miércoles, 3 de febrero de 2010

Felis leo

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Pocos animales han dado lugar a tantas fábulas como el león.
Se le conoce desde la época en que los hombres vivían en las cavernas. Su despliegue geográfico ha coincidido con algunas de las primeras culturas humanas. Se han encontrado fósiles del antecesor del león actual, conocido como león de las cuevas (Felis spalaeus), en una gran parte del sureste europeo: en el valle del Danubio y Grecia. También, en alguna ocasión, estuvo grandemente expandido en toda Africa, a lo largo del occidente asiático: Siria, Palestina, Arabia, Mesopotamia, Persia e India.
Por la Biblia se sabe que el león vivió en Siria y Palestina, aunque no se tienen noticias de su exterminio en esos lugares.
Los antiguos egipcios lo conocían muy bien, como se puede ver en monumentos que lo representan en las más diversas situaciones de su vida.
Del tiempo de los romanos se tienen los siguientes datos: La primera lucha de leones fue organizada por el edil Scévola, la segunda por el dictador Sila, que tenía ya 100 leones.
Pompeyo hizo luchar 600, y Julio César 400.
En aquella época era muy difícil cazar leones, y por lo regular se cogían en fosos.
Se cuenta que Marco Antonio iba después de la batalla de Farsalia en un carro tirado por leones.
Hannón el cartaginés fue el primero que domesticó para si mismo un león. Por eso lo expulsaron de su patria creyéndose que el que intentaba domar leones sometería también a los hombres.
Adriano hizo matar muchas veces cien leones a la vez, Marco Aurelio mandó exterminar cien de ellos a flechazos. De este modo se disminuyeron de tal suerte que se prohibieron las cacerías contra ellos, a fin de que hubiera siempre suficiente número de fieras para las luchas del circo.
Sin embargo, hasta que se inventaron las armas de fuego no sonó la hora de la perdición para el regio animal.
En la actualidad el león solo sobrevive al sur del Sahara y en el aislado bosque de Gir, en la India.
El león, generalmente visto como el "rey de los animales", es conocido como la especie zoológica Felis leo , género Felis , tribu felinos , Familia Félidos , orden carniceros, clase mamíferos.
Solo en Africa existen no menos de 10 diferentes subespecies, en la India existe una. Se distinguen entre sí por el color del pelo, el tamaño y la región que habitan.
Las subespecies más importantes en la actualidad son tres: el león de Berbería (Felis leo leo ), el león del Senegal (Felis leo WSenegalensis), y el león de Persia (Felis leo Persicus ).
El león es el más fuerte y más valeroso carnicero, es un felino gigantesco, ocasionalmente excedido en longitud total por el tigre. La fuerza, la confianza en si mismo, se reflejan en su aspecto. Todo en él demuestra nobleza, cada movimiento aparece digno y acompasado, cuerpo y espíritu aparecen en perfecta armonía. Tiene el cuerpo robusto siendo la parte anterior más poderosa que la parte posterior. Su gran cabeza, casi cuadrada, se prolonga en un hocico ancho y romo. Tiene las orejas redondas, ojos vivos y brillantes, miembros robustos de una fuerza extraordinaria. Como todos los felinos, posee 5 dedos en las patas delanteras y 4 en las traseras. La última falange es muy móvil.
Los leones caminan sobre los dedos, y como cada uno de esos es una almohadilla elástica, el animal avanza con pisadas tan silencios que sus víctimas rara vez adivinan que se acerca, hasta que es demasiado tarde. Estas suaves patas aterciopeladas están provistas de un terrible arsenal de armas ocultas; sus garras largas y puntiagudas, que pueden surgir en un abrir y cerrar de ojos cuando da sus repentinos y mortíferos saltos.
Cuando el león sólo merodea, tiene las garras retraídas bajo envolturas protectoras de dura piel, de modo que no se embotan ni se rompen sobre el terreno duro y escabroso. Las mantiene afiladas y prontas para ser usadas, despedazando la corteza de los árboles del bosque.
El león macho tiene una melena larga y espesa formada por largos pelos que caen sobre las patas delanteras y se prolongan hasta la mitad del lomo y de los costados.
También en los leones machos la cola termina en una borla de pelos en donde esconde una uña que no le sirve para nada.
Cuando se deslizan por las tinieblas, los ojos les centellean como bolitas de fuego color ambar.
Los gatos domésticos y algunos de sus parientes salvajes tienen pupilas angostas que parecen ranuras pero las del león son siempre redondas, como las de las personas.
Además de sus maravillosos ojos, los leones tienen oídos muy finos y magnífico olfato. Pueden husmear cualquier animal cuando se hallan muy lejos.
