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UN HÍBRIDO SINIESTRO
Señor Director del
Evening Transcript:
Como ciudadano respetuoso de las leyes y cumplido contribuyente,
quiero expresar mi más enérgica protesta, en nombre de los habitantes de Forest
Hill, contra las autoridades municipales.
Nuestro barrio, antes tranquilo, se ha visto invadido por mexicanos
que innecesariamente lo atraviesan para ir o regresar de su trabajo -ilegal- en
las fábricas Milton.
Aunque hasta el momento no hemos tenido que lamentar ningún hecho de
sangre, en Forest Hill sufrimos constantemente pequeños robos -botellas de
leche, periódicos, útiles de jardinería, ropa tendida a secar- que no pueden
atribuirse sino a los mexicanos.
Esta banda famélica y aterradora nos ha hundido en constante zozobra
por la seguridad de nuestras familias y nuestras propiedades.
¿Quién puede reposar tranquilo si sabe que a las puertas de su casa
hay una bestia extranjera, sedienta de hurtos y crimen?
Hemos tolerado a los negros que, después de todo, nacieron en este
gran país de la libertad y nos sirven respetuosa eficazmente.
No hay razón alguna para manifestar igual benevolencia con las hordas
del sur, pues vienen a despojarnos de trabajos, a inquietarnos y a ensuciar con
su horrible presencia la estética de nuestra ciudad-jardín.
Un mexicano es un híbrido siniestro. Recoge lo peor de dos infelices
razas: la crueldad azteca, su odio insaciable a la civilización, y el
fanatismo, la inescrupulosidad, la torpeza, el desaseo y la indolencia de los
españoles.
Su llegada masiva a nuestro país en este 1927 anuncia horas sombrías
para el género humano.
Respetuosa pero enérgicamente, señor Director, me interesa dejar muy
claro que si las autoridades no intervienen, sabremos hacernos justicia por
nuestra propia mano.
Afortunadamente, quiso la Providencia que nuestros invasores fueran
identificables a primera vista por su aspecto simiesco, su fealdad zoológica y
su estupidez congénita.
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