lunes, 4 de febrero de 2013

Colibríes



        -Nuevamente en casa de la familia Munguía, me encuentro con el ingeniero don Francisco.

        -¡Don Francisco! ¡quiero que me platique acerca de los colibrís!

        -Como no, si te puedo hablar algo de ellos- me contestó, mientras mi esposa se encontraba con doña Alicia, en otra parte de la hermosa casa que tienen. Don Francisco y yo estamos  cómodamente sentados en sendos sillones de cuero rojo en su biblioteca.
        -En primer lugar, el plural de colibrí no es colibrís sino colibríes; si mal no recuerdo, de cuando estuve en la escuela, me enseñaron una regla gramatical que dice que las palabras que terminan en vocal acentuada forman su plural agregando la sílaba "es". ¡A ver, déjame pensar en algunos ejemplos!... de bambú tenemos bambúes, de alhelí, alhelíes... y de colibrí, colibríes.
        -Más o menos el 10% de todas las aves se alimentan de néctar, o sea un líquido dulce que fabrican muchas flores y del cual hacen la miel las abejas. A este grupo de aves pertenecen los colibríes. Los colibríes buscan las flores con corolas en forma de trompetas que tienen nectarios profundos. En estas flores no temen la competencia de las abejas. Sólo las mariposas, con sus largas lenguas, logran penetrar en tales corolas. y el irascible colibrí puede ahuyentarlas fácilmente. En su vertiginosa ronde de flores llevan polen de unas flores a otras siendo fecundadas sólo por este medio. Es interesante que notes que en la Naturaleza todo esta bien coordinado, una especie de colibrí nunca pasa de determinado tipo de flor a otro, siempre es de la misma clase, de otra forma, desaparecerían las especies de flores, habría un mezcolanza tremenda.

        -¡Pero es verdad que vuelan como helicópteros?

        -Sí, pero espérame, para allá voy. Los colibríes cuando vuelan producen un zumbido debido al rápido batir de sus alas. Según leí, no se dónde, la frecuencia con que baten sus alas es de 75 veces por segundo. Como muchas flores son demasiado frágiles para resistir el peso del colibrí, es que ha desarrollado la facultad de quedar suspendido en el aire, mientras chupa el néctar. Pueden ascender, descender o incluso volar hacia atrás, pero lo más notable es la de revolotear inmóviles, parecen, como tu dices, diminutos helicópteros.


        -Bueno, y, ¿por qué los demás pájaros no pueden hacer todas esas gracias?

        -La razón es que las alas de los colibríes, a diferencia de todas las demás aves, son rígidas con poco movimiento de "muñeca" y "coco"- Al decir esto don Francisco me mostraba su brazo rígido  y moviéndolo como remo -Al revolotear, el que mueve las alas hacia adelante y hacia atrás pero torcidas de modo que a proporcionan movimientos de sustentación más no de avance.
        -Los colibríes pertenecen al orden de los apodiformes, que en griego quiere decir "sin patas" debido a que sus patas son absurdamente pequeñas. Pues bien, el orden de los  apodiformes cuenta como con 400 especies a las cuales los naturalistas se han esforzado en encontrar nombres distintivos como rubí, esmeralda, cometa, etc.
       -Estos pajaritos son altamente individualistas, polígamos y promiscuos, y a menudo se cruzan con desenvoltura, lo cual ha dado interesantes especies híbridas. Las diferentes especies distan de ser idénticas. Muchas están adornadas en el mentón o con adornos de plumas en sus diminutas patas. La cola puede ser corta o de extraordinaria longitud en tamaño, algunos de ellos son tan pequeños como los abejorros, el más pequeño es el Sunsún, chuparrosita de Cuba o pájaro mosca que mide 3 centímetros de largo, que por cierto es el ave más pequeña del mundo.

        -¡Oiga don Francisco! y ¡qué tan grande es el mayor de los colibrís, perdón, colibríes?

        -El más grande es el "Gran Zumbador" de los Andes que es como del tamaño de una golondrina.

        -Además de México, ¿dónde más hay colibríes?

