de abril de 2010
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