Sus largos e hirsutos bigotes les sirven a modo de tentador para hallar el camino en las selvas más densas.
Todos los felinos, tienen los mismos tipos de dientes. Esos dientes parecen dos hileras de filosos escoplos, luego, a cada lado surge un diente largo y curvo que semeja un colmillo, y, más atrás, las muelas culminan en agudas puntas cortantes.
Además de ese terrible despliegue de cuchillería para cortar y desgarrar el alimento, todos los felinos, tienen lengua muy rugosa y córnea, con la que raspan y desprenden el último trozo de carne que puede quedarle a un hueso.
El león adulto es de una longitud de 2.3 metros desde la punta del hocico hasta el extremo de la cola.
Los leones viven por término medio 35 años.
A diferencia del resto de los felinos, el león es eminentemente sociable.
Viven en grupos, que pueden comprender 2 a 30 ejemplares. Las manadas de leones no son harenes, puesto que a menudo forman parte de ellas dos a o más machos adultos, ni son grupos exclusivamente familiares, aunque las leonas de una partida normalmente están emparentadas.
Una manada más o menos típica puede constar, además de los dos machos adultos, una hembra muy vieja y dos más jóvenes, una de estas con tres cachorros y la otra con dos.
El grupo no tiene una jerarquía rígida. El sistema, en el cual algunos miembros aceptan papeles de subordinados bajo los miembros dominantes, gobierna a muchas sociedades animales. Entre leones, sin embargo, los débiles pelean por sus derechos. Sufren cuando la comida es escasa, muriendo, a veces, varios cachorros de hambre.
A pesar de que es raro que todos los miembros de la manada anden juntos, el grupo dura años, y la mayoría de las leonas del grupo permanecen al mismo de por vida. Los machos, sin embargo, no son miembros permanentes del grupo. Algunos leones se van y se convierten en nómadas manteniendo el tamaño de la manada en proporción a la cantidad de animales que les sirven de comida en el territorio en que habita la manada.
Cada grupo se confina dentro de una área, que puede variar de 30 a 300 kilómetros cuadrados, en la cual otros leones no son tolerados fácilmente. Las áreas de las manadas se entrelapan extensamente, pero las manadas vecinas usualmente se evitan. Los machos patrullan los dominios de la manada, dejando "Tarjetas de llamada" con su olor mezclado con orina en los arbustos y hierba. Cualquier extraño nómada o miembro de alguna otra manada que huele el olor sabrá que el área está ocupada y qué tan recientemente ha pasado por ahí el dueño.
Cuando 2 leones nómadas llegan, un solo macho del grupo es incapaz de retener jurisdicción sobre el terreno de la manada y sus leonas. Después de que ha habido cambio de amo, las leonas fácilmente aceptan a sus nuevos amos.
Los leones generalmente evitan pelear, prefieren escoltar a los leones extraños afuera del àrea. Los encuentros entre los leones no son más que fintas, en las que mutuamente se muestran las garras acompañando con gruñidos feroces.
El sistema social de los leones está adaptado para la cacería en cooperación. El sistema es flexible, los miembros de la manada cazan juntos o dispersos, dependiendo del tamaño de la presa existente.
Las leonas de la manada hacen el 80 ó 90% de la caza mientras que los machos parecen holgazanear.
Contrariamente a la suposición general, los leones no son solamente parásitos indolentes que permanecen atrás con los cachorros mientras las leonas cazan. Proveen seguridad. Además, con su melena, que parece un haz de heno, al moverse detectarían su presencia a la presa auyentándola.
La presencia de los machos en la parte posterior protege a los cachorros de otros depredadores tales como hienas.
Cuando el macho muere, muchos de otras manadas se meten a la manada, sacando a su compañero macho y golpean fatalmente a varios de los cachorros. A la manada le toma tiempo el volver a obtener su estabilidad. En ese tiempo mueren 2 veces más cachorros que en las manadas vecinas.
El vivir en la manada obviamente tiene muchas ventajas: división de trabajo tal es como que un león cuida una presa para que no se la coman los buitres y otros animales, mientras que el resto va a saciar su sed; seguridad para aquel animal enfermo, incapaz de cazar que puede subsistir gracias a los esfuerzos de los demás; instrucción a los cachorros que no podrían aprender técnicas de caza por sí mismos, etc.
Las leonas crían en cualquier época del año. La hembra se separa de la manada para dar a luz en su sitio apartado, después de 100 días de gestación, nacen tres ó cuatro cachorritos, que pesan alrededor de kilo y medio cada uno. Durante los primeros meses de su vida, los cachorros tienen manchas como las de los leopardos, mismas que desaparecen a medida que pasa el tiempo.