        -Los colibríes son exclusivamente de este continente, se les encuentra desde la fría Alaska hasta la no menos helada Tierra del Fuego, aunque claro, abundan más en las zonas tropicales pues les gusta mucho el calor. Sólo unas cuantas especies han olvidado las cálidas y floridas planicies y viven en las montañas cuyas cumbres están cubiertas casi siempre de nieve.
       -Las hembras una vez fecundadas, se convierten en hábiles constructoras de nidos y después en diligentes madres, fabrican sus nidos, que con frecuencia no exceden de dos centímetros y medio de diámetro, a gran velocidad, como hacen todo lo demás en su vida. Los nidos se encuentran perfectamente disimulados con líquenes y resultan casi invisibles. Generalmente los colocan sobre una rama o en sitios tan extraños como el nudo de una cuerda o la parte superior de una naranja pendiente del árbol. El fondo del nido se encuentra forrado con plumón suave y algodonoso ligado con hilo de telarañas que la hembra teje con la fina aguja de su pico. Por lo general ponen dos huevos blancos del tamaño de un chícharo. Al nacer las crías apenas son mayores que una caniquita. Al principio la madre tiene que darles de comer cada minuto, y parece casi imposible que la madre no atraviese la garganta de los polluelos cuando a la velocidad del rayo mete su pico para darles alimento regurgitado.

        -Y, ¿qué tan grande puede llegar a ser el pico de un colibrí?

        -El pico más largo es de 10 centímetros y pertenece al colibrí andino denominado "Pico de Espada".
        -Nada iguala la vivacidad de estos pajarillos, a no ser su coraje, o más bien su osadía. Se les ve perseguir con furia a pájaros veinte veces más grandes que ellos, aferrarse a su cuerpo y, dejándose arrebatar por su vuelo, picotearlos con desbordada rabia, hasta dejar saciado su furorcillo. Promueven entre ellos reñidos combates. La impaciencia parece ser el elemento de su vida, si se acercan a una flor y la encuentran marchita, arráncanle los pétalos con una precipitación que indica su despecho. Su voz sólo consiste en un grito: "screp, screp", frecuente y repetido, que dejan oir en los bosques, desde el amanecer hasta que a los primero rayos del sol, alzan el vuelo y se dispersan por los campos.

         -¿Qué tan rápido vuelan?


        -Vuelan con una velocidad de 50 kilómetros por hora. A menudo los podemos ver en los jardines, cerca del hombre, sin importarles la proximidad del mismo, pues saben que al menor peligro pueden escapar. El tiempo que les toma reaccionar es de 20 milisegundos.
        -Intensamente activos durante la mayor parte de las horas de vigilia, los colibríes gastan más energía, con relación a su tamaño, que cualquier otro animal. Si comparamos con el de un colibrí, el metabolismo humano es increíblemente ineficiente. Un hombre corriendo a su máxima velocidad consume proporcionalmente la décima parte de la energía que un colibrí revoloteando y se cansa antes. Algunos colibríes ingieren diariamente la mitad de su peso en azúcar y necesitan de proteínas las cuales obtienen de insectos que complementan su dieta. Su consumo es equivalente a unos 200 kilos de carne diarios.
        -El colibrí tiene unas mil plumas, la mitad de las de un petirrojo y la décima de las de un pollo. Pero es tan pequeño que, en realidad, es el más intensamente emplumado de todos los pájaros. Sus plumas reflejan y difractan la luz haciendo que el pájaro brille y cambie de coloración al moverse.
        -Los antiguos mexicanos conocían al colibrí con el nombre de HUITZITZILIN. Pero variaba la designación con que lo distinguían según fuese el color predominante que ostentaba; así, si le tenía bermeja, encendida como una tuna, era TENACHUITZITZILIN, si verde XIUHUITZITZILIN, si sólo había en él plumas blancas IZTAHUITZITZILIN;  y si azules QUETZALHUTZITZILIN; si le rodeaba el cuello un collar amarillo, TEZCACOZHUITZITZILIN y cuando lucía variedades de colores brillantes entonces se le nombraba COCHIOHUTZITZILIN.

        -Oiga don Francisco, ¡yo no sabía que usted supiera náhuatl!

        -Bueno, algo se le pega a uno. Has de saber que mi tía Justina nos enseñó algo de Náhuatl. Mi hermano Jorge, por si no lo sabes, es presidente del Club Náhuatl de México.

        -¡Caramba, don Francisco! ¡qué interesante!, y, dígame ¿dónde hay más colibríes en México?

        -En México hay colibríes en todas partes, pero especialmente en los esteros boscosos y manglares de Sinaloa, Sonora y Nayarit, pero, desgraciadamente están desapareciendo debido a que mueren por millares a manos de quienes los venden disecados como talismanes amorosos o "chupamirtos". Es creencia general que con un colibrí muerto que se lleva debajo de las ropas y encima del pecho, se deshacen los mayores desdenes de los amantes y se logra que el desamorado vuelva pronto a acercarse muy rendido de quién se apartó, pues se cree que no hay talismán más provechoso para conseguir y retener amores...
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