domingo, 10 de mayo de 2015

Tartamudez


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TARTAMUDEZ


-Emilio, en el trabajo hay un compañero al que le decimos “el tracatraca” porque es tartamudo. ¿A qué se debe que una persona lo sea?


-La tartamudez se produce cuando, al intentar pronunciar una frase, los músculos del habla sufren un espasmo. Este puede ser total o inicial.
En el primer caso el bloqueo del discurso es absoluto, mientras que en el segundo, el más frecuente, el espasmo es repetitivo.





-¿Es cierto que las personas que tartamudean son solamente hombres?


    -El hecho de que sea más frecuente en hombres que en mujeres y que suelan padecerla otros miembros de la misma familia -aunque sean varias generaciones atrás- hace pensar que la tartamudez sea herditaria, con característica ligada al sexo.


-Ahora que lo dices, en mi vida sólo he conocido solamente a dos tartamudos y ambos hombres.


-Por otro lado, la disfunción se manifiesta generalmente entre los dos y tres años de edad, o bien, entre los seis y ocho, dos periodos críticos en el desarrollo del lenguaje en el niño, unido a que se acentúe al hablar ante extraños o ante un auditorio, constituye un claro indicio de que se debe a alteraciones psicosociales y ambientales.


-¿Hay diferentes tipos de tartamudos?


-Sí, existen dos tipos de tartamudos:
el tartamudo-explosivo y 
  • el tartamudo-ametralladora. 
-Seguramente tu compañero de oficina es del tipo tartamudo-ametralladora.


-¿Quién es el más grande especialista en tartamudez en el mundo?






-Probablemente lo sea el doctor James Greene, de la clínica Nacional para Perturbaciones de la Palabra, en Nueva York.




-Y, ¿cómo es que se decidió a especializarse en la curación de la tartamudez?


-Su padre había querido hacer de él un violinista. Pero el violín no era lo suyo. Cuando su padre, que era hombre adinerado, se convenció de que él no había nacido para músico, lo mandó a una universidad a estudiar medicina. Concluída la carrera decidió establecerse en Nueva York, y no le fue muy bien. El doctor Greene cuenta que un día en que se estaba preguntándo cómo iba a arreglárselas para pagar la renta, sin tener que pedírle ayuda a su padre, se le presentó en su consultorio su primer paciente.
     -No era lo que, en rigor, podía llamarse un enfermo: era un tartamudo que quería que le destrabara la lengua.
-Por aquel entonces, los médicos no curaban eso. El tartamudo dejaba de serlo porque sí, o seguía tartamudeando toda la vida. El joven paciente estaba desesperado y quería que se le hiciera una operación.
-El doctor Greene lo disuadió de su empeño y, consolándolo cuanto pudo, lo despidió. Sin embargo, empezó a leer con ahinco todo lo que hasta entonces se había escrito (que en verdad no era mucho) acerca de perturbaciones de la palabra. Creyendo haber hallado algo que daba esperanza, escribió al joven diciéndole que fuera a verlo. A los pocos días se presentó en su consulta una anciana vestida de luto, la cual le dijo que la carta había llegado demasiado tarde, cuando ya su hijo había muerto. El infeliz se había caído de un tejado.
"Era mi primer paciente. No pueden ustedes imaginar cuánto me hizo pensar, estudiar y devanarme los sesos". cuenta el doctor Greene.
-Por los datos estadísticos, el doctor Greene se enteró que existían millones de tartamudos que no podían ganarse la vida, por no hallar colocación a causa de su defecto, y pensó que alguien debía hacer algo por esos desdichados.
-Por azares de la vida, el doctor Greene fue a Berlín a completar sus estudios, donde entró como practicante en una clínica que tenía por especialidad los defectos orales. Allí aprendió que la tartamudez no es fundamentalmente producida por una perturbación de los órganos de la voz, sino un desarreglo general de todo el sistema nervioso. El tartamudo no tiene en realidad ninguna deficiencia en la lengua; lo que tiene es zozobra crónica (a menudo inconsciente; sufre de la neurosis de la ansiedad, que le trastorna todo el organismo.
-De regreso a Nueva York, sin
que se le hubiera ocurrido la idea de que era necesario que alguien se interesara por estos desgraciados e hiciera algo par ayudarlos, un día, tras mucho meditar, se le ocurrió que tal vez, después de todo, fuese él mismo el consabido alguien.
-No teniendo fondos, y no queriendo pedirlos a su padre, a quién ya le había costado mucho, en compañía de uno de sus viejos amigos, juntando sus ahorros, se aventuraron a abrir la primera clínica para perturbaciones de la palabra que se estableció en Nueva York.
-Tropezaron con muchas dificultades, tuvieron muchos fracasos, pero... ¡los tartamudos dejaban de tartamudear!
-El doctor ha tenido muchos pacientes célebres: pero halla su mayor placer en curar personas que, a causa de la tartamudez, no pueden hallar empleo y que, no teniendo nada, nada le pagan. Les ayuda a conseguir colocación durante el tratamiento, y al fin las despide, ya curados. En su clínica reciben tratamiento hasta 200 personas por día.
-El doctor Greene escribe artículos científicos para las revistas médicas, en los cuales insiste en que la tartamudez es una gran desgracia y en que el reírse de los tartamudos es falta de caridad. Sin embargo, a menudo un chiste saca de sus aprietos a un enfermo que se atasca o desconcierta.


