martes, 4 de febrero de 2014

Davos 2014


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DAVOS 2014

                                                                 Bestriz Pagés

       El papa Francisco envió a la inauguración del Foro Económico  mundial de Davos, Suiza, que reúne a 40 jefes de Estado y a numerosos directivos de empresas multinacionales, un discurso sobre la desigualdad.


El hecho de que se haya invitado al Obispo de Roma a hacer un llamado en Davos y desde Davos, a construir un modelo económico basado en una distribución más justa de la riqueza  y en el que se tome en cuenta la dignidad humana, denota la profunda preocupación por la aparición de una Europa cada vez más pobre.

El judío polaco Zygmunt Bauman, autor del término tiempos líquidos, ha dado cuenta de cómo en países altamente desarrollados como Estados Unidos y la Gran Bretaña la pobreza tiene el mismo rostro de hambre y devastación que mostraba en el siglo XIX.

La desigualdad y no solo la pobreza es la amenaza que se levanta sobre el nuevo milenio. Cada vez un mayor número de investigadores coincidenen que la violencia -caso Michoacán-, el terrorismo, el crímen organizado -caso México-, los suicidios, la depresión de las sociedades tienen su raíz en dos mundos contrastantes que se miran, pero no se parecen entre sí.

En uno, domina el desempleo o subempleo, los bajos índices de educación, salud y calidad de vida; y en el otro los 85 ricos que, según el informe de la ONG Oxfam, tienen una fortuna que equivale a lo acumulado por el 50% de los pobres del mundo.

El discurso del papa argentino llegó a Davos después de que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicara, en su más reciente informe, que el desempleo a nivel mundial alcanza en la actualidad a 202 millones de seres humanos.

La OIT atribuye el desempleo masivo a la economía especulativa a que pocos -o nadie- invierten en generar fuentes de trabajo, y muchos, sobre todo los más acudalados, prefieren obtener ganancias a través de la Bolsa y de un sofisticado andamiaje financiero.

México llega a Davos en un contexto de crisis mundial, en el que no solo la economía, sino la política y la democracia occidental se encuentra severamente cuestionada.

Una democracia que, para la mayoría de la población o -para ésa que se manifiesta lo mismo en una España en bancarrota que en los países africanos, asiáticos, orientales o latinoamericanos-, ya no sirve para dar respuesta a lo que  necesita la gente.

México, entonces, aterrizó en el Foro Económico Mundial con un paquete de reformas modernizadoras -energética, telecomunicaciones, fiscal y de transparencia-, pero al mismo tiempo con un portafolio a reventar de problemas sociales, cuyo origen está precisamente en la desigualdad.

La visión del presidente Enrique Peña Nieto coincide con la del papa Francisco. Fenómenos como el de la violencia solo pueden ser arrancados de raíz atendiendo lo social, pero ¿cuántos de los jefes de gobierno, y lideres que asistieron a Davos, a ese manicomio liderado, por una elite internacional cuya forma de hacer negocios constiutye un suicidio para la humanidad, habrán tenido oídos para escuchar al sumo pontifice?
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Tomado de la revista SIEMPRE 2163
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