Las primeras 10 semanas de la vida de un cachorro, antes de incorporarse a la manada, resultan críticas. Cuando la leona los abandona para ir a cazar son víctimas frecuentes de los depredadores.
Las relaciones se dulcifican en la manada al incorporarse los cachorros. Los machos adultos se hacen más tolerantes y cariñosos. Dos madres con crías, a veces, comparten la tarea de amamantarlos. La presencia de crías restringe los movimientos de la manada, pero al crecer los cachorros se van ampliando los desplazamientos y así, éstos pronto conocen todo el territorio.
En sus correrías los leones caminan, junto con los cachorros en una sola fila con algunos en los flancos.
Cuando buscan presa, cambian formación caminando en un ancho frente, manteniéndose los cachorros en la parte de atrás, pero suficientemente cerca para observar y aprender técnicas de cacería.
Cuando tienen un año, ya pueden ayudar a tumbar la presa. A los 18 meses ya se han convertido en diestros cazadores. Es ésta otra época crucial de su vida, porque la madre, probablemente, criará de nuevo y perderá interés en ellos.
Los miembros más viejos de la manada también contribuyen al infortunio de estos leoncitos, pues se tornan menos tolerantes robándoles sus presas y con frecuencia los expulsan de la manada.
La comida de los leones consiste de cebras, todos los antílopes, a veces búfalos, avestruces y ganado. Cuando caza, lo hacen buscando el lugar apropiado, acechando a sus presas escondiéndose detrás de hierba alta y arbustos, en espera de que algún animal muestre signos de distracción o haya bajado la cabeza para pastar. Sólo entonces puede el león aventurar un salto.
Como algunos herbívoros son más veloces que los leones, cuatro de cada cinco ataques fracasan. Sólo cazan cuando están medianamente hambrientos y después de matar a su víctima se atracan.
Un león hambriento puede comer de una vez hasta 35 kilos de carne, o, un quinto de su propio peso. Después de comer echa un largo sueño. Los leones pasan gran parte de su vida descansando o durmiendo.
Las hienas esperan en las proximidades hasta que los leones terminan de comer y luego se comen los restos dejados por los primeros, aunque, a veces, cuando escarcea la comida, se invierten los papeles. Cuando los leones están hambrientos, comen la carne que encuentran, incluyendo animales muertos de enfermedad. También vigilan a los buitres, por que saben que hay carne en donde se encuentren estas aves.
Cuando el león ruge, lo hace para indicar su presencia. Es terrible su efecto sobre los demás animales, la hiena, deja por un instante de aullar, el leopardo de gruñir, los monos lanzan agudos gritos y se refugian atemorizados en los árboles más altos, un silencio de muerte sucede a los balidos del ganado, los antílopes huyen con espanto por las breñas, el caballo comienza a temblar, no atiende ya a la palabra del que lo guía, arroja al jinete y busca su salvación en la veloz fuga, por último, el perro que no está adiestrado para la caza del león se refugia tembloroso junto a su amo. Los animales experimentan angustia y terror cuando al oír la voz de la fiera advierten su presencia, y aún en el caso de olfatearía sin divisar a su enemigo que todos saben que su proximidad equivale para ellos a la muerte.
Cuando el león llega a la vejez y no puede ya cazar, se acerca a los pueblos en busca de ganado. Aunque no roba todos los días los rebaños domésticos, el león puede llegar en algunos casos a comer hombres.
Como cosa curiosa puedo decir que es imposible figurarnos nada más amable que un león domesticado, así, observándose que el cabo de algún tiempo, no solo olvida su libertad, sino que hasta puede decirse que, se entrega en cuerpo y alma a su amo.
Por desgracia, el león esta desapareciendo, y ello se debe a la cacería sin medida que efectúa el hombre.
Existe en la Naturaleza un equilibrio, con seres que compiten unos con otros para sobrevivir, pero dependientes todos, los unos de los otros. Las manadas de leones, mantienen a los enormes rebaños de antílopes, cebras, jirafas y búfalos en constante movimiento, diezmándolos e impidiendo de paso que éstos se queden quietos en un lugar y dañen los pastos por exceso de consumo. Los animales cazan para vivir, pero el hombre lo hace con el interés de tener trofeos. Con esta actitud se ha creado el grave peligro del desequilibrio ecológico que consiste en lo siguiente: al desaparecer los leones, los antílopes y demás animales herbívoros acabarán con los pastos y la erosión volverá desiertos a lo que aún son grandes praderas.
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