-¿No se puede curar la tartamudez con alguna intervención quirúrgica?


-Como te decía, la tartamudez no es producida por una perturbación de los órganos de la voz, sino un desarreglo general de todo el sistema nervioso. A veces se emplean la manipulación, el masaje y la electricidad, sobre todo en personas que hablan en falsete; pero, por regla general, el defecto se trata más como síntoma que como enfermedad. La enfermedad verdadera es la zozobra, curada la cual, la tartamudez, que es su síntoma, desaparece naturalemente. El modo principal de mitigar los impedimentos funcionales de la palabra es enseñar al enfermo a relajar los músculos, coordinar sus movimientos y someter sus emociones al dominio de la inteligencia y la voluntad. La personalidad entera del tartamudo pasa por un procedimiento sistemático de reorganización.


-¿Qué se hace como terapia en esa clínica?


-En una de las salas, en una clase de adultos, se lee al unísono con el maestro; en otra hay conversaciones, representaciones teatrales con tartamudos como actores, y canto a coro. También hay clases de ejercicios gimnásticos hechos al compás de la música, pues muchos tartamudos tienen defectos semejantes a los del tartamudeo en los movimientos de varios músculos del cuerpo no relacionados con la voz.


-Y a los niños tartamudos, ¿cómo se les trata?


-En una una sala adornada con cuadros amenos de niños, hadas y animales domésticos y lleno de juguetes y cajas con arena limpia de mar. Las maestras, que enseñan a los niños jugando con ellos, o dirigiendo sus juegos de acuerdo con métodos bien estudiados, son tan festivas como pacientes.
-En una ocación se le preguntó al doctor Ernest G. Lion, eminente psiquiatra de la Universidad de Yale, que había ido a estudiar los métodos del doctor Greene, lo que opinaba de los resultados obtenidos y contesto:
"¡Maravillosos!, he estado pensando en los efectos que tendrá el procedimiento del doctor Greene, hoy que se reconoce universalmente que la tartamudez es una manifestación de desórdenes emocionles en que el temor desempeña papel muy importnte.


-¿Tienen los zurdos problemas de tartamudez?


-El uso de la mano derecha por personas congénitamente zurdas quizá influya en algunos casos, pero la teoría de que tal fenómeno es la clave que resuelve el problema de la tartamudez ya se ha descartado por inadecuada.
-Las objeciones que se aducen contra todo tratamiento que no extirpe por completo la neurosis del enfermo, son que la tartamudez pueda volver a aparecer después de algún tiempo, y que la neurosis puede trasladarse a otras regiones del cuerpo y producir males peores.
-El doctor Greene cree que un tartamudo que ha dejado de tartamudear tiene mayor probabilidad de dominar su neurosis que uno que sigue tartamudeando hasta que algún psiquiatra le diga que ya no hay peligro en contener el mal.
-El doctor Greene se enorgullece tanto de sus "alumnos" como Albert Schweizer lo haría al salvar las vidas de una tribu africana. Varios de los enfermos que estaban en vías de curación hablan como si hubieran experimentado una profunda transformación semejante a la conversión religiosa.
-Un tartamudo que hace quince años era maquinista y que, después de curado, abrazó la carrera eclesiástica, dijo: "El tratamiento transformó completamente todo mi ser".
-El doctor Greene, además de haber sido el iniciador del tratamiento médico de la tartumedez, ha curado más tartamudos que ningún otro médico y que ningún otro hospital de caridad.


-¿A cuántos tartamudos habrá curado el doctor Green?


-Se dice que ascienden a 24,000 el número de tartamudos que ha curado hasta ahora. El ayudar así a sus semejantes es su mayor placer